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 Asunto: La Dolores. Teatro de la Zarzuela, enero/febrero 2023
NotaPublicado: 02 Feb 2023 22:37 
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Primer atril
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Cuando llegué a Zaragoza para acabar mis estudios del colegio, allá por el año 82, y me injerté en el espíritu maño, creciendo en él como un sólo organismo, si ibas a Calatayud y preguntabas por la Dolores, te salpicaban una galleta que te dejaban sin piños o como poco, si eras veloz, te encorrían a gorrazos.

Hoy, Calatayud tiene centro de interpretación de la Dolores, camisetas, merchandising, y hasta una tapa dedicada a la Dolores. Cosas de los tiempos modernos. Te humillan, pero si sueltan la pasta, que humillen. Como en Kazajistán con Borat. Cosa del progreso y de chorradas trasnochadas, ya por fin superadas y olvidadas, como el honor y el respeto.


¿Y por qué Dolores en vez de Arabella?

El fin de semana pasado me paseé por los madriles por causas particulares y se me presentaron dos opciones operísticas. En el Real, a su acostumbrado precio desorbitado, una Arabella, nunca interpretada antes en el Real pero que yo ya he visto 2 veces en directo, y una de ellas muy reciente y con el mismo Mandryka (que no me convenció), o una Dolores, en el Teatro de la Zarzuela, a una cuarta parte de precio y con un reparto muy interesante.
Me decanté por la Dolores por el elenco, el paisanaje, el no haberla visto nunca en vivo y por la jota. Aunque dudas hubieron.


La Dolores llevaba 85 años sin representarse en el Teatro que la vio en su estreno y fue un éxito notable allá por 1895. Que mejor ocasión que el centenario de la muerte de Bretón para reponerla. Es una ópera verista, con la crudeza y violencia pertinente, reminiscencias wagnerianas y tamiz folclórico. Irregular, pero, qué duda cabe, atractiva.

Cuenta con algo inaudito, cinco protagonistas masculinos, aunque dos brillan más y están mejor definidos. Y dos femeninas, con el papel de la Dolores es el más completo y el más complejo, tanto musicalmente como psicológicamente.
Se suceden joticas, rondallas, una soleá, un buen trío, cuatro duetos (destacando sobre todo el del tercer acto entre tenor y soprano), alguna romanza y, cómo no, LA JOTA con mayúsculas. La jota de la Dolores es una maravilla que compensa, de lejos, el viaje y la entrada. Bien interpretada, pone los pelos de punta, hace que se humedezcan los ojos y que la emoción nos invada.


La puesta en escena de Amelia Ochandiano, que se pasó toda la obra en la última fila o de pie al final del pasillo, tomando notas y comentando con sus colaboradores, vale lo mismo para un roto que para un descosido. Es multifunción. Ambientada en los años 50, con pasarela y escaleras, pocos detalles y algún sinsentido. Para decirnos que estamos en Aragón, pasean gigantes y cabezudos, escenifica algo que recuerda al Rosario de Cristal y borda la escena de la jota, sobre todo, por la coreografía y la actuación del zaragozano Miguel Ángel Berna y su compañía de danza. Aún me sobrecojo cuando lo recuerdo.

Lo de unir el primer y segundo acto, dejando la primera parte en más de una hora y media, lo hizo para que fuera, la obra, también wagneriana en duración. Todo un detalle. Los mayores de 65 años tienen un 50% de descuento en la Zarzuela, por eso abundan. La próstata es la próstata, y las colas en los baños masculinos, con un descanso de tan sólo 15 minutos, estuvieron a punto de dejar algún infartado, o algún feligrés sin tercer acto.


La orquesta, dirigida por Gullermo García Calvo, a mí me gustó. Vale, no es la Filarmónica de Berlín ni la Concertegebouw, pero es que, los que somos de provincias, normalmente nos tragamos las Zarzuelas (o similares) con orquestas semiprofesionales o bandas de pueblo. Brilló por momentos, con poderío.


