He oído o leído que Ludovic Tezier se negó a salir a escena vestido con corpiño y ligueros en la fiesta del Duque. Al parecer Del Arco lo exigía así y los otros dos barítonos pasaron por el aro. Yo vi a Tezier y desde luego salía con pantalones y no en ligueros. ¿Saben ustedes algo de esto?
Si Tezier consiguió zafarse del corpiño y ligueros podría encabezar un movimiento purificador de la ópera en contra del Koncept.
Propongo que, al igual que hay carteles en los restaurantes de "espacio libre de humo" hay teatros con carteles y publicidad de "teatro libre de koncept".

Saludos

Optó por una vestimenta mixta: usó corpiño en el acto I, pero con pantalones. Una solución de consenso, podríamos decir...

Pues sí, los pantalones de Tezier en Rigoletto podrían ser un estandarte del movimiento "Teatro libre de koncept"

Tanto Dupuis como Kelsey (que tiene el físico que tiene) salen en ligueros sin problema, como exige la producción. Me parece una falta de respeto al director de escena que Tezier imponga sus condiciones la verdad: es muy respetable no estar de acuerdo con una propuesta escénica: pero entonces lo que tiene que hacer es irse a su casa. Lo que no puede ser es que un cantante por un capricho (porque el montaje es difícil para moverse, y en este sentido podría entender buscar alguna solución; pero negarse a llevar un vestuario porque no le gusta es un capricho) se pase por el forro la idea del director escénico, como si ahora mandase más que él. Las personas que llevan el nombre de DIRECTOR (musical y de escena) tienen la última palabra. Puede haber diálogo y consenso, pero la última palabra la tienen los directores; que para algo son directores.
Insisto: no creo que Kelsey esté precisamente atractivo en ligueros, pero sin embargo lo hace sin problema. Triste que Tezier se niegue.

Se director de departamento del Banco Santander o Telefónica es más que serlo de una sucursal o una tienda Movistar.

Además, el director de escena no saluda al final y normalmente ni siquiera está presente en las funciones. Y Tezier lo sabe y se aprovecha. Y Nucci, que se ponía joroba.

Irse es justamente lo que hizo Alagna en el Liceo.

A ver. Yo puedo comprender que un cantante se pueda sentir incómodo con una acción escénica concreta y pacte con el director cambiarla (en este sentido te compro que en este montaje el suelo parece un parque de atracciones lleno de lugares donde poder meterse una buena hostia) pero no que diga que no se pone un traje porque no le gusta. Es que a un cantante no tiene por qué gustarle una propuesta escénica (como no tiene por qué gustarle una dirección orquestal) pero en el momento en que decide que se queda, debe defenderla a muerte. Si cree que no va a ser capaz, igual lo más coherente es marcharse (como hizo Alagna, sí). Lo que no me parece de recibo es que decidan que solo hacen producciones "que les gusten".

Este Rigoletto no tiene joroba ni discapacidad física evidente. Lo que 'mancha' a este Rigoletto es el matiz de trabajar como transformista en la corte del duque de Mantua: en el segundo cuadro del primer acto vemos cómo, de camino a su casa, se quita el disfraz y se pone los pantalones de persona normal. Si un cantante decide que eso no lo hace, está despojando al personaje de casi todo el sentido que tiene en esta propuesta; porque el detalle de que es transformista (no bufón ni jorobado) aquí es clave, guste más o guste menos.

Yo, personalmente, prefiero que cante bien y no despoje al personaje de su voz. El detalle de que es barítono verdiano (como las mezzosopranos) es clave, guste más o guste menos.

No es problema de gustar o no la puesta en escena, es cuestión de que un señor ya con una edad y padre de familia, no tiene porque hacer el ridículo sobre un escenario con determinado atuendo. Que pregunten al público pagano si prefiere que se imponga la ocurrencia del Director de escena, un señor que por circunstancias, lamentables, de la actualidad operística manda mucho. Hace no tantos años, ni se conocía el nombre del mismo, a no ser que te llamaras Visconti, Zeffirelli o Ponnelle.

Estamos en lo de siempre, son los clásicos "genios" que parece que lo que buscan es aquello de "que hablen de mí aunque sea mal", y que solo se les conoce por las "genialidades" y escándalos que producen. Es lógico que cantantes que no pueden decir que no, traguen, pero cantantes de cierto nombre lo normal es que manden a freír espárragos a algunos de estos personajes. Estoy convencido de que si las cosas tuvieran una explicación razonable, salvo que sea un divo/a de esos tontos lo aceptarían, pero gilipolleces de esas yo tampoco las admitiría.
Lo dicho otras veces, me gustaría verlos delante de Verdi, Puccini y compañía, pues no iban a correr...

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Era tan pobre que solo tenía dinero
La vida está llena de pequeñas cosas que son las que te hacen feliz

Quite, Gruberoviano, pero si era de lo mejor de la función. El que tenía que haberse ido --o, mejor dicho-- no haber llegado nunca es, precisamente, Del Arco. Y no se habría notado absolutamente nada. Diría, incluso, que habríamos ganado. Pero no, hemos llegado al sinsentido de pedir que se vaya el (buen) cantante y se quede el enfant terrible (genio petardo) de turno. Y así estamos, claro...

Rigoletto ha cumplido este 2023 nada menos que ciento setenta y dos años desde su estreno en La Fenice en 1851. Desconozco cuantas funciones se han representado hasta ahora (Operabase nos dice que es de la diez primeras del mundo). Multipliquen ustedes y saquen conclusiones. Como para que alguien sin reconocimiento ni fama no se vea tentado a hacer algo "novedoso y provocador." Luego nosotros, justificadamente y en nuestro derecho, ponemos el grito en el cielo y le hacemos el juego.

Ridículo es pasar por alto que ese señor es ACTOR desde el momento que se sube a un escenario. Ridículo es pensar que a un actor ponerse un vestuario determinado le pueda parecer hace el ridículo. Entiendo que la ópera pueda tener unos límites que no tiene el teatro de prosa; pero aquí estamos hablando simple y llanamente de negarse a ponerse un traje que no parece incómodo.
Ah, y no hay que olvidar que con el libreto en la mano Rigoletto es y debe ser un personaje patético y pusilánime al que le sale todo mal: un enfermo a muchos niveles. Un loser, un pobre hombre. Incluso ridículo si me apuran. Dignidad, lo que se dice dignidad, no tiene mucha. Igual del Arco no va tan desencaminado.

Pues mire: yo prefiero ver algo novedoso y provocador, algo que me obligue a cuestionarme cosas y a hacerme preguntas ants que ver de nuevo lo mismo de siempre y que no me genere ningún debate intelectual. ¿No nos llenamos la boca con eso de que la ópera es un espectáculo intelectual? Pues eso. O mejor dicho, ¿No le parece un coñazo ver SIEMPRE lo mismo? A mí sí, salvo en casos muy concretos.

Yo para eso me pongo un cd en casa de Bastianini, Warren, Milnes, Bruson, Zancanaro, Nucci o alguno de los grandes. Quiero decir de los grandes de verdad, claro.