Yo también estuve en la función de ayer. Mi veredicto (Sharpless, a solas con el derecho, apreciaría este uso judicial
) es que se trató de una representación, simplemente, "disfrutable".
La ópera, más allá de un par de momentos intensos y melodiosos, no es, en sí misma, gran cosa. Del libreto, mejor no hablar (¿quién teme a García Gutiérrez?
). A mi alrededor, la gente se reía a carcajada limpia. Hay que ver, luego llega Irina Brook y no consigue que el respetable ni se sonría siquiera
.
Dicho lo cual, vayamos a los cantantes:
Lo mejor de todo, sin duda alguna, Violeta Urmana. El papel de Gioconda es desagradecido: da nombre a la ópera pero uno se va con la sensación de que casi no aparece. Cantó muy bien "Suicidio!", a pesar de los tibios aplausos... Temo que la cuestión no es cosa del estreno, Siddharta
.
La actuación de Fiorillo podría calificarse de simplemente solvente: da la talla, pero le fallan algunos aspectos (entre otros, el fiato: cortísimo). Lástima la cancelación de D'Intino, me apetecía mucho escucharla.
Carl Tanner... En fin, es Carl Tanner. Llega a los agudos de "Cielo e mare", pero no frasea lo más mínimo y su timbre resulta horrísono. Justito, justito todo el rato... una pereza.
Ataneli no consigue los tintes perversos de Barnaba: queda pálido, cutre. No canta mal el muchacho, pero se puede dar mucho más en ese papel.
El peor -coincido con todos- Anastassov. Tiene una voz muy pequeña y a todas luces insuficiente. Se le oía gracias a Pidò, preocupadísimo de mantener el volumen para la comodidad del reparto (¿qué habría pasado con López Cobos? Apuesto a que se habría defenestrado bastante más a los cantantes). A pesar de ello, disiento en las alabanzas al director: si algo tiene
La Gioconda, aparte de un par de arias muy bonitas y una historia que se adelanta a André Breton, es intensidad, fuerza, expresión, drama... exceso. Faltaba eso en la música. (Toma, qué cascarrabias me he vuelto. ¡Si hasta parece que sé de lo que hablo!
)
En cuanto a la Danza de las Horas... Dejando aparte que yo la cortaría (sí, ¿qué pasa? Considero el ballet siempre injustificado e irritante en la ópera), la verdad es que me sorprende el entusiasmo fervoroso que despertó: ahora me entero que la gente va a
La Gioconda para ver bailar a Corella
. En serio: de juzgado de guardia que se aplauda con más entusiasmo eso que el aria de Urmana.
En cuanto a la puesta en escena, un par de notas: los cuatro actos se basan en la presencia, en diferentes modos y posiciones, de escaleras y puentes (muy veneciano, oiga). Supongo que pretende evocar las relaciones de poder que rigen la obra, ya que, en bastantes ocasiones, los personajes de autoridad (como Alvise, por ejemplo) aparecen en lo más alto de ellas. También es recurrente la presencia de altares de diferente índole, un poco para recordarnos que la obra trata del sacrificio. En definitiva: no molesta, pero no aporta gran cosa. Opta por trasladar la historia a un campo algo abstracto (no parece que la fiesta de Alvise se dé en un recinto cerrado, por ejemplo).
En justicia hay que decir que debe resultar poco menos que imposible hacer algo no risible con esta historia... A pesar de todo, uno se lo pasa bien, en serio.
P.D.: Confirmo que la función acaba cerca de las 00.00, diga lo que diga el programa de mano.