Tip escribió:
Casi telegráficamente, porque de nuevo estoy sin portátil y con el móvil es muy pesado. Y además era la última de las representaciones.
Buena función de Norma, en términos generales. Agradable sorpresa con Hibla Gerzmava, a la que no conocía. Empezó un poco cacareante, con un vibrato de los que ya no se usan. La más perjudicada fue la escala descendente de “Casta diva”. Luego mejoró notablemente. Voz poderosa, bien manejada, algo oscura, no lo canta todo en forte.
Casi lo mismo podría decirse de Annalisa Stroppa, voz de notable presencia, buen canto y en este caso, como manda el papel, más aguda de lo habitual. Curiosamente, en los dúos se distinguía menos de lo que cabría esperar. Lástima que la italiana cantase casi todo el tiempo en la esquina que me venía mal para escucharla bien.
A su lado John Osborn fue el gran perjudicado. Sobre todo por el volumen, porque me gusta cómo canta, no elude los agudos y se le ve suelto en belcanto. Pero este papel tiene ya unos derroteros casi de heldentenor que no le favorecen. Eso sí, da gusto escuchar a tres cantantes que no fuerzan muscularmente la voz. Incluso cinco, si añadimos a Fernando Radó y Juan Antonio Sanabria, contundentes ambos.
La orquesta, a veces pasada de decibelios. Cierto es que desde mi pupitre se escuchaban atronadoras las cuerdas y en lontananza los vientos. Y me sigue pareciendo demasiado frenético el “Guerra, guerra!”, debe de ser que es así.
Muchas gracias Tip por la crónica de este segundo reparto, tenía mucha curiosidad por Osborn. Escuché por primera vez a Osborn en los Puritani de Oviedo y me quedé un poco dividido, hizo un A te o cara cantado en su casi totalidad en falsete, con una proyección de la voz y un volumen muy limitados, posteriormente en sus enfrentamientos vocales con Dalibor Jenis mostró momentos puntuales con un cierto "squillo", pero en general adoleció de volumen limitado y falta de expansión en la voz (en comparación por ejemplo con Javier Camarena a quien le escuché varios Arturos; el tenor mexicano resultó más expansivo y brillante vocalmente que el estadounidense), si bien es verdad que Osborn mostró en Oviedo una musicalidad y un fraseo intachables, especialmente en A una fonte afflitto e solo, que resultó muy poética, y estuvo brillante y valiente en el Vieni fra queste braccia, para desinflarse en el Credeasi misera, y en cualquier caso es de agradecer que este tenor salvara las funciones del Campoamor, seguramente con poco tiempo de preparación. Por eso para mí era una gran incógnita su adecuación para Pollione, aunque su musicalidad sin duda es impecable.