Espléndida Bolena inaugural de la temporada en Valencia.
Los tiempos de pretemporada ya pasaron a la historia y esta temporada teóricamente se inauguró con el engendro de Zelle, anunciado cómo ópera, aunque no era una ópera, era un performance (que hoy en día es, demasiado a menudo, sinónimo de chorrada), y cuyo único valor fue el homenajear en género no binario a un pueblo de Teruel. Se nota que el promotor y cabecilla de Teruel Existe, vive y trabaja en Valencia.
Inauguramos, pues, en serio, la temporada con una de esas óperas de Donizzeti que tanto me gustan. Viene de Ámsterdam, como vendrán en años consecutivos las otras Tudor, también de Ámsterdam, que, para eso, Jesús Iglesias, director artístico de Les Arts también viene de ahí y le quedan amigos para coproducir. El año que viene, La Stuarda. El siguiente, Devereux. Y todas ellas con la Buratto de protagonista. Bravo. Por mí, también pueden dejar a la Tro Santafé de partenaire, que además es de aquí y duerme en casa. Jordi, no hace falta si no quieren.
Bueno, ya casi lo he resumido todo.
Extraordinaria ópera, con un final de esos que Donizetti se marcaba tan a menudo, que te tiene muerto durante los últimos 25 minutos y que Maurizio Benini, un gran maestro concertador, gran conocedor del paño y gran profesional, dirige maravillosamente. Todo suena como debe sonar, desde el crescendo de la sinfonía, hasta el gran finale. Con regulaciones y tempos adecuados, cuidado de las voces, brillo y claridad a la vez, conduce la gran orquesta que tenemos (y al gran coro) por toda la obra sin perder en ningún momento belleza y emoción. Que botito!. Las cuerdas, las maderas, los metales, todo sonando bien y como toca. Que botito!
La puesta en escena de Jetske Mijnssen , nada de nada. Sosa, estática, aburrida, no aporta nada.
Sólo tres cosas buenas: 1- Sirve también para la Stuarda y el Devereux (y para otras 500 óperas más), por lo que yo propongo, por eso del cost cutting, que la cosa está muy fea, rescindirle el contrato y ahorrarnos una pasta. 2- No molesta (salvo porque aburre). Es decir, los cantantes cantan cómodos y casi siempre mirando al público al borde del escenario. 3- Ha hecho ricos a Puertas Antonio García, con 7 portones gigantes. Yo le compré todas las puertas de mi casa al susodicho hace cuatro años, y como hoy en día las puertas (como todo), las hacen de pichiglas relleno de cartón, y no de madera (como debe ser), tengo la mitad de las puertas a las que se les saltan los tiradores. Si las ha hecho el mencionado, no llegan a la última función. Cosas de la obsolescencia tecnológica, intuyo.
Anna Bolena fue una extraordinaria Eleonora Buratto. Ser soprano y llamarse Leonora, como que ya da un plus.
Empezó con la voz algo pesada, pero al llegar al quinteto ya se le había aligerado y acomodado y subió. Y voló, vaya si voló. La última Bolena que vi, fue de la enorme Gruberova, y nada que ver con el maravilloso alarde pirotécnico de la eslovaca. La Buratto estuvo contenida en donde podía, porque puede, haberse desatado en el alarde (ya le llegará el manierismo en la madurez). Todo lo contrario, fue continencia en la belleza supina. La elegancia y la belleza en la voz, los agudos refulgentes, los graves poderosos, los detalles belcantistas, la italianitá por arrobas… En fin, bravísima. ¡Y qué decir del final! Entre el Piangete voi y el Coppia iniqua, nos tuvo suspendidos de un hilo que no soltó hasta de apagó su voz para dejárnosla en la memoria.
Juana Seymour fue la paisana Silvia Tro Santafé. Como siempre que la he visto, y ya llevo unas cuantas veces, excelente. Muy segura tanto en agudos como en graves, con una voz robusta, bien proyectada y que no defrauda nunca. El dúo con Buratto del segundo acto, simplemente maravilloso, acongojante. Vibrato pronunciado y hermoso. Una gran cantante. Una gran profesional.
Lord Percy fue Ismael Jordi. El Jerezano tiene estampa de torero, y a veces se mueve así en el escenario, elegante y con chulería. Y tiene un canto bonito y elegante también, aunque con continuados cambios de color e insuficientes medios para el exigente papel. Llega al agudo (cuando llega) con dificultad. Un desastre, no (aunque una conocida espectadora de Les Arts, que no falta nunca, quería matarlo), pero con prestaciones muy por debajo de las dos féminas. Y es que la igualdad no siempre se cumple. Habrá que legislar.
Enrique VIII, canalla histórico adorado por los British, y que es el artífice de que Carlos III sea el cabeza de la religión anglicana (manda güevos), fue interpretado por Alex Esposito. Guardaba un excelente recuerdo de su gran despliegue en Hoffman, y aquí estuvo más flojo. Su interpretación actoral fue la mejor, con entrega. Aun siendo bueno y convincente, sufrió en el ascenso al agudo y no redondeó la noche. Cierto que Gaetano no le dio un momento de lucimiento en solitario.
El Smeton de Nadezhda Karyazina, fue cumplidor dentro de una clásica voz eslava y oscura, quizás algo inapropiada para la ligereza belcantista.
Jorge Franco muy bien como Sir Hervey aunque el papel es más bien corto y plano. Peor Gerard Farreras como Rochefort. Geri tampoco tenía el papel de su vida.
Ya estamos de vuelta con ilusión y expectativa sobre una nueva temporada. Esperemos que el futuro apocalíptico que se adivina en un mundo enloquecido en el que la sorpresa ya no es sorprendente, nos permita, por lo menos llegar a final de temporada. Yo me he vuelto muy pesimista. Y no soy el único, ya que la crisis que viene sin remedio y la inflación han dejado huecos entre las butacas. La locura post pandemia, en la que todos salimos a viajar, a comer, a beber y a consumir la vida a borbotones, ha pasado y cada vez veo, también, más mesas vacías en los restaurantes. Y pasa por donde voy, menos en Madrid, donde la algarabía sigue de forma inalterable.
No lo entiendo, el Real es el teatro más caro del mundo, dónde te levantan 130 euros por una entrada de visibilidad reducida, y está todo vendido. Será por la catorceava.
Como no, placer inenarrable el poder saludar a Manuel y al Gato Montés. Dufol se nos escondió parapetado en su trinchera. Otra vez será y tendré la perdida oportunidad de darle un fuerte abrazo.
Saludos
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