, se encuentra de vacaciones en Munich, y me ha encomendado la grata misión de transmitirles sus crónicas del
, así es que, sin más preámbulos, los dejo con las crónicas de nuestra corresponsal...
Estos primeros días han sido de lo más barrocos (en Munich siempre hacen muchísima ópera barroca): el lunes Orlando de Händel, el martes Alcina también de Händel y el jueves La Calisto de Cavalli, con un intermedio mozartiano el miércoles: Le nozze. ¡Vaya atracón de ópera!
Primer día:"Orlando"La dirección escénica era de David Alden.
Me encantan los montajes tan divertidos que hace con Händel (en Munich hacían un Serse suyo que era de lo más hilarante que he visto en mi vida). Realmente convierte cualquier ópera de Händel en una farsa estrafalaria.
El decorado es muy kitsch: moteles horteras con paredes naranjas, lentejuelas, flamencos de pega, soldaditos musculosos, putas y talibanes, sexo a porrillo. Todo es delirantemente superficial, Zoroastro es un militar loco, una mezcla estravagante entre el Dr. Strangelove de Kubrick y Donald Rumsfeld, que manipula a Orlando y Angelica lavándoles el cerebro. Dorinda es una soldado-secretaria que se prostituye a tiempo parcial, Angelica una rubia pija que se pone un vestido distinto para cada aria. Las dos se enamoran de Medoro, que es un jeque árabe con todos los topicazos que se imaginen: viste de negro y lleva cartucheras y sable...
La escena de la locura de Orlando, antológica: las luces se encienden y se
apagan, los muros tiemblan y se oyen disparos y aparece Orlando montando una especie de tanque graciosísimo con unas patas largas que cada vez que se movía todos en el público nos tronchábamos (yo quiero un trasto como ese).
El Orlando lo cantó David Daniels y lo cierto es que apenas si se lo escuchaba, la mayor parte del tiempo lo tapaba la orquesta. Y eso que teníamos unas entradas estupendas, que yo ya me conozco el Nationaltheater de Munich (viví casi dos años en Munich) y sé qué sitios son los buenos. Y a Daniels ya lo tengo escuchado más veces, canta mucho en Munich también, y siempre ha sido igual: hay que esforzarse mucho para oirlo.
La otra estrella del reparto era Rosemary Joshua, que cantaba la Angelica. Esta cantante me gusta mucho, y a ella sí que se la oía. Tiene una voz cristalina, muy bella, y es una gran especialista del repertorio barroco.
Alastair Miles impresionante y muy seguro en las coloraturas como el mago.
Los otros cantantes cumplieron.
El director era Ivor Bolton, que es el especialista en ópera barroca de la Staatsoper, y me gusta mucho, sobre todo sabe dirigir a las voces muy bien y dirige con mucho dramatismo.
Segundo día:"Alcina"La Alcina se representaba en el Prinzregententheater, que es como una especie de Bayreuth en miniatura.
Aquí también salían soldados estadounidenses con ropas de camuflaje, que hasta hacen ejercicios de instrucción y todo. Al mando de todos estos soldados, el Ruggiero de Vesselina Kasarova, que estuvo muy bien en todas sus arias y muy bien dramáticamente.
El vestuario era un poco desconcertante, una mezcla de disfraces
(ahora que no me oye Simon... ) de época y modernos.
Alcina tiene como fantasías y en ese momento aparecen figurantes vestidos como Ruggiero. Los decorados estaban bastante bien, el principal era una especie de salón del siglo XVIII y al fondo había una tela con un paisaje. A los lados había como unos pasillos con puertas a esa habitación y al exterior.
En la escena en que Alcina cantaba el "Ombre pallide" este decorado se cambiaba por una sala con espejos y compartimentos de cristal, llenos de los objetos mágicos de la bruja. Al final todo este decorado se derrumbaba y el escenario quedaba vacío, con lo que sugería muy bien la liberación de todos del poder de Alcina.
