SANTUZZA……………………Saioa Hernández
LOLA……………………………. Francesca di Sauro
TURIDDU……………………… Brian Jagde
ALFIO…………………………….Amartuvshin Enkhbat
LUCIA…………………………… Elena Zilio


NEDDA…………………………..Irina Lungu
CANIO…………………………….Fabio Sartori
TONIO…………………………….Amartuvshin Enkhbat
PEPPE…………………………….Jinxu Xiahou
SILVIO…………………………… Mattia Oliveri

Director de orquesta………Giampaolo Bisanti
Director de escena…………Mario Martone

Orquesta y Coro del Teatro de la Scala



Doble programa clásico con buenos cantantes y la magnífica orquesta del teatro.

Confieso que, no sé si debido a la hora de la función, las 14:30, a la que no estamos nada acostumbrados aquí, fue una sesión un poco letárgica de la que me sacaron en sus respectivas intervenciones Saioa, Jade, Zilio y Sartori , excelentes los 4.

Ya el montaje apagó un poco mi atención; tan absolutamente convencional que me parecía haberlo visto 100 veces antes. Entre eso y que este tipo de óperas tienen poco que aportar en cuanto a la dramaturgia más que su propio argumento, a mi me resulta más difícil mantener el interés que cuando tengo que pensar un poco. Se ha discutido mucho en este foro sobre lo que cada persona busca en una producción, y cada cual es dueño de hacer lo que quiera. A mi, la misma historia costumbrista del archiconocido argumento me resulta poco aliciente cuando la he visto varias veces. Queda la estupenda música de las 2 obras, que resulta ideal tocada por la orquesta de La Scala, cuya afinidad con este repertorio hace que no quieras volverla a escuchar con ninguna otra.

Las orquestas alemanas tienden a sobrecargar las tintas en estas dos obras, al menos en mi experiencia, dándoles no ya un exceso de decibelios, sino de saturación tímbrica en los metales , en la percusión…. Aunque Paolo Bisanti fue bastante ruidoso en Pagliacci, sin embargo se contuvo mucho más en Cavalleria, donde tanto en el preludio como en el intermedio hizo lucirse a una cuerda transparente y dulce, casi lánguida en los momentos de mayor recogimiento.

Amartuvshin Enkhbat posee un barítono oscuro, aterciopelado, pastoso, de timbre bellísimo y de color muy italiano, con inflexiones de gran nobleza, que es un absoluto placer para el oído. Se le podría pedir un poco más de expresividad en la interpretación y un esfuerzo en ser algo más estricto en las vocales, sobre todo las “e”, que se le abren un poco de manera ocasional. Pero son minucias comparadas con la fiesta vocal que nos regala. Los agudos son penetrantes y luminosos, y a mi solo me molesta una especie de ligera oscilación en el cuando los tiene que emitir en forte. Como actor, justito y poco emocionante.

Francesca di Sauro en su papel empieza a cantar su papel desde un palco lateral sobre el escenario, sin poner demasiada intensidad en su expresión, lo que deja su intervención en agradablemente sensual y correcta, sin más.

Todo lo contrario Elena Zilio, uno de esos milagros de la naturaleza que con 83 años canta con una intensidad y convicción y una seguridad vocal apabullantes. Hierática y como una especie de pitonisa que adivina lo que va a pasar, su prestación escénica es asimismo sobresaliente.

Brian Jagde tiene una voz de diría yo que de lírico-spinto, con agudos muy bien proyectados y un centro broncíneo y cálido. Cantó muy bien el dúo con Santuzza, aunque el fraseo no es tan idiomático, lo que se notó aun más en su “Mamma, que vino è generoso”. Con una buena presencia y actuación sobre el escenario, ofreció una buena caracterización del personaje.

Saioa Hernández, encarna por primera vez, si no me equivoco, el papel de Santuzza. Yo creo que es ideal para su tipo de voz, ya que puede lucir ese sonido “di petto” tan característico, a la vez que sus agudos penetrantes y certeros, que recorren el espacio de la sala como saetas. Su “Voi lo sapete o mamma”, fue un despliegue de intensidad interpretativa, lo mismo que el dúo con Turiddu, siempre desde una óptica contenida en lo escénico, que no en lo vocal. El control de sus medios es cada vez más evidente y su grave y centro van ganando en homogeneidad. Espléndida la emisión de su “A te la mala Pasqua, spergiuro”.




Menos acertada a mi modo de ver la dirección de Bisanti en Pagiacci, que tuvo muchos momentos de pasarse de rosca con el volumen e incluso dándole un poco de aire chunda chunda a esos pocos, pero espectaculares momentos corales que contiene esta ópera.

Fabio Sartori debe ser el tenor que mejor canta e interpreta con una voz tan poco agradecida en cuanto a timbre. Me sorprendió que lo encontré en mucho mejor estado vocal que hace un par de años en Tosca. Unos agudos con todavía un gran squillo y volumen, una dicción clarísima y un fraseo muy expresivo que hacen muy creíble el personaje, a pesar de algún exceso que otro en la emisión sollozante, un poco exagerada. Su físico de antihéroe también le ayuda mucho en este papel. Fue con diferencia el mejor de esta segunda parte y el gran triunfador de la tarde, junto con Saioa.

Me gustó más bien poco Irina Lungu, en la que las tensiones en los agudos, un timbre sin demasiada personalidad y una expresividad más bien pobre me hicieron desconectar de su interpretación.

Amartuvshin Enkhbat cantó espectacularmente el prólogo, e hizo un Tonio bien en lo vocal y un poco exótico como personaje en lo escénico. Cosechó grandes ovaciones al final.

Bien el Silvio de Mattia Oliveri, aunque quizás la acentuación se quede un poco plana, y correcto el Peppe de Jinxu Xiahou.

La acción se desarrolla en el campamento de los feriantes, debajo de un puente o cruce de autopistas elevados, de esos que hay tantos en Italia, con un vestuario muy colorista y una dirección de actores más bien sumaria. Suficiente sin más.