Suerte para los "utrectinos".

No, sería suerte para los Utrechtenses

Por cierto AngelParsifal, no sabía lo de la indisposición de Audrey Luna del 21, ahora entiendo por qué la vi por debajo de París.

https://www.codalario.com/nixon-en-chin ... _1_in.html

Dejo esta crítica de un desconocido que no he encontrado en las que aparecen en el enlace colgado por el Sr. Gobernador.

Coincido con sus cometarios. Y con los de mi apreciado Angel con el que una vez mas comparto función sin saberlo. Le gusta Adams. No sé si estuvo en el estreno de Scheherazada.2 este invierno aquí en mi ciudad.

No obstante valoro más la dirección de la Sra. Olivia Lee Gundermann. Aunque no me percate del ambiente cuasiwagneriano, probablemente porque hacia pocas días que estuve inmerso en él -al menos a ratos- en el Tristán de Les Arts, si note en momentos cierto aire gershwinano quizá porque tenía visión directa -y casi única- sobre el percusionista o batería en este caso y los saxos.

La Sra. Lee Gundermann puede parecer una autómata pero es la compostura, la manera de accionar. Tiene alma a su manera oriental y estuvo al tanto de todo y todos, además de dar las entradas e indicaciones correspondientes, insistiendo en alguna ocasión. Quizá por aquí los comentarios de Angel.

El tercer acto decae pero es cierto que el segundo sobre todo el final fue esplendido.

Una velada magnifica como la de Les Arts tan bien relatada por Herr Mandryka.

Tristán con China. Necesito un Verdi mientras espero a mi cuñao. Con suerte será en Bilbao y para hacer honor al forero de igual nombre buscare arriba del escenario -no en el Arriaga que pena, pasaré aunque sea a oír llover- alguna placa conmemorativa de los ilustres que levantaron el edificio.

Cuento con que los Srs. Angel y Gobernador harán el recorrido a la inversa, de Nixon a Isolda. Espero ansioso sus comentarios del próximo estreno Real.

Estuve en el estreno y lo celebro. Qué gran sorpresa. Estoy seguro de que este NIXON IN CHINA va a ser una de las producciones más recordadas del año en España.
Conocía apenas algún fragmento y encontré una obra de lo más interesante, con un lenguaje minimalista bastante más accesible e inspirado que por ejemplo el de Glass (vi EINSTEIN ON THE BEACH este mismo año y se me hizo bola, cosa que no me ocurrió con este NIXON) que además bebe tanto de la ópera clásica (el aria de Pat Nixon o el aria de Madame Mao son tradición pura) como del jazz o del musical de Broadway en no pocos momentos (¡qué lenguaje musical tan hijo de su tiempo!) sobre un libreto muy audaz de Alice Goodman, que cuenta muchas cosas de forma muy clara; y que incluye grandes dosis de ironía a lo largo de la obra (el enfoque naif de Pat Nixon) que se acentúan por ejemplo en un desenlace filosófico que se vuelve cómico para el público de hoy, puesto que conocemos sobradamente el futuro de todos esos personajes. Una obra que habla de hechos reales que transcurrieron apenas una década antes del estreno y se permite ironizar con ellos: audaz, para mí mucho más interesante que esos títulos de la tradición que hablan de cosas que, en el fondo, no le interesan a nadie. Ahí está también la crítica política, nada velada (acentuada en este montaje por ejemplo por la aparición de Pedro Sánchez en el vídeo). Pero qué necesario es que el arte contemporáneo (y, hasta cierto punto, Adams lo es) debe apostar por la intelectualidad (que aparece en esta obra) y por hablar de temas que toquen de cerca lo social y lo político: que le hablen al público de hoy (¿Cuántas óperas hay que traten un tema de actualidad social y política como esta? Pocas. Pues eso).
Más cosas. Desconocía que Adams exige que las voces vayan amplificadas; y la verdad es que me enteré después de la función: no me importó, porque la amplificación era limpia, bien planteada, tanto que no se notaba. Así todos parecían tener voces de protagonista. En un mundo vocal como este en el que vivimos hoy creo que el problema no es amplificación sí o no, sino que esa amplificación sea limpia (como en este caso) para que parezca que todos los cantantes tienen voz de protagonista. Tal y como está el panorama hoy en día, no me parece mala solución, siempre y cuando esté bien ejecutada (y aquí lo está).
La producción me pareció solo resultona, incluso a pesar del atractivo visual innegable. Por momentos es demasiado esquemática, demasiado explicativa (demasiadas imágenes para contextualizar la cosa) y, sin embargo, con escenas no demasiado bien resueltas (la de la representación teatral en el segundo acto es manifiestamente mejorable y el tercer acto resulta confuso).
Muy buena labor de la maestra Olivia Lee Gundermann en el foso, dando sentido a cada variación de la música y sacando matices que evitaron convertir la partitura en algo repetitivo, como podría ocurrir. Respondió muy bien la orquesta (y más o menos sabemos todos lo irregular que puede ser este conjunto).
Para mí al coro le faltó algo de presencia, y el elenco fue homogéneo. Destacó mucho la musicalísima Pat Nixon de Sarah Tynan, para mí la mejor del reparto: la voz es amplia, hermosa, cálida, fila bien y tiene una musicalidad incuestionable. Espléndida la larga escena que abre el segundo acto. Además, es una notable actriz. Junto a ella, Jacques Imbrailo fue, por timbre penetrante, fraseo inteligente y buena presencia escénica, un muy buen Chou En-Lai, que se lució en el cierre de la ópera. También Alfred Kim (un tenor que años atrás estuvo en el ojo del huracán, pero parece que se ha olvidado todo aquello) mostró una voz incisiva en el agudísimo papel de Mao: su canto no es muy sutil, pero en este rol le funciona perfectamente. Más justito e impersonal el Nixon de Leigh Melrose; mientras que Audrey Luna bastante tuvo con lanzar la ristra de sobreagudos que pide la parte de Madame Mao (¿cómo Natalie Dessay no grabó nunca este aria?) con una voz de ultraligera que no parece tener mucho más recorrido más allá de roles como este. Borja Quiza impuso sobre todo sus dotes actorales como Henry Kissinger, en especial en el segundo acto; y las tres secretarias de Mao (Ferrández, Antipova y Coma-Alabert) estuvieron en su sitio en uno de esos roles plurales que cantan bastante más de lo que parece.
Disfruté mucho. Creo que es un espectáculo importantísimo (por no hablar de lo escandaloso que es que una ópera que se ha mantenido en repertorio desde su premiere tardase la friolera de 36 años en estrenarse en España) con todos los elementos en su sitio. Ojalá el boca-oreja esté haciendo bien su trabajo y cada vez vaya más y más gente. Insisto: es de lo mejor que vamos a ver este año en España; para mí claramente por encima de otras producciones de las que se está hablando más. Si pueden, no se la pierdan.

