DIDO & ENEAS (Purcell)
Dido……………………………..Danielle De Niese
Enea……………………………Allen Boxer
Belinda………………………...Miriam Battistelli
Segunda mujer………………Patricia Daniela Fodor
Hechicera……………………..Bruno Taddia


LOS SIETE PECADOS CAPITALES (Kurt Weil/ Bertold Brecht)
Anna I……………………………Danielle De Niese
Anna II (bailarina)………….....Irene Ferrara
La Familia ……………………...Marco Miglietta, Andrea Giovannini, Nicolò Ceriani, Andrea Concetti.




Doble función con un emparejamiento hecho no sé muy bien con qué criterio. Casi no llego a la función, ya que el Comunale está en restauración y las óperas se daban en un teatro (con más aspecto de cine de barrio, la verdad, y acústica similar), situado en la zona de la Feria,, feo como él solo, pero al que han puesto el pomposo nombre de Comunale Nouveau.

Danielle De Niese, cantante no hace tanto de cierto renombre en el mundo de la ópera, está aún en bastante buena forma, pero el papel de Dido no es para ella. A pesar de tener un centro bastante rico y sonoro y de que el timbre es agradable, la voz es pequeña y se queda muy corta para este personaje, pasa como por encima del mismo y lo convierte más en un ejercicio de vocalismo que en una interpretación.

Destacó mucho más Miriam Battistelli como Belinda, con una gran y bella voz de casi lírica y un estupendo fraseo.

Muy bueno, seguro y de emisión firme el Eneas de Allen Boxer.

Bonito el montaje, más esteticista que buscando profundidad, a base de paneles corredizos casi de casa japonesa, foro iluminando a contraluz a los cantantes, bonitos efectos de sombras y claroscuros. Vestuario elegante y discreta dirección de actores.

Poco más puedo decir de la interpretación musical — la orquesta es buena , sin duda— porque esta ópera no entra en mi cabeza, me aburre, y estuve distraído la mayor parte del tiempo.

Yo creo q si algún valor tienen los comentarios que aquí hacemos es el de la sinceridad, y verdaderamente, esta ópera no me dice nada; ni siquiera el famoso Lamento consigue despertar mi interés y no entiendo que haya llegado a tener tanta importancia en el repertorio. No lo voy a intentar más.

Combinada con la música de Purcell, a modo de introducción sonó “I Cori di Didone”, para coro mixto, de Luigi Nono , de quien se cumple el centenario, y antes de la escena inicial de la Hechicera, “Okanagon”, trio microtonal para arpa, tam-tam y contrabajo.




Mucho más interesante desde el punto de vista teatral — y para mi desde luego también en el musical — la operita, casi más bien pieza de cabaret (“ballet chanté” en definición de su autor), de Weil/Brecht, y mucho más inspirada De Niese en esta parte, donde mostró de manera mucho más clara ese donaire natural que conecta tan bien con el público.

La historia de dos hermanas ( en realidad una, con doble personalidad, encarnadas por una cantante y una bailarina) que salen a hacer mundo para intentar conseguir reunir lo suficiente y poder construir una casita en la que poder retirarse y vivir junto con sus familiares en el estado natal de Luisiana, recorriendo siete ciudades distintas durante siete años, y en cada una de las cuales les aslatará una dificultad relacionada con cada uno de los siete pecados del título. Este hilo conductor sirve a los dos geniales autores para realizar una acerva crítica contra los abusos del dinero y la sociedad capitalista en general.

El papel no tiene grandes exigencias vocales y permitió lucir a la protagonista sus todavía vigentes cualidades escénicas, bailes incluidos, sentido del ritmo y contagiosa comunicación con los espectadores. La voz, también mucho más adecuada a este papel, lució momentos de bellos agudos muy bien proyectados, unas capacidades declamatorias muy bien trabajadas, y una indudablemente atractiva presencia sobre el escenario.

Muy eficaces los familiares e Anna (padre, hermanos y madre interpretada por un bajo según la partitura), especialmente notables en la difícil escena de la gula, básicamente cantada a cappella. Igualmente el cuerpo de baile del teatro, obviamente de gran importancia en esta pieza.

La música de Weil es un delicioso cajón de sastre, donde, con su orquestación inconfundible, suenan bailes americanos, corales, música popular, parodia operística, todo ello especiado con ese espíritu satírico y un poco canallesco que la caracteriza tan bien.

Sobre el papel es una dupla de lo más interesante.
Danielle de Niese siempre tuvo una raspa de voz incluso cuando era famosa y se hinchaba a cantar barrocadas: no me quiero imaginar cómo será ahora que debe estar semirretirada.

Estará tremenda, como madura exótica y rebosante de simpatía