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 Asunto: Die Frau ohne Schatten, Viena, 17.10.2023
NotaPublicado: 24 Oct 2023 23:28 
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Refuerzo de coro
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Andreas Schager (El Emperador)
Elza van den Heever (La Emperatriz)
Anja Ariane Baumgartner (La Nodriza)
Michael Volle (Barak)
Elena Pankratova (La Tintorera)
Clemens Unterreiner (El Mensajero)
Maria Nazarova (Voz del halcón)

Dirección de escena: Vincent Huguet

Dirección de orquesta: Christian Thielemann

Antes de la reseña, he de confesar que siempre me produce algo de frustración la escucha o la visión de esta ópera, ya que no consigo llegar a la plenitud emocional que semejante obra maestra debiera proporcionarme. Indudablemente la suntuosidad orquestal y las tremendas exigencias vocales que contiene son plenamente disfrutadas con delectación intelectual por mi cerebro, pero no consiguen alojamiento, salvo en determinados momentos, en el rincón de las emociones del corazón.

¿Será que el libreto, no sé bien si cuento de hadas o reflexión filosófica sobre la paternidad, no acaba de convencerme ni llegarme? ¿O quizás que no entiendo ese amor que forzosamente tiene poco tiempo para desarrollarse, ni de noche ni de día, y que a mi me parece más bien gélido, entre el emperador y la emperatriz?¿O el carácter desabrido, un poco caprichoso y voluble de la tintorera?
Sí me creo plenamente los personajes de Barak, tan humano él, tan fiel en su amor incondicional, y el de la nodriza, tan firmemente motivada por su amor entre comillas por la emperatriz y su odio hacia los humanos.

Así que me disculpo, especialmente ante mis queridos amigos y colegas operísticos que piensan que esta es no sólo la mejor ópera de Strauss, sino una de las mejores de todo el repertorio operístico, por no poder pensar lo mismo.

Aclarado esto, qué espectáculo músico-vocal prodigioso el de esta función. Thielemann dirige bastante poco en la Staatsoper. Tanto es así que en lo últimos 5 años único que ha hecho es precisamente esta Frau, tanto en su estreno con Camilla Nylund como en la subsiguiente reposición unos meses después y luego ya estas funciones de ahora. El por qué de ello se me escapa, pero lo cierto es que desde su aparición el público le dedicó una generosa ovación.
A partir de ahí, las bellezas sonoras se sucedieron sin solución de continuidad en una orquesta conducida con mano maestra. No es Thielemann un director que se deje llevar por el arrebato, da más bien la impresión de tenerlo todo controlado bajo su férreo mando. La precisión de los ataques, las dinámicas alucinantes de las cuerdas, los tempi más bien majestuosos que apresurados, los crescendos controlados milimétricamente desde el piano al estruendo pero encontrando siempre el espacio para que se escuche la linea vocal de los cantantes, y el timbre lleno, redondo, tan logrado que a veces me parecía estar escuchando a los Berliner, la que para mi es la mejor orquesta que existe.

Imposible quedarse con todas las maravillas que Thielemann consigue en una obra tan larga y densa, habría que asistir a 4 ó 5 funciones para lograrlo. Pero por decir algunos, el fondo como de ländler que consigue mientras Barak evoca la juventud de los hermanos, el romanticismo casi wagneriano con el que acompaña el primer dúo entre Barak y su mujer, la transformación de la humilde tintorera en belleza tentadora, donde crea un sonido como de fantasía y exotismo, jugando con la posición de los instrumentos según se mueven los personajes; la tremenda escala descendente y subsiguientes acordes acordes sin piedad con los que finaliza el segundo acto, el crescendo que da paso a la resurrección del emperador, y por supuesto, mi parte favorita, todo el inicio del tercer acto.

Elena Pankratova, la tintorera, es una soprano más lírica de lo que yo pensaba, pero no se reserva nada en el ímpetu con el que aborda su papel inclemente, de forma que según va avanzando la ópera, especialmente al final del segundo acto, es normal que se produzca algún pequeño desfallecimiento en algún que otro agudo emitido a todo volumen de los innumerables que contiene el papel. Cómo consigue hacerse oir en el momento en que pide a Barak que la matecon la fiereza con la que está sonando la orquesta es un logro. Muy buena en escena y muy bien dirigida, posiblemente el personaje más conseguido desde el punto de vista de la dirección de actores, tanto que he comprendido un poco mejor a esa mujer frustrada por tantos motivos, que a pesar de querer a su marido, decide aprovechar la ocasión mágica que se le presenta para escapar de su triste rutina diaria. Interpretación absolutamente contundente.