Saioa Hernández estuvo fenomenal en el papel de la Dolores. Es complicadísimo, ya que canta mucho, requiere de agudos refulgentes y cargada de graves peligrosísimos. Segura, entregada y maravillosa. ¿Mejorable? El fraseo y la dicción, si nos ponemos estupendos. Que se le entienda mejor lo que canta como pasó con las voces masculinas. Pero la que de verdad está estupenda, es ella.


Jorge de León en el papel de Lázaro, fue como es él, bravo, valiente, brutico, con algún sobreagudo brillante. Acababa de llegar de sustituir a Kaufmann de Radamés en Viena, con Netrebko y Garanca, casi nada. Y es que Jonas se escaqueó de la última función. Apropiado su estilo para el papel, verista donde los haya.


Melchor fue José Antonio López. Apropiado en formas, valiente y algo tosco también, compuso un creíble malaje en la línea verista que pide el personaje.


Rojas fue Rubén Amoretti. El extraño caso tenor lírico-ligero convertido en bajo por motivos físicos y salvado en Zúrich por un neurólogo argentino que estaba entre el público, es un cantante muy seguro en prestación y gran capacidad interpretativa a la vez que vis cómica, que siempre llega.


Patricio fue un excelente Gerardo Bullón. Me encantó. Bella voz, excelente fraseo y dicción. Compuso el dúo semi-cómico con Amoretti de forma impecable

Celemín fue un buen Javier Tomé. Gaspara, una también correcta María Luisa Corbacho. Mención especial al jotero Juan Noval Moro.

Los coros, estupendos todos.


Que quieren que les diga, a mí me encantó. Y aunque la obra es larga, como era domingo y había comenzado a las seis, a la salida no se podía perder la oportunidad, como no, de seguir en la ardua labor de investigación y degustación de esos manjares que llamamos tapas, siempre acompañadas de esa otra obra maestra divina que es un buen vino. Esta vez fue por la plaza de Santa Ana, no muy lejos, caminando bajo el frio madrileño.

Y echo de menos la época en la que, si pasabas por Calatayud y preguntabas por la Dolores, te llevabas una ensalada de leches.


Saludos


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 Asunto: Re: La Dolores. Teatro de la Zarzuela, enero/febrero 2023
NotaPublicado: 03 Feb 2023 9:24 
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Ahora hasta algún AVE y AVLO, para en Calatayud, en estos tiempos modernos . ( me imagino que Saioa mucho más cómoda vocalmente como Dolores que como su reciente Leonora del Trovatore pasado noviembre, donde pasó bastantes apuros vocales ).
A J.de Leon, creo lo tengo previsto como Calaf en las TURANDOTs del próximo julio en el Real, junto a Pirozzi y Nadine S.
Como siempre, un gusto leerte!


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 Asunto: Re: La Dolores. Teatro de la Zarzuela, enero/febrero 2023
NotaPublicado: 03 Feb 2023 11:54 
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Gracias, querido Mandryka, por permitirnos en placer de leerte.


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 Asunto: Re: La Dolores. Teatro de la Zarzuela, enero/febrero 2023
NotaPublicado: 05 Feb 2023 13:55 
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Estuve el viernes por la calle Jovellanos, horrorizado al ver que en lugar del restaurante Club 31 hay ahora un chino, muy fino y con muchas luces, pero seguramente con la calidad acostumbrada. También han regresado las toses al teatro, este inicio de año ha sido duro para las gargantas. La misma Amelie hubo de ausentarse en el descanso, incapaz de controlar su tos, bien emitida y proyectada, por cierto. Pero no estaba disfrutando de la función y temía que tampoco lo hiciesen los de alrededor.