Siento disentir, ni como aficionado a la ópera contemporánea ni como militante escuchante de minimalismos varios...

https://www.elcompositorhabla.com/es/no ... rg_id=3535

¿Disentir de qué, exactamente?

Lo tiene usted a un click.

Le contesto en verde, señor Dufol.

A pesar de todo -y es que hay aspectos en los que el Teatro Real no tiene defensa alguna- continúo agradecido a esta institución por permitirme/nos escuchar títulos que, de otra forma, serían de muy difícil acceso a personas como un servidor, con posibilidades limitadas para viajar por Europa. Aún recuerdo San Francisco de Asís, La conquista de México, El ángel de fuego, El gallo de oro, Guerra y Paz, Kat'a Kabanova, Dead Man Walking y tantas otras que he podido disfrutar. Una más para eta selecta lista es Nixon en China, junto a La nariz, mi gran atracción de la temporada y he de decir que la experiencia ha sido muy interesante.

He de reconocer que no soy muy amigo del minimalismo aunque la experiencia de Einstein on the Beach en el Teatro Arriaga fue un impacto considerable. Esta es ejemplo de minimalismo puro mientras que la obra de Adams bebe de más fuentes, como puedan ser las del musical estadounidense o la la ópera "convencional" (¿solo a mí me parece que se menciona el Tristan und Isolde en la escena del ballet, cuando la joven fallece?) añadienso a ello el interés por un libreto "actual", lleno de política y de filosofía, narrando hechos que a los que peinamos canas se nos hacen fácilmente reconocibles.

Disfruté mucho la función y no puedo sino reconocer que ver y escuchar este tipo de obras no solo ayuda a entender la verdadera dimensión de este arte, mucho más plural de lo que mucha gente cree -incluso aficionados a la ópera- sino que abre puertas a que personas afectadas por los estereotipos en torno a la ópera se queden sin argumentos. Muy adecuadas las voces, resultando la más llamativa la de Alfred Kim, otrora Radamés o Calaf vilipendiado, sin menospreciar otras como la de Audrey Luna o Jacques Imbrailo. Una noche muy interesante, muy enriquecedora y ojalá la presencia de John Adams se normalice con otros títulos.

Pues más J. Adams , el próximo octubre / noviembre en el Liceo, esta vez con la producción de Anthony and Cleopatra y con el propio Adams, concertando

No tenía esta ópera en mi abono pero en su día compré la entrada y, después de leer esta crónica, estoy contando las horas que faltan para la representación de esta tarde.

Muchas gracias, espero que, animado por lo que he dicho, le haya terminado gustando esta genial ópera.