STRAUSS: Elektra
Era también mi primera Elektra, y ya sé que es una ópera difícil, y que no se puede pedir en vivo la misma perfección que en un disco. Sí, lo sé, pero también que a Strauss es recomendable verle y oirle en un teatro, que en un disco sólo te pierdes muchas cosas, que es difícil tener desde el sillón de tu casa la misma brutal experiencia que en un teatro viendo y oyendo "Elektra". Pues bien, lo que vi me decepcionó mucho, aunque quizá me aburrió todavía más. Lo que hicieron ayer con "Elektra" me resultó, si se me permite, "indisfrutable".
Creo que lo ideal de una orquesta y un director que tocan una "Elektra" (vale también para una "Salomé") es que consiga dos cosas a la vez: que se escuche a los cantantes y que, a la vez, la orquesta suene con carácter (liriquísima cuando lo debe ser, animalísima cuando toca: eso es "Elektra", ¿no?). Pues bien, de Juanjo Mena y de la orquesta de Bilbao se puede decir que no consiguieron ni lo uno ni lo otro, y más que las sinsorgadas de Conbichny, ese fue el motivo principal para que la función fuese realmente aburrida.
El reparto me pareció muy bueno, aunque el pero se lo tengo que poner a la protagonista, Janice Baird, que me decepcionó un poco, en cuanto a potencia y expresión: su monólogo de entrada quedó totalmente deslucido, y luego es verdad que hizo algunas cosas buenas (en la escenita con Chrysotemis, por ejemplo), pero nunca llegó a convencerme. Quizá estaba un poco perdida, vestida con unos vaqueros guarros, en medio de las sinsorgadas de Kongüitxni, asfixiada por el volumen de la orquesta y mirando continuamente al director. Bueno, ya sé que Elektra es difícil, pero...
Magnífica vocal e interpretativamente Angela Denoke, con más potencia (quizá porque su parte es más lírica) y credibilidad que Janice Baird. Su papel se me hizo incluso corto, sobre todo porque hubo pasajes en los que fue casi imposible escucharla (al coro, en cambio, no fue casi imposible: fue imposible, pero debieron de cantar, porque salían en el programa). También muy bien la Klytemnestra, Reinhild Runkel, que debe de ser una especialista en el role, y se le nota. ABAO aprovechó que Alan Held pasaba por allí para hacer el Barbazul y le puso a hacer de Orest: fantástico en su breve pero importante papel (¡y qué música hay en ese dueto!). ¡Ah, y pasaba la orquesta casi siempre! Otro especialista para Egisto, también bueno, y luego los secundarios, que hicieron lo que pudieron: había bastante diferencia de nivel entre unos y otros (me gustó el tenor Atxalandabaso, como Sirviente). La escena de las sirvientas al principio salió musicalmente muy pobre, con bastantes nervios y errores (la del final no se les oyó más que un grito suelto de cuando en cuando); si a eso le añades que luego el "aria" de Elektra pasó sin pena ni gloria, que la orquesta se quedaba corta de vuelo y pasada de decibelios acompañando a Denoke, y las sinsorgadas de Coñbichni..., pues da una idea de mis sensaciones en esa primera media hora de Elektra.
En cuanto a Konbischny, el de apellido difícil, pues... en general me parece que tiene ideas a veces interesantes sobre el papel, pero que en su realización sobre el escenario quedan algo pobres, o demasiado evidentes, o provocan efectos inesperados o involuntarios; aunque no sé, quizá el señor K. pretendía que nos riéramos con el final de "Elektra", que es lo que yo hice, gracias a él. (De todos modos, se lo agradezco: fue donde mejor me lo pasé).
Konbi organiza una pantomima antes de empezar, con Agamenón jugando en la bañera con sus tres hijos. La cosa dura y dura sus buenos 10 minutos, hasta que aparecen los malos, Egisto le clava el hachazo y suena la música. Luego aparece un salón con un sofá y un par de butacas blancas: los muros son espejos, y al fondo aparece una cuenta atrás. El pobre actor que hace de Agamenón se tira toda la ópera en una esquina, en bañador... Elektra pasa por allí de vez en cuando y le pega unos meneos (a la bañera, ojo) como para que entre en calor o no se aburra, mientras dice sus cosas. Hay un momento en que el tipo se levanta y se fuma un cigarro. En general, tiene más sustancia contarlo que verlo: la producción no me molestó pero tampoco me interesó demasiado. Se mantuvo en un tono menor, algo... ¿cuál es la palabra?
Sinsorgo, quizá.
Y luego viene el final, algo cambiado respecto al original, con acribillamiento de sirvientas, ertzainas, monjas, señoras de la limpieza, apuntador..., mientras Elektra y Chrysotemis intentan hacerse oir en medio de las metralletas y de la orquesta que para entonces debían estar ya hasta la gorra. Total, que en vez de "obra de arte total" a mí me pareció aquello "desbarajuste total", un "de-perdidos-al-río total" muy divertido. ¿Sabéis lo que son esas obras contemporáneas en las que la orquesta suena con ciento y la madre, tocan no se sabe qué, las cantantes pegan unos gritos inconexos a ver si se las oye, en escena entran tipos y tipas sin saber para qué, y aparece un texto "profundo" en una sobreimpresión al fondo? Pues el final de "Elektra" pareció eso, la parodia de una obra contemporánea.
Y todo sea dicho: creo que Kompinchi ha plagiado el final del final de "Dogville" de Lars von Trier (por cierto, producción del teatro de Copenhague), y me parece un plagio que sobre el papel funciona bien para "Elektra", pero lo que en la película acongojaba, en la ópera ayer descojonaba.
Total, que me pareció una "Elektra" muy decepcionante, porque fue muy aburrida a pesar de que el cast me pareció muy bueno. Aplausos in crescendo para Runkel, Denoke y Baird (yo le habría hecho al menos un diminuendo, pero bueno...), y pitos para Kon-Bich-Ni.
Un saludo, y perdón por el tocho (Doble programa, doble tocho...)