La Dolores es como los tráiler de las películas actuales o el folleto turístico del barco de vapor Brujas-Damme: en el primero crees que va a ser una gran película cuando en realidad ya has visto todo lo interesante de la misma; y en el segundo hay una foto de un precioso molino de viento y te emocionas al pensar que el trayecto de media hora va a estar plagado de ellos..., y luego descubres, decepcionado, que es el único que hay. Pues la ópera tiene el gancho de la Jota y te imaginas que es toda similar, pero no. La música es de calidad pero mezcla momentos de monotonía con otras de violencia que llegan a cansar un poco, sobre todo porque no ocurre gran cosa. Vamos, puro Wagner. La gran tragedia es que un barbero malvado se jacta de haber yacido con la guapa del pueblo, a esta le amarga con el recuerdo, y un rico y un militar quieren seguir esa senda pero al final se cruza el seminarista que se la lleva al huerto, a partir de las diez de la noche. La trama está bien pero no como para que inunde de amargura toda Calatayud.

En cuanto al elenco, se nota y mucho que abundan las voces operísticas. Saoia Hernández encarna a la agraviada bilbilitana (que le gusta jugar a varias cartas) y lo hace de manera sobrada, bien en el agudo y en el grave, rotunda en sus declaraciones, y mucho más intimista en su romanza del tercer acto para explotar poco después en el dúo. Jorge de León, el seminarista pillín, hace una buena recreación, piadoso en la capilla, valiente en el ruedo y firme en la defensa de Dolores. La voz se sostiene en su fuerza, que aún le queda, pero ha de cantar todo a pleno pulmón. Los agudos son sonoros pero se notan algo apretados y la voz se empequeñece un poco. De vez en cuando se le escapa algún sonido feo. Bien en el dúo, acabó la ópera a lo grande, con una nota sostenida y alargada mientras bajaba el telón.

En cambio, a Gerardo Bullón le sale la voz fluida, fácil, aparentemente si esfuerzo, incluso en el par de agudos que hubo de dar y en los que se le aclaró el timbre, pero no dejó de resonar. Suena sana y fresca y esta vez cantó más de tres frases. Incluso una pequeña romanza que podemos denominar "de los regalos". José Antonio López tiene pinta de malo sin necesidad de tatuajes, camisetas negras o peinados batasunos y cantó de manera contundente, sonora y rotunda. Poco visto tengo a este barítono. Rubén Amoretti fue el militar-amante-torero Rojas. No sé si habrá pasado recientemente el catarro que ha cogido todo el mundo pero esta vez he notado un bajón importante. La voz no corría como de costumbre y aparentaba algo apurado. Siempre entregado pero no fue el de siempre, un seguro de vida en este teatro. Ojalá sea pasajero.

Completaron el elenco el jotero-cupletero Juan Noval, la mesonera María Luisa Corbacho y el acompañante Javier Tomé. Sólo a este le costaba un poco hacerse oír pero los tres cumplieron. Los bailarines estuvieron excelsos en la excelsa jota, que como dice Mandryka, vale la pena por sí sola. No vestían de baturros pero tampoco de gabardinas y la coreografía fue trabajada y vistosa. Emocionadamente cantada por Noval. Largos aplausos que afortunadamente no derivaron en bis (a punto estuvo), porque me habría quedado sin autobús de vuelta.

La puesta en escena, de las que me gustan. Nos pone en contexto, no intenta hacernos reflexionar a los que venimos a solazarnos, no hay nada que no tenga que ver con la ópera, nada de perros, extras correteando desnudos, bailarines descoyuntándose... Muy bien resuelta la construcción de la plaza. Hablando de plaza, habría estado bien poner algo que identificara el pueblo, el castillo a lo lejos o las torres mudéjares. La orquesta, más inspirada en la jota, sonó en general muy bien.

Noche agradable en Madrid, sin viento y con temperatura rondando los 10º. Y es que este febrerillo loco nos va a atizar más por la mañana que por la tarde.

_________________
Gran Duque de Seychelles.


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 Asunto: Re: La Dolores. Teatro de la Zarzuela, enero/febrero 2023
NotaPublicado: 11 Feb 2023 22:50 
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Registrado: 21 May 2009 16:34
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Función del 10 de febrero.