La Alcina de Anja Harteros ¡tremenda! ¡qué manera de hacer las coloraturas! ¡vaya gritos que pegué cada vez que cantaba algo! Además tiene las arias más bellas, Ombre pallide, Ah mio cor, Mi restano le lagrime...
La que menos me gustó del reparto fue Gabriele Rossmanith, que hizo Morgana (sustituyendo a Veronica Cangemi) y estuvo un poco insegura en sus arias.
Ivor Bolton dirigió con mucha energía.
Tercer día:"Le nozze di Figaro"Este es un montaje de Dieter Dorn que tiene ya casi diez años, todo un clásico, yo ya lo he visto varias veces.
Es una puesta en escena bastante tradicional, con decorados luminosos, con predominio del blanco, y los muebles
(igual me mata Simon ¿qué palabra técnica se usa? ¿atrezzo?) ¡bah! las sillas y eso..., y el vestuario son del S. XVIII.
El escenario consiste en una habitación con telas blancas como pared, y tres puertas, y el suelo está cubierto de distintas telas pintadas que simulan alfombras, en el último acto es blanca. Todo muy correcto y siguiendo las indicaciones del libreto, salvo en el acto 4, en que se supone que debería ser de noche y estar oscuro, pero aquí ya digo que todo es luz.
El Figaro lo cantó Jonathan Lemalu que es un cantante joven bastante interesante, con un timbre muy redondo, que recuerda un poco a Bryn Terfel.
Rebecca Evans hace una Susanna encantadora. La condesa fue Krassimira Stoyanova. No me gustó demasiado, no consiguió reflejar la fragilidad, el orgullo y la emoción del personaje.
El conde de Peter Mattei fue bastante normalito, hizo un papel muy lineal, sin mucho colorido (aunque da muy bien el papel, otro barítono guapetón).
Sophie Koch hizo el Cherubino. Esta cantante me enamora, sobre todo estos papeles travestidos los borda. Tiene una voz rotunda y cálida, estuvo perfecta como el paje.
Dirigió Zubin Mehta, con intensidad y con ritmos bastante contrastados, pero no tanto como se estila en las interpretaciones historicistas.
Cuarto día:"La Calisto"Esta ópera es una comedia muy divertida, en la que Júpiter desea a la ninfa Calisto (¡estos dioses!) y al final Juno (la más legendaria celosa) la convierte en oso.
Aquí los decorados representan el vestíbulo de un hotel (L'Empireo, según
anuncian unos neones), con las paredes pintadas de rojo y negro y paneles iluminados. Un sitio hortera en plan Las Vegas.
El vestuario es un puro delirio, y muy diverso. Hay de todo, desde trajes elegantes a vestidos en plan cómico, por ejemplo Mercurio va con traje; Pan vestido con pieles; Calisto en traje de baño, o con vestidos de noche, rodeada de rubias impresionantes; Juno muy elegante con un abrigo rojo y un sombrero negro con plumas; el Satirino lleva un traje que representa su cuerpo desnudo...
Dije que esto era una comedia, pero el final en realidad es bastante deprimente y pesimista, la escena en que Júpiter se despide de Calisto es muy conmovedora, aunque en este montaje de (no lo he dicho todavía) David Alden, esta escena le quedó un poco floja, para que conmueva, tiene que hacer que Júpiter sienta algo de afecto por Calisto, y aquí eso no se vio.
Los cantantes muy buenos todos, y muy buenos actores también, sobre todo Sally Matthews como Calisto, Umberto Chiummo como Júpiter, Veronique Gens como Juno (su aria Da le gelose mie cure incessanti, fue de lo mejor de la función)...
El director fue de nuevo Ivor Bolton, excelente y la orquesta sonó estupenda, esta vez tocaban con instrumentos originales.
Esta fue la ópera en que mejor lo pasamos hasta ahora.