Generalmente las personas que dirigen el Palau de Les Arts suelen tomar decisiones correctas y nos proporcionan el disfrute correspondiente que habitualmente tenemos, pero este año han tomado una decisión que aunque parece que no tiene demasiada importancia y que por lo que supone económicamente es de risa, produce una sensación bastante fea, me refiero al folleto de información sobre la ópera que ahora te tienes que bajar en el móvil con un QR, con lo cual ves sobre todo a las personas mayores volviéndose locos. Esta noche al preguntarle a unos empleados si habían, me han dicho que me lo darían al entrar en la sala, dentro me han dicho que se les habían terminado. Señores dirigentes, si ustedes oyeran los comentarios del público en el teatro sobre el tema, seguramente no tardarían ni dos minutos en volverlo a reponer. Que bochorno.

Pero es que encima si es con una ópera como la de hoy en la que debería estar el director de escena diciéndonos a cada uno de nosotros en la orejita lo que significa lo que estamos viendo, todavía es peor.

Resulta que es una sirenita que quiere ser humana, y para conseguirlo una medio bruja le tiene que preparar un brebaje, pero se lo tiene que hacer una taquillera porque la medio bruja no está porque es fija discontinua. La sirenita mientras, va por allí con dos muletas hasta que se lo toma, y entonces tira las muletas y anda de puntillas y hace la cabra. El gnomo de las aguas (que no está en el agua) le pega la bronca pero ella ni caso. Al final el príncipe del que se ha enamorado es un pendón, pero claro como ella aunque ande de puntillas es sirena, el tío me imagino que piensa que si es sirena, cuando se le pase el efecto de la taquillera que ni es bruja ni es ná, ¿que hace? ¿por donde? Total que se busca rollos a tutiplen, y allí se forma un despiporre de miedo, y mientras nosotros, mecachis, sin enterarnos que es lo que está pasando. En fin, son los tiempos que corren, nos vamos a volver locos.

En cuanto al resto, estas son mis opiniones:
Olesya Golovneva(Rusalka), no me ha emocionado en ningún momento, su labor actoral buena, llega bien a la zona alta, pero su voz no me ha convencido del todo. Bien.

Adam Smith (El Príncipe) ha estado bien, tiene buena voz pero ha sido irregular, por las referencias esperaba más de él, Bien.

Maxim Kuzmin-Karavaev (Vodnik), Creo que la sirenita (o lo que sea) no le ha hecho caso porque no lo oía (nosotros tampoco). Regular.

Enkelejda Shkoza (Jezibaba, la taquillera pluriempleada que para sacarse unas perrillas hace mejunjes) tiene un vozarrón, ha pegado unos cuantos buenos pepinazos, su caja torácica es potente. Bien.

El resto de cantantes participantes correctos, y los bailarines y coreografía bien.

La Orquesta como de costumbre muy bien aunque me ha dado la sensación al principio de un poco de falta de acoplamiento. Aunque en algunos momentos ha abusado de los decibelios, ha cuidado a los cantantes y ha terminado espectacular. El joven director Cornelius Meister ha demostrado el porqué de su fama. Muy bien.

Hoy aparte de los habituales Mandryka y su bella esposa, Llevantis y Rafa, he tenido la satisfacción de saludar al Gran Tip, Amelíe, y conocer a Siegfried un querido paisano. O sea que teníamos aquí a los dos moderadores, la plana mayor de mando del foro.

Me imagino que os habréis dado cuenta que hoy no ha sido para mí una gran noche de ópera. Aunque ha estado bastante bien porque la música de Dvorak es una maravilla, le ha faltado emoción, sentimiento, no se qué, pero algo. Igual es que estamos mal acostumbrados.
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Era tan pobre que solo tenia dinero
La vida está llena de pequeñas cosas que son las que nos hacen feliz

Entiendo todas estas objeciones a la puesta en escena, sin embargo yo prefiero quedarme con las partes buenas. La “transposición” de bailarinas de ballet clásico sobre los personajes femeninos cuando éstos no cantan me parece un recurso fácil de entender y que aporta belleza; también me ha gustado la complicidad de la pareja cómica en sus dos escenas.

