Sin haber sido nunca para mi La Gioconda una opera meritoria en ningún sentido, confieso que siempre he tenido atracción por todos los trabajos de Arrigo Boito, y eso fue lo que me condujo hace unos años ha analizar detenidamente esta obra de Ponchielli, en la que Boito, con el pseudonimo de Tobia Gorrio firmo el libreto; y es que a mi con Boito me sucede como con el cerdo: que me gusta de él hasta los andares! Hoy en día es una tarea complicada para cualquier teatro de ópera programar una Gioconda, como lo es programar Huguenots, Puritani u otras obras que en el pasado gozaban del aprecio del público, y no es que los gustos hayan cambiado en exceso, si no que se necesitan muchos - y buenos- cantantes sobre un escenario, y quiza sea por este motivo por lo que hoy en día menudean sus representaciones a nivel mundial.
De esta Gioconda, a la que asistí ayer día 26 se puede asegurar que es notable por varios aspectos. Por un lado la dirección de escena de Pizzi, cuidada y equilibrada, en la que propone una Venecia ordenadamente simétrica, basada en un estilismo arquitectónico, con una escena muy bien iluminada y un bellísimo vestuario que emplea los colores blanco, rojo y una variedad infinita de grises. Diseña una Venecia simbolista, con una bruma que se apodera del escenario, con máscaras carnavalescas, y un ambiente inquietante remarcando los escenarios de poder y los personajes que lo encarnan. Por otro lado la dirección orquestal de Evelino Pidò, que me resulto impecable; ya desde ese magnifico preludio con los motivos del rosario, la amenazante sombra de Barnaba, la generosidad de Gioconda y el triunfo de ésta sobre la perversidad de aquel, Pidò deja muy patente su buen hacer; dirige con brillantez , energía en los finales de acto y atendiendo siempre a arropar a los cantantes.
En cuanto a las voces, comenzando por las masculinas, decepcionante Anastassov, de quien yo esperaba mucho más: problemas en la emisión del agudo -calantes en algún caso- y unos graves imperceptibles en el aria de lucimiento "Ombre di mia prosapia" y el recitativo que la precede; en el maravilloso concertante del tercer acto resulta casi cómico, como un invitado de piedra ante del bullicio que se adueña de la escena en el soberbio pasaje de este final de acto; ya denota mal comienzo en su primera intervencion , "Ribellion" que exige del bajo una notoriedad para imponer su autoridad y decisión, que le viene grande a Anastossov. Lado Ataneli no plantea una construcción sólida ni creible del cínico Barnaba; no tiene un empaque vocal para exhibir la agresividad del rol al que da vida; se defiende como puede en el aria del primer acto "O monumento " pero sin revelar la malevola naturaleza del espía, ni brilla en el sol que concluye esta intensa aria. Fabio Armiliato en el papel de Enzo no me entusiasmó: el " Assassini" que da inicio a su exhibición en escena me recuerda al " Esultate" del Otello de Verdi y otras muchas frases que dan entrada a un personaje operístico, resultan casi siempre como el barómetro para valorar la robustez y el arrojo de un cantante; Armiliato lo abordó de una forma pobre y destimbrado; no tiene empuje escénico necesario para abordar el Enzo Grimaldi; en el "Cielo e mar" ,el lirismo poético y tan ensoñador que requiere el aria, así como el legato necesario, resultó tibio y destempaldo, coronandolo con un Si bemol poco brillante. En los sucesivos actos creció, resplandeciendo en el tercer acto yofreciendonos un apasionamiento muy destacable en el cuarto.
Y en cuanto a las féminas, correctisima Elena Zaremba como la Cieca, aunque sin un grave estentóreo en el "Voce di donna", con una voz excesivamente engolada pero con una intensidad vocal en el concertante del tercer acto. Hubiera preferido a Luciana D'Intino para el papel de Laura, aunque Elisabetta Fiorillo salvó con creces la interpretación de su personaje : sólidos y cavernosos graves en lo que es, a mi juicio, el mejor momento de la obra, "L'amo come il fulgor del creato"; aunque afea su excesivo vibrato y sus agudos tan abiertos y gritados, resulta solvente y convincente como Laura. Violeta Urmana muestra un poderío vocal que empequeñece a cualquier cantante en escena; muy adecuada su línea vocal para el rol de Gioconda y sólo se le podría reprochar la rotundidad en el agudo, demasiado estentóreo, pero con un regsitro medio sólido, firme y bello y unos graves carnosos y muy efectistas, sobre todo en la nota que cierra el " Suicidio"; estuvo inquietante, agresiva, mordaz y apabullante en el duo con Laura " È un anatema", en el que, tanto ella como Fiorillo transmitieron con apabullante intensidad como dos auténticas fieras disputándose a su macho; tibios aplausos, sin embargo, aunque sorprende mas aún que la intervención de Corella en la Danza de las Horas tuviera una ovación mas sonora y cerrada que el "Suicidio" de Urmana. Genial, en resumen, Violeta Urmana asumiendo el rol protagonista.
Bien el coro, timbrado y enérgico, salvo algún pequeño desajuste en el inicio del segundo acto, en las múltiples intervenciones que se requiere del coro en esta ópera tan grandilocuente y tan del gusto decimonónico en que brillaba la Grand-Opera, y toda obra que subiera a escena había de tener grandes momentos corales y un tiempo para el ballet.
Concluyo no sin omitir la teatralidad del final del segundo acto con la nave de Enzo envuelta en llamas y el espectacular final del tercer acto, con el concertante ya citado, y, sobre todo, un cuarto acto, sin efectismos escenográficos, en el que la escena se inunda de la soledad que envuelve a la protagonista. Otro buen acierto del Teatro Real enn esta marítima temporada que nos está ofreciendo, y que llega a su ecuador con un buen resultado hasta el momento.
Yago
Última edición por Yago el 27 Feb 2008 22:31, editado 1 vez en total
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