Tres fotos, tres comentarios:

1) Zampabollos
2) Zampabollos (versión reducida)
3) Mucha sonrisa pero es más guapa la Netrebko.

Hala.

La verdad es que últimamente ver llover (y más aun, nevar) se está haciendo algo difícil de ver en Tenerife.

Nuestra "Tremporada" (Almaviva dixit) finaliza ahora en noviembre... pero por falta de Momus no será...

Pero para el año que viene Flórez cantará un Elixir en Gran Canaria y hay un Don Pascual que promete mucho (los dos en el Cuyás) Podríamos organizarnos y hacer una visita a nuestro añorado Amfortas.

Il Frate

...el título no es mío sino del sr Ignacio Deleyto Alcalá, que escribe lo siguente en la revista Mundo Clásico.
...aunque yo hubiera podido escribir ese título no creéis?

Oviedo, 24.10.2004. Teatro Campoamor. Juan Diego Flórez, tenor. Vincenzo Scalera, piano. Primera parte: W. A. Mozart: “Ridente la calma’, ‘Si spande al sole in faccia’ de Il Re Pastore; V. Bellini: ‘Vanne, o rosa fortunata’, ‘È serbata a questo acciaro’ de I Capuletti ed I Montecchi; G. Rossini: ‘L’esule’, ‘Cessa de più resistere’ de Il Barbiere di Siviglia. Segunda parte: ‘La speranza più soave’ de Semiramide; R. M. Ayarza de Morales: ‘La Rosa y el Clavel’, ‘Hasta la guitarra llora’; Anónimo (arreglo de J.D. Flórez): ‘La Jarra de Oro’; G. Donizetti: ‘Una furtiva lagrima’ de L’elisir d’amore; Ch.W. Gluck: ‘J’ai perdu mon Euryidice’ & ‘L’espoir renaît en mon âme’ de Orphée et Eurydice; G. Donizetti: ‘Allegro io son’ de Rita. Fuera de programa: G. Donizetti: ‘Ah, mes amis’ de La Fille du régiment; G. Verdi: ‘La donna è mobile’ de Rigoletto. LVII Temporada de Ópera de Oviedo. Aforo: 1440 localidades. Asistencia: 95%.
Una afoto de JDF

y la crónica..
Parece necesario empezar nuestra reseña felicitando a la A.A.A.O. por traer a Oviedo a Juan Diego Flórez. Además del esfuerzo económico que ha debido suponer contratar a uno de los tenores de moda, el hecho de poder contar con una de las primeras figuras del panorama lírico internacional es una clara apuesta por la búsqueda de propuestas de calidad para un teatro de marcada tradición belcantista que no quiere perder sus señas de identidad. Este recital pasará a la historia del teatro como uno de los eventos líricos más emocionantes de los últimos tiempos. Pocas veces se habrá vivido en el Campoamor un éxito tan rotundo con un público puesto en pie ovacionando y jaleando insistentemente al tenor peruano tras un recital magistral repleto de toques de primerísima calidad.

Juan Diego Flórez, alumno del gran rossiniano y compatriota Ernesto Palacio, demostró en el Campoamor porqué se lo rifan los mejores teatros del mundo y, sobre todo, dejó bien claro que su actual éxito no es sólo fruto de campañas de marketing por parte de discográficas y poderosos agentes sino de talento, rigor estilístico y técnica prodigiosa. Además, su carácter afable, su accesibilidad durante y después del recital, la complicidad que consiguió con el público hizo que todos viéramos su calidad humana en un mundillo plagado de un divismo a veces poco justificado.

Por todo ello en esta ocasión es difícil no deshacerse en elogios. Por supuesto que hubo momentos que nos gustaron menos como su Mozart, algo afectado, refinado y en exceso italianizante pero incluso aquí su control sobre el instrumento, su habilidad para ornamentar y su bello fraseo se impusieron sobre el estilo. Una vez metido en su repertorio natural, Bellini, Donizetti y Rossini, sacó todas sus armas para convencer en cada aria ante más de mil personas. Flórez es un tenor de voz no demasiado grande pero con suficiente cuerpo y volumen. Su legato, la facilidad y limpieza en las agilidades, una cuidada media voz, su naturalidad atacando los agudos y su dominio en la respiración no son aspectos que se dejan ver con frecuencia en un mismo cantante. Si a eso le añadimos una musicalidad innata, un bello timbre y una seguridad a prueba de bombas, no es difícil suponer que muy pocos son capaces hoy en día de estar a su altura. En varias ocasiones interrumpió el recital para explicar que no se encontraba bien del todo por una sequedad en la garganta provocada por tanto desplazamiento en avión. La pregunta parece obvia: ¿cómo habría cantado de haber estado en plenas facultades?

La segunda parte fue seguramente mejor que la primera. Cambió sobre la marcha el programa añadiendo un aria de Semiramide (¡cómo nos hubiera gustado oírle en “Languir per una bella” que tan bien cantara Palacio!) y sustituyendo Gluck por Donizetti ante la sonora aprobación del auditorio. Tras dos canciones peruanas que encandilaron al público, el tenor se dedicó a interpretar algunas de las arias más famosas del repertorio, entre ellas, “Una furtiva lagrima”de Donizetti, o el “J’ai perdu mon Eurydice” de Gluck para terminar con propinas como “Ah, mes amis”, soberbiamente interpretada, y “La donna e mobile” sosteniendo aquí el agudo final con insolencia tras lo cual el enfervorizado público respondió con apelativos como “¡Animal!”, “¡Fenómeno!”, “¡Máquina!” y otras lindezas del mismo calibre.

Terminó su recital con la repetición de la última parte del aria de Rossini “Cessa di piu resistere”, con la que había cerrado la primera parte, previa alocución al respetable: “Me han de disculpar. No tenemos preparadas más propinas. La culpa es del pianista” lo cual provocó las risas y otra lluvia de aplausos. ¿Para qué seguir? Triunfo absoluto y éxito rotundo a los que contribuyó, no lo olvidemos, el excepcional acompañamiento de Vincenzo Scalera al piano.

Este hombre es impresionante, tengo cuatro o cinco discos de él, algunos de ellos directos y me parecía increible que hubiese alguien con la voz tan perfectamente colocada siempre y con ese control exultante de la misma, pero pensé...Habrá que verlo en directo riguroso.
Y vaya que si lo ví, y nada más y nada menos que en los Puritanos que interpretó junto a Mariola Cantarero y Simón Orfila en las Palmas de Gran Canaria. Estuvo increible, los Res sobreagudos eran claros, colocadísimos como cualquier nota del centro de la voz y sin una pequeña muesca de estrechez. Realmente este hombre me fascina.
Ahora bien los otros mencionados anteriormente tampoco se puede decir que lo hiciesen mal, de hecho Mariola fue la mejor de toda la ópera con diferencia. Bueno, bueno no sigo que me tiro aquí la noche, como diría Jesulín IN- CREIBLES.
Viva J.D.Flores

Mmm... ¿estaría el señor sentado cerca de los muleros?

Il Frate