Pero si es que a mí no me disgustó la puesta en escena, es limpia, clara, y no salen cosas raras, ni gente con gabardinas... las bailarinas están bien, y la coreografía del movimiento que se produce durante la bacanal está muy conseguida, pero ese no es el tema. Yo cuando estoy en la ópera me concentro y no muevo ni una ceja, me meto en la acción y ni pestañeo. Pues bien estos cambios, que hacen que lo que conoces de la ópera no se corresponda en absoluto con lo que estoy viendo, me descentran y me impiden disfrutarla como quisiera.
Imaginaros lo lioso que hubiera sido también al revés. Una joven que se quiere convertir en sirena, baja a las profundidades le pide un brebaje a la bruja para transformarse, y esta le da una entrada para un concierto de la Pantoja.
Lo hacen todo muy liado, una cosa es hacerle unos pequeños retoques, y otra muy diferente que no tenga nada que ver.
Seguramente a los espectadores que no conocían la trama les habrá parecido todo bien. Han visto una chica que tiene problemas de movilidad, se cura, se enamora de un "pájaro" de moral distraída, y al final se desilusiona, él se muere y ella se va a llorar a la montaña. Yo posiblemente sin conocer el original también hubiera disfrutado.
En fin, cada uno tenemos nuestra opinión, pero a mí me tocan el violón estos cambios tan bruscos.

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Era tan pobre que solo tenía dinero
La vida está llena de pequeñas cosas que son las que te hacen feliz

La puesta en escena es la misma que vimos en Madrid. Loy nos hurta el lago y sus seres, la naturaleza, fundamental en Rusalka, entre otras cosas porque también está y de qué manera! en la música. Lo mismo ocurre con el importante elemento tardorromántico del amor imposible que sólo puede cristalizar en el más allá.

En la de Barcelona de Guth pasaba lo mismo, pero en ésa, al menos el acto primero tenía una escenografía de indudable atractivo y la dramaturgia funcionaba... hasta el acto segundo que no supo qué hacer con él.

AL final, la que ví en Bilbao hace veinte años con la Radvanovsky es la única Rusalka con la presencia, esencial, de la Naturaleza.

Me parece amigo Tunner que te equivocas. La última RUSSALKA liceista fue en diciembre 2013, producción muy colorista y hasta algo provocativa, de Stephen Herheim. Con Camila Nylund, el "vocecitas" de Vogt y G. Groissbock, así como con la Komlosi de Jezibabah. Dirección de orquesta, magnífica por cierto, de Andrew Davies.

Supongo que para un regista moderno debe ser un fastidio pensar en recrear en escena un mundo acuático. Sin embargo en el Pélleas et Mélisande que vimos no hace mucho en el Liceu, recuerdo que con una mínima lámina de agua se sugerían muy bien tanto el pozo como la marisma.

En esta Rusalka confieso que a mí sí me ponía un poco de los nervios tanta ida y venida con tropiezos continuos de personas ociosas en la escena. Pero a la vez coincido con Amolaopera en cuanto a la escena de la “despedida de soltero”, que consigue un buen clímax dramático como suponemos era el objetivo.

Me he equivocado de nombre de regista. Me refería a esa Rusalka de Herheim con Nylund y un magnífico, efectivamente, Andrew Davis

Después de asistir a esta Rusalka el sábado, parece que se cumplieron las expectativas: elenco discreto y gran dirección de Cornelius Meister.

Golovneva tiene un instrumento muy desigual, de escasa proyección en el centro. La voz es dura y tensa, y solo se salvan los agudos, bastante potentes, aunque un tanto ahuecados. Intentó poner mucha intención, pero no se puede dibujar la línea vocal solo a base de cañonazos. Adam Smith carece de técnica, solo tiene un par de notas altas interesantes de generoso caudal. Fuera de ellas, la voz desaparecía, con una evidente falta de apoyo, vulgar en la expresión, etc. El Vodník de Kuzmin-Karavaev fue inaudible, lejos de la voz imponente que requiere el personaje. La Jezibaba de Shkoza fue algo más electrizante, pero la parte fue más hablada que cantada, y la voz presentaba un vibrato y unas aristas importantes. La princesa de Campbell-Wallace también lució una emisión bastante dura. El resto bien sin alardes.

