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Estimados amigos. Me atrevo a dar la opinión que mereció al que suscribe el concierto que Monserrat Caballé ha dado en el Centro Cultural Medina Elvira de Atarfe (Granada).
En Atarfe, 21 horas del día 22 de septiembre de 2007. Cielo parcialmente cubierto. Nos dirigimos lentamente y disfrutando del entorno al mencionado Centro Cultural.
A la izquierda vemos el extraordinario “Parque Ramón Gardón”, con su lago, fuentes y verdes espacios ubicándose entre ellos el Museo “El Arca de los Tiempos”. Por encima de sus árboles, libremente, como no podía ser de otra manera, vuelan palomas blancas y golondrinas hacendosas; en las ramas cantan desenfadados jilgueros, canarios y ruiseñores. En el suelo revolotean gorriones en busca del alimento necesario. Mirando en la misma dirección y ya fuera del parque, vemos la barriada “Cuatro Vecinos”, donde la niñería, expectante por la concurrencia de tanto público, juega alegre entre la ropa recién lavada con olor a limpia, entre caños de agua transparente que fluyen cual nacimiento inagotable.
A la derecha, majestuosamente sorprende Sierra Nevada con sus nieves perpetuas en el Veleta (3392) y Mulhacén (3482). Su picos señalan a los observadores el inmenso firmamento, les recuerda que somos parte integrante en él y que mirándolo atentamente podremos ver el pasado en tiempo presente.
Mirando al frente, aparece el Centro Medina Elvira de 9600 metros cuadrados de color dorado que fluye del bronce que adorna el exterior. Es patente su aura positiva por la pureza de su color y el significado de inocencia y entrega a los demás. Entrega decía, de cultura, saber, conocimiento, educación, personalidad, de perfecta integración.
Grandes son las puertas acristaladas que conducen al salón de espera, las que amablemente son abiertas al público por azafatas vestidas de elegante granate y azul, jóvenes, guapas, andaluzas de catálogo, naturales y residentes todas ellas de Atarfe.
Ya dentro del auditorio, podemos observar gratamente que sus 650 butacas forradas de terciopelo rojo están limpias, cuidadas con esmero, todas ocupadas. Suelo, paredes y techo de madera, acogedor, de cuidado aspecto.
Escenario espacioso, iluminación tenue. En el centro un piano de cola cuyo fabricante no alcanzo a ver, el asiento para el pianista y un atril.
Respecto a la audición del Centro, decir que está comprobado que su acústica es excelente. Felicitaciones al arquitecto diseñador y demás componentes del equipo que han logrado semejante Centro de Cultura.
Megafonía avisa que empieza el espectáculo. Se ha retrasado, se inicia a las 21:10 horas con la entrada en el plató de Monserrat Caballé cogida del brazo derecho del pianista Manuel Burgueras. Aplausos.
La primera parte la integró:
La Conocchina, de Eterno Amor (Donizetti).
Sgombra I Miei Dubbi, de Ismalia (S. Mercadante).
Les Ames Nuit Despagne, de Cherubin (J. Massenet).
Au Printemps (CH. Gounod).
La Chanson Des Yeux, de Declaración (R. Leoncavallo).
Megafonía informa descanso de 15 minutos.
La segunda parte se compuso de obras inéditas andaluzas del siglo XIX:
Sombra querida (Incola Toledo).
La Maja de Triana (Espín Guillén).
A mi Nazarena (Antonio Reparaz).
La Malagueña (Basilio Basili).
A Granada (Fermín Álvarez).
Preámbulo (J. Turina).
Canción andaluza, el dúo de la Africana (F. Caballero).
Mi tío se figura del Rey que Rabió (R. Chapí).
Marinela de la Canción del Olvido (J. Serrano).
La Tarántula de la Tempranita (J. Gi,énez).
El recital concluyo con dos extras cuyo título y autor desconozco.
De la primera parte del recital destacaré que a la salida de la señora Caballé al escenario, el Coliseo se agitó durante segundos; las escuálidas figuras de los espectadores masculinos se inmovilizaron para que el silencio fuera total. Las hermosas siluetas de las asistentes femeninas se paralizaron en sus naturales y graciosos movimientos mujeriles para así crear el ambiente adecuado que requería el evento.
La Diva Monserrat, elegantemente vestida, comenzó a regalar los oídos de los presentes con su arte. En principio, a quien esto relata le pareció que tenía poca puesta en escena, así como que el chorro de voz soprana estaba siendo digamos que de media voz. No obstante, su música sin lugar a dudas, ha dejado huella indeleble en quien esto escribe. Me imagino que en el resto de presentes igualmente los ha dejado gratamente marcados.
Las teclas del piano magistralmente zurradas por el maestro Manuel Burgueras, golpeaban al unísono las cuerdas de sus entrañas, emitiendo melodías que se fundían con el timbre y dulzura de la voz de la Soprano.
De la segunda parte deberemos destacar que nuestra Diva ha comentado la falta de aire existente en el escenario ¿?. Aún así, ha seguido ganándose el interés del público en general al interpretar las inéditas obras andaluzas. Cuando cantó “A Granada”, la gente aplaudió con la máxima fuerza, sencillamente nos gustó. Al igual ocurrió cuando interpretó “La Tarántula de la Tempranita”, logrando despertar las neuronas que los espectadores teníamos dormidas. ¡Qué bueno!
Para hacer entrega de un ramo de flores símbolo de reconocimiento, subió al escenario “Paqui” (cariñosamente llamada así quien representó a las/os atarfeñas/ños). El público en su totalidad ofreció a la señora Monserrat y al maestro Burgueras fuerte ovación como colofón final.
Salida del Auditorio a las 10:50 horas.
Espero haya sido de su interés. Recuerde que no soy profesional de las letras. Si no se ha logrado el propósito previsto lo siento, destine el presente a la trituradora o mejor aún, a la tradicional utilidad del retrete, sin olvidar tirar de la cadena para que desaparezca para siempre.
Y ya está, no sé que más decir. Saludos cordiales.
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