Andreas Schager no es santo de mi devoción, y en esta función no hizo más que confirmármelo; canta todas las notas, es verdad, pero a veces parece que a metrallazos, cuando no ladridos, que destruyen cualquier intención de que se insinúe en su emisión el más mínimo atisbo de legato; estuvo algo mejor en el monólogo de su segunda aparición, acunado y seguramente inspirado por un Thielemann inefable. Escénicamente y en perfecta concordancia con su canto, salta, corre, y se agita de manera un tanto dislocada.

Tanja Ariane Baumgartner es una Amme de voz oscura, gutural en bastantes momentos, pero de un modo natural nada forzado. Escénicamente el personaje me ha parecido un poco más desdibujado que en otros montajes, aunque vocalmente excelente.

Mucho mejor Michael Volle haciendo de marido fiel que de marido celoso (ayer, en Il Tabarro). Le va mejor a su barítono más bien lírico, de una calidez plácida, y me parece que su personalidad y forma de cantar es mas adecuada para papeles de tipo reflexivo que de amantes sanguíneos. Excelentísimo su dúo del tercer acto con la tintorera, donde el catálogo de matices , medias voces, pura emotividad hecha voz, añadido a la celestial dirección de Thielemann, creó un momento inolvidable.

Y vamos a la gran protagonista, Elza van de Heever: yo solo la había escuchado en una Maria Stuarda con Joyce Di Donato y francamente, las dos me parecieron espantosas, pero es simplemente que hay voces, que por más buenas que sean, que no se adaptan al belcanto.
Porque voz no es precisamente lo que le falta a esta cantante….y qué voz!!! Poderosa, con enorme volumen, un timbre diamantino y penetrante, capaz de matizar sin embargo en los momentos más líricos, unos agudos estratosféricos, potentes y cristalinos, todo absolutamente ideal para este papel. Toda la segunda escena del escena del segundo acto, en la que decide abandonar a la nodriza fue cantada con un control de los reguladores que parecía de otro mundo. Igualmente el inicio de la siguiente escena donde a su voz se unió un acompañamiento orquestal con ese solo de violín, para los anales. El final de la escena fue es de las cosas más teatrales que he visto. Después de un espectacular : Mein Richter, hervor!, Thielemann mantuvo la orquesta en silencio durante casi un minuto. Cuando la tensión era ya insoportable y nadie osábamos ni pestañear, surgió, sin saber cómo ni cuando, un trémolo de la orquesta hasta el tremendo tutti que remata el gong, y la emperatriz empieza su parlato. Digo que no se sabe cuándo, porque cuando la audiencia nos dimos cuenta de ello, fuimos también conscientes de que llevaba ya un par de segundos o tres produciéndose, tal es el dominio que ejerce Thielemann sobre el sonido, equivalente solo a la infinita capacidad de la orquesta para producirlo. Cabe decir que los recursos expresivos de van der Heever son tan variados como la gama de tonos con la que puede colorear su voz. Para mi que le salido una temible rival a Lise Davidsen.

El montaje, absolutamente convencional, sigue al pie de la letra el cuento, fábula , o lo que sea; hay fuentes, hay telas teñidas,, hay rocas y emperador clavados en ella y hasta un joven en pelotas para mayor tentación de la tintorera. Lo único un poco fuera de lugar gue el beso apasionado que la emperatriz le planta a Barak antes de decirle que le ha fallado; no venía a cuento para nada.
Por lo demás, el público más dado a los montajes tradicionales habrá quedado satisfecho al máximo. A mi me aburrió un poco, aunque por una vez está bien no tener qué pensar en qué te estarán queriendo contar y poder concentrarte de lleno en música tan espléndida y tan espléndidamente interpretada.

A veces en Viena, con eso de hacer ópera todos los días, te da la impresión de que te han dado gato por liebre; ni mucho menos porque no tengan la calidad que se les supone, sino porque ponen el automático, y eso se nota. Pero cuando se viste de gala, a Viena no hay quien le tosa. Después de atender a esta función, he entendido por qué al pobre Thielemann siempre le proponen esta obra. Creo que es imponsible encontrar una mejor interpretación hoy en día. Yo no me cansaría de escuchar su versión una y otra vez.

Y menos mal que he empezado diciendo que esta ópera no acaba de llegarme.


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 Asunto: Re: Die Frau ohne Schatten, Viena, 17.10.2023
NotaPublicado: 24 Oct 2023 23:38 
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Registrado: 05 Ago 2007 22:51
Mensajes: 6178
Die Frau es un operón y refleja la suntuosidad de Richard Strauss.
Muy buena crónica! :aplauso:


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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com