A Tomás Bretón se le conoce por ser uno de los grandes autores de zarzuela. En el acervo popular, le debe su lugar a la obra cumbre del género chico: La Verbena de la Paloma. Sin embargo, Bretón no se mantuvo ajeno a la creación operistica ni al intento frustrado de crear una ópera nacional en nuestro país. Ya lo intentó con Los Amantes de Teruel, que se vio hasta en Viena, aunque no le acompañó el éxito, y lo hizo de nuevo con una ópera en la que incluyó tanto las tendencias musicales en boga por la época, como la música tradicional española, en este caso aragonesa.

Con La Dolores, Bretón se acercó al wagnerismo y al verismo, corrientes musicales, la segunda inevitablemente influenciada por la primera, que arrasaban en los teatros de la época. Si bien esta ópera ha pasado a la historia por su famosa jota del primer acto, representada en múltiples galas de zarzuela hasta el punto de que muchas veces se cree que pertenece al género, estilos wagnerianos y veristas se reconocen en la orquestación, o en las oberturas, especialmente el oscuro, denso y cautivador preludio del tercer acto. Esta ópera se estrenó por primera vez en el Teatro de la Zarzuela en 1895, y no se representaba sobre sus tablas desde ¡1937!. Por su dificultad, su programación, que debería ser frecuente por su potencial, es una auténtica rareza. La última vez que se vio en Madrid, lo hizo en el Teatro Real en el año 2004 (un servidor asistió a una de las funciones, con Ara Malikian como concertino de la orquesta), en una oscura producción, ambientada en los años de la Guerra Civil y la Posguerra, además de contar con la batuta de Antoni Ros Marbá y la soprano Elisabete Matos en el rol titular, y que fue grabada en DVD.

Ahora vuelve a Madrid con una producción nueva, firmada por Amelia Ochandiano, quien sitúa la acción en los años 40-50, no muy lejos de la producción de 2004, y que sigue siendo aún una época en la que se puede entender lo que ocurre en escena, y que posiblemente seguía ocurriendo en la realidad de entonces. Ochandiano despoja la obra de sus elementos folclóricos, dejando solo el drama y el ambiente opresivo rural en el que transcurre la obra original de José Feliú en la que se inspira esta ópera, y la propia leyenda de La Dolores de Calatayud, hasta no hace mucho, un tabú para los habitantes de esa ciudad aragonesa. A la hora de desnudar la tragedia y la injusticia a la que se somete a su protagonista, una mujer deshonrad y señalada, y envuelta en una relación tóxica con el villano responsable de esa deshonra, el escenario se muestra sin decorados, solo con una funcional estructura escénica, con escaleras, plataformas, aunque a la izquierda del escenario hay como una pequeña capilla. Son el vestuario de Jesús Ruiz, la coreografía de Miguel Ángel Berna y la iluminación de Juan Gómez Cornejo, los que le dan la ambientación que compensa la falta de decorado. Algo que por cierto, parece haber venido para quedarse en este teatro, habida cuenta de los últimos montajes que hemos tenido.

Un telón con el nombre "Dolores" en rojo, recibe a los espectadores. Tras levantarse este, tres acróbatas, cada una enfundada en un vestido gigante, y moviendo unas cuerdas, como si hilaran el destino de esta mujer. Antes de terminar la obertura, estas señoras salen de sus vestidos ligeras de ropa, lo que le costó un abucheo de parte de un enfadado espectador (no se sabe si por incomodidad respecto del montaje, o por ve a mujeres casi desnudas en la obertura, lo que dio lugar a todo tipo de especulaciones) que rápidamente fue sepultado por las ovaciones del publico. Los bailes son sin duda el momento más esperado, y el más aplaudido de la noche. En el acto segundo predomina el rojo, y se recrea un coso taurino, aunque la corrida no se ve. El tercer acto es previsiblemente el más bello y expresivo a nivel escénico, empezando con unas danzas por las mismas acróbatas de la obertura, unidas ahora al cuerpo de baile y danzando una danza misteriosa, de pasión y muerte, que luego dará lugar a la misa. Cuando Dolores se queda sola, desciende una cama al escenario, reflejando la intimidad de su habitación. Al final, cuando tiene lugar la tragedia, las cabezas de los gigantes que estaban en el primer acto aparecen, al mismo tiempo que el coro, centrando toda la atención en Dolores, como si quisiera asentar definitivamente la copla que la calumniará por generaciones futuras. Mientras se baja el telón, Dolores y Lázaro se dan un último abrazo.

