Aquí me ven, asistiendo a esta "zarzuela bíblica" programada en el donostiarra Teatro Principal por la Compañía Sasibil, la que nos da media docena de títulos a año.

En estos casos hay que tener muy claro a qué se va: si uno espera voces como la Nilsson, mejor suicidarse rápido, así te ahorras la entrada. Si lo que quieres es pasar un buen rato con una obra con momentos delirantes, no hay problema.

La noche, como casi siempre: unos cantantes que actuan mejor que cantan (con excepciones que detallaré), unos decorados pobres hasta rozar la ignonimia y una orquesta... (tupido velo).

Me lo pasé en grande. Durante una hora y cincuenta minutos nos hicieron reir y pasar un gran momento. pero además tuvimos la suerte de escuchar algunas voces de interés que, curiosamente, ninguna dava voz a personajes principales.

Canoramente, en el lado positivo Amaia Otegi (Artemisa) y, especialmente, Mª Jesús Sevilla (Raquel) y Aurora Frias (babilónica). En el lado neutro, Marifé Nogales (faraona) y en el de la decepción, Lorenzo Moncloa (Putifar).

Entre los papeles menores, de todo. Un apartado para Enrique del Portal (faraón) y Carlos Kroque (casto José), con voces más cerca de lo ligero aunque grandes actores. Y con un papel de sarasa que envejece muy mal (el papel, no el maricón) Carlos del Val como Arikon.

A destacar el show de Aurora Frías en la celeberrima canción babilónica, donde hizo participar al público en un "concurso" de suspiros que fue respondido con la consabida frialdad y sosería vasca. Y aquí llego el momento friki de la noche.

La babilónica comienza a pedir al público que suspire: ni caso. Entonces empieza con los de las primeras filas, dirigiendose a los caballeros para que en solitario suspiraran. ¿Quién fue la primera víctima, que movía los brazos como si fuera un molino, negando cualquier posibilidad de hacer el ganso en público?

¡¡¡Un forero!!!

El señor Nemorino. Tremendo. Creo que todavía sigue debajo de la butaca.

Ahora, a esperar a "Marina" el próximo domingo. Esta, por su enjundia, me da muchísimo más miedo.

Gracias por la crónica, estupenda como siempre.

Nemorino ( y tú también, claro) tenías que haberos lanzado a suspirar lo que hiciera falta, al fin y al cabo hay que apoyar la lírica! - y por
la juerga propia de esta zarzuela, claro.

Señora, todo tiene un límite.