Hubiera sido una noche bastante olvidable si no es por la magnífica orquesta de Les Arts y la dirección de Cornelius Meister, con una cuerda compactísima, dirección llena de dinámicas y tensión, sonido redondo, y un final sublime.

Sobre la producción, creo que alguien ha dado en el clave antes: en estas puestas en escena de 'kozept' parece que todo se construye en torno a una idea que no está en el libreto y al que se puede ajustar bien una escena o trama, PERO luego hay que desarrollar el resto de la historia con calzador en torno a ella.

Por elucubrar... quizá a Loy se le iluminó la mente al leer las frases de la Hechicera en la escena que esta ayuda a Rusalka ("¡Pequeños pies, sostenedla, pequeños pies, llevadla! ¡Sus pequeños pies ya saben caminar!"). Pues sí, ese momento funcionó muy bien trasladado al mundo del balle. Y el hall del teatro era bonito, pero lo demás... ¿qué pinta una cama en el hall de un teatro? ¿y las rocas? Etc. Etc.

Maravillosa la música de Dvorak. Solo cortaría la escena de las ondinas del acto III y las intervenciones del guardabosques y el pinche de cocina.

Pasan los días. Pesan los años.

Atrás se quedan otras navidades. Adelante, quedan resquicios para seguir peleando. Pero la edad pesa y las ganas escasean. Cada vez que me siento a escribir me cuesta más, y me saco a mí mismo un catálogo de excusas que supera al de Xavi Hernández. Bueno, me he pasado, a tanto no.

Pero como me han puesto unos ojos nuevos para ver si veo el futuro con más optimismo, resisto y con ánimo renovado me apresuro a escribir lo que en Valencia ha acontecido, o al menos, lo que a mí me ha parecido.


La sirenita, cuando pasa por el tamiz checo, se convierte en una historia aún más sombría, de mayores traiciones y más triste que cuando se ubica en otras latitudes. Y es que hay pueblos, como el checo, como el polaco, que tienen una historia de sufrimiento muy larga (y muy profundo, Ana Belén, aunque no lo sepas), y el pesimismo, la pesadumbre y la oscuridad forman parte de su ADN. Por ello, en su música, a veces, se nota una tristeza hermosísima.

Con la adaptación de Kvapil, Dvorak escribió una música excelsa, impresionante. Él, que amaba la ópera y era, hasta Rusalka, su asignatura pendiente, desplegó toda su orquestación, todas sus influencias, todo su lirismo y todo su romanticismo para escribir una obra maestra. Y por fin llega a Valencia enfundada en la puesta en escena de Loy de Madrid, pero con peores mimbres en las voces.

Rusalka, la del Real, era una coproducción con Les Arts, y a Valencia que ha venido, como toca, que para eso se paga, y no como otras coproducciones de Les Arts, de la época de Livermore, de las que nunca se supo, y ni están, ni se les espera.


Christof Loy hace lo de siempre. A veces encaja y a veces, ni por el forro. Espacios grandes, grandes ventanales. Ellos de esmoquin, ellas de fiesta, el personal de servicio uniformado. La mesa, las sillas, la orgía, la cuidada y trabajada dirección de actores, etc... Siempre lo mismo. Que si Koncept, que si psicología de los personajes, que si búsqueda de una explicación paralela que se detalla en el programa de mano (dónde lo haya).
Churros, yo ya no me lo trago, Loy es un vago y siempre hace lo mismo, y así se ha creado un nombre con una marca y un prestigio, pero en realidad es un copia y pega. No fue el despropósito de Herheim en el Liceo, pero me pareció una birria. Como la ha visto todo el mundo en Madrid, o en DVD, o en YouTube, no me extenderé más.


La maravillosa orquesta que tiene Valencia, dirigida por Cornelius Meister, que tiene nombre de Maestro cantor de Nuremberg, fue, de lejos, lo mejor de la noche. Desde la obertura, el maestro Teutón, agitando su pelo de príncipe de beckelar, le dio poderío, brillantez, intensidad y color. ¡Qué final! Epílogo wagneriano en ese maravilloso dúo que parió Dvorak para cerrar la noche.