Guillermo García-Calvo dirige de manera notable a la Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de la Zarzuela. No es una obra fácil, debido a la grande, compleja y rica orquestación, que pasa además por muchos estilos, teniendo una predominancia wagneriana y verista. En el Preludio, la jota y el preludio del segundo acto, tan bello pero con la audición del mismo perturbada por el público del teatro tan acostumbrado a hablar cuando se baja el telón aunque no suene la música, ya dio muestras de buen hacer. Pero no fue hasta el intenso, dramático, denso preludio del tercer acto, que recrea la noche, cuando la orquesta alcanzó su cénit, ya hasta el final de la obra. Los coros dirigidos por Antonio Fauró sonaron a un excelente nivel en la jota, así como el divertido coro de niños, que parece haber sido sacado del célebre coro infantil de la Carmen de Bizet. La Rondalla Lírica "Manuel Gil" acompañó en la jota y en todas las escenas de celebración, con un lucimiento en el primer acto.


Saioa Hernández lideró el reparto de forma indiscutible, adueñándose del rol en una noche de ópera claramente inolvidable. La gran soprano dio lecciones de musicalidad, de canto y de interpretación. Es el de Dolores un rol que requiere presencia escénica, algo que le sobra a Hernández. La voz tiene ese legato, ese bello timbre lírico-dramático y ese grave (que recuerda al de su maestra Caballé) que hacen las delicias del público, cuyo cénit alcanzó con la deliciosa romanza "Tarde salí cuitada" con la que se ganó una merecida ovación, y que continúo con el dúo con el tenor en el tercer acto, donde se vivieron momentos de ópera con mayúsculas.

Jorge De León como Lázaro cantó a plena voz, con su emisión y su volumen potentes y desmesurados, aunque la voz ya da signos de madurez y la tesitura en algún momento le pasó factura, como en su romanza del segundo acto. Sin embargo, en el dúo con Dolores en el tercer acto estuvo a un gran nivel.

José Antonio López como el malvado y brutal Melchor supo transmitir lo terrorífico de su personaje, en una interpretación notable en lo vocal e intachable en lo actoral. Rubén Amoretti estuvo excelente como el militar Rojas, en una interpretación divertida del personaje. Igualmente Gerardo Bullón con su desternillante interpretación de Patricio, uno de los muchos pretendientes de la protagonista. María Luisa Corbacho como Gaspara, dio una interpretación digna, igual que Javier Tomé que fue un buen Celemín. Juan Noval Moro tiene un timbre fresco y juvenil y sabe cantar la jota, pero no estuvo exento de dificultades que en dificilísimo número, incluso a veces parecían sobrepasarlo.


Tras el éxito de las funciones inicials, y posiblemente debido al entusiasmo de la jota, o el excelente reparto, todas las demás funciones se han saldado con un lleno total todos los días. Es por eso que uno mantiene que esta obra debería verse más seguido. Y que incluso en el siglo XXI, la ópera española sigue teniendo potencial en el público de hoy.

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 Asunto: Re: La Dolores. Teatro de la Zarzuela, enero/febrero 2023
NotaPublicado: 13 Feb 2023 11:52 
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Registrado: 12 Abr 2015 19:11
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Asistí a la última representación, la de ayer domingo 12 de febrero. Una maravillosa velada en la que las voces de Jorge de León (quien sustituyó a Javier Palacios) y Saioa Hernández nos deleitaron con un tercer acto espectacular. Impaciente por volver a escucharlos de nuevo en Turandot en julio, aunque no están en el mismo reparto.


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Traducción al español por Huan Manwë para phpbb-es.com