Rusalka fue Olesya Golovneva, que no es, ni de lejos, Asmik Grigorian. El problema es que cuando se hace una puesta en escena como la de Loy, en la que la cantante tiene que saber ballet, restringes muchísimo el universo de opciones, y si Asmik no está, pues Olesya, que, aunque peor que Asmik, también baila ballet clásico.
Golovneva sólo funciona bien en agudo y forte. En medios y sobre todo en graves, pierde belleza, rotundidad y volumen. Y además su canto no emociona, es frio. Trabaja mucho la parte actoral, pero ahí tampoco es Asmik. Su canto a la luna, mejor ligado y más bello que un video que me habían enviado antes. Su “Necitelná vodní moci”, para olvidar.



El príncipe fue Adam Smith, que dejando teorías económicas aparte, tampoco emocionó. Este americano tiene un timbre bonito, una técnica muy justita y un agudo peligroso. Físicamente apropiado para el papel, también trabajó la parte actoral, pero en lo vocal me esperaba más de él.



Ježibaba fue Enkelejda Shkoza, para mí, un desastre. Ya sé que algunos discrepan conmigo, pero paso a describir mis impresiones: vibrato caprino descontrolado, chillona y fiato justo. Soltó tres pepinazos descontrolados, y por eso, creo, que gustó. A mí, no.



Vodník fue Maxim Kuzmin-Karavaev, que también actuó en el Real, por eso, habrá más gente en desacuerdo con mis apreciaciones que en el resto de voces. Voz pequeña, interpretación fría, en la línea de dejarse la emoción en casa.



La princesa extranjera fue Sinéad Campbell-Wallace, que como veo que estoy siendo un poco duro con el elenco, diré que, para lo poco que canta, no lo hizo mal.



Coprimarios bastante decentes, destacando el trio de ninfas del tercer acto, delicado y bellísimo.



Entre el público ser encontraban visitantes ilustres, como Tip, Amelie y algún otro que no conozco, personas no visitantes pero ilustres e ilustrísimas, como Amolaopera, fenómeno entre los fenómenos, Llevantis, familiares y amigos. De esos días que no se da abasto en el entreacto, y por intentar atender a todos, no se atiende a nadie y se queda con la sensación de haber quedado mal con todo el mundo.



En fin, pedazo de ópera. Una pena que, aun siendo una tarde de las que me curan el alma, de las que la música me alimenta, faltasen detalles importantes para ser una función redonda.




Saludos

Como siempre , gratisimo leer a Herr Mandryka, incluida su punzante ironía. ( y que no se canse de escribir, que caray si es más joven que yo! )
Recuerdo haber presenciado y coincidido con él, la Russalka semi destruida por Herheim hará 10 años en el Liceo, pero concertada extraordinariamente por Andrew Davies.
Y hablando de Russalkas, que tiempos aquellos donde la Renée Fleming bordaba el rol! y antes que la Renée, la excelente soprano checa o eslovaca Gabriela Benackova que también la cantó en el viejo Liceo.
Russalka es una obra maestra del gran Dvorak y esperemos ( y deseemos ) que no se destroce escenicamente la próxima temporada 24/25 en el Liceo

Yo pasé algún tiempo en la extinta Checoslovaquia y me acostumbré al acento del idioma. En su día me quedé absolutamente maravillado con el fraseo de Renée Fleming, indistinguible de una persona nativa. Todavía escucho su grabación con frecuencia, es uno de mis CD de cabecera.

Tuve el placer de escuchar una excelente Russalka en la Ópera de Paris, 2002, con la Renée, además de Sergei Larin, Franz Hawlata y Larissa Diadkova, concertación de James Conlon. Por cierto, recuerdo una preciosa puesta en escena.

Interpretación magistral la de Fleming. Y la grabación en vídeo de la producción de París de 2002 tremenda también.

https://www.youtube.com/watch?time_cont ... =emb_title

La gran Renée, Russalka, Paris 2002. Que gratisimo recuerdo!

Pues menos mal que Mandryka está cada vez más reacio a escribir crónicas... Ya quisiera esa pereza para mí.
A ver si el miércoles escribo mis impresiones, que lunes y martes con la siesta, el baloncesto y las cervezas se me va la tarde-noche.