más que estilismo, tipo de vocalidad ya descrita por los Sres. Tunner , Mandryka e Yllanes, así como expresividad que contacta con el público.
Parece que en las Medée berlinesas dirigidas el pasado año por Barenboim, también la Yoncheva estuvo a muy notable altura .

Acabamos de coincidir nuevamente.

Por cierto Hizan o quien lo sepa, ¿ Lucia Aliberti tiene en su época alguna Imogne cantada en teatro ?

Sí, la de Martina Franca.

Y esta otra procedente de Sant Etienne, disponible en audio y video:

* Lucia Aliberti, Rockwell Blake, Marcel Vanaud
Orquesta y Coro del Centro de Creación Lírica de Saint Etienne: Patrick Fournillier. 1993 Representación pública

Las dos de Aliberti están en YouTube

Función del día 3.

Da gusto tener una voz de calidad en el papel de Imogene. Sonya Yoncheva se lleva el triunfo de la noche. Su voz es amplia, con peso, carnosa, con volumen. Y lo da todo, con una entrega total que ya es lo más en la escena de la locura, donde directamente la señora se sale. ¿Que las agilidades se le quedan ahí ahí y que sufre en algún agudo? Pues sí, pero globalmente su Imogene es una gran creación. No creo que su carrera siga por el terreno belcantista, así que es una satisfacción haberla podido disfrutar ayer.

Javier Camarena es un valiente. Atacó el papel con dos pares de narices. Arriesgando mucho en unos momentos, siendo precavido en otros. Se marcó unos agudos espectaculares y una coloratura muy digna. En el segundo acto se le quebró la voz en el dúo y se quedó un tanto en stand-by pero supo salir airoso y luego se marcó una buena intervención final. La sensación que me dio es que andaba inseguro. Pero vamos, muy bien.

George Petean es de los barítonos de voz noble, fraseo elegante y control del estilo belcantista. Le falta un punto de arrojo para lo malvado del papel, pero esto no es verismo.

De los comprimarios bien María Miró, más flojos los hombres.

Muy bien la orquesta, mimando mucho a los cantantes. Ay esos tempi ralentizados para que no se nos ahoguen a veces. Con brío en las partes animadas (ese final de primer acto que bien podría bailarse como un can-can) y poniendo el justo toque dramático en las escenas más intimistas, especialmente en el segundo acto.

El coro, estupendo, muy rotunda la parte masculina.

De la puesta en escena se agradece el buen hacer de Sagi haciendo creíble dramáticamente un argumento tan poco interesante. La escenografía me recordó demasiado a sus Puritani, son casi intercambiables. Sencilla pero con efectos visuales llamativos que sólo se disfrutan desde abajo, claro.
La entrada de Imogene en la escena de la locura es puro delirio, un exceso de divorrez absoluto. Bravo.

La partitura es una maravilla, la hora y media del primer acto se pasa casi sin que te enteres, y el segundo acto se puede hacer más pesado porque es más íntimo, pero también tiene mucha carga dramática y el estallido final de la escena de la locura es una bomba.

¿Qué Bellini eliminó él mismo la pequeña escena final por anticlimática? Pues vale, pero me hubiera gustado ver cómo Gualtiero se tira del puente, aunque con esta puesta (en la que, como casi todo últimamente, te vale tanto para un trovador como para una valquiria) le habrían apagado la luz con mucho efecto espejo y punto.


Nada reseñable en el anecdotario excepto… el corrillo de amigos entendidos del descanso.
Todos con sus múltiples carreras de conservatorio, veinte mil leguas de viajes operísticos y una colección interminable de grabaciones live de hace 60 años que suenan a sartén de huevos fritos.
Por favor qué cansinos.
Sacándole pegas a todo, que si la Caballé, que si la Callas, que si Flórez… y ya no se puede hablar más cuando sacan a Devia y Kraus.
Tuve que saltar: ¿pero es que vosotros venís a la ópera a comparar o a disfrutar?

Qué petardos, yo también me he estado escuchando estos días la versión de Caballé/Martí/Cappuccilli para Emi en 1970. Y donde Yoncheva da cuatro notas la Caballé daba veinte, ¿y qué?

Datos informativos, que no vienen mal porque ayer había huelga de bus y metro: a las once en punto de la noche dan el último chimpón. Plus aplausos, plus saludar y despedirse de los conocidos, sobre las 23:15 sales del teatro.

Antiguos foreros, seguro.
Pero también dan vidilla, que se agradece.
Para ir bien preparado mañana, volveré a escuchar una función completa en Youtube y me leeré la Constitución. Que cuando menos lo esperas salta el examen sorpresa.

Me alegro mucho por la gran canaria Auyanet, una estrella absoluta en Tenerife que ha triunfado de forma incontestable en Norma y Don Carlo las dos últimas temporadas aquí. No quisiera parecer chovinista, pero me parece que no tiene nada que envidiarle a la Yoncheva.

Yo ya hice mis corrillos en la época en que se hacían colas interminables para conseguir entradas (y aprendí muchísimo de ellos, yo era humilde y escuchaba, escuchaba y escuchaba...Hoy prevalece la iconoclastia y todos se creen saber más que nadie). De Callas y Caballé se puede y debe hablar en Il Pirata, de Devia menos, porque lo cantó poco y al final de su carrera. El Maestro Kraus sólo grabó las arias de Gualtiero, magistralmente eso sí.

Sin embargo y siendo Deviano hasta la médula y después de haberle visto en 2013 como Imogene en Barcelona, es indudable que en cuanto a coloratura, dominio del agudo y sobreagudo, técnica de fuoriclasse es superior a Yoncheva, pero a mí no me convenció la Imogene de Devia. Como personaje, por entrega, por intensidad dramática, por material (por centro, amplitud y extensión más adecuado a la partitura) me quedo con la búlgara. Especialmente en el muy dramático dúo con Ernesto y en la escena final me quedo con la Yoncheva. No tengo problema en subrayarlo y más Deviano que yo, que la he seguido por los teatros de aquí y allá, pocos.

Explicación màs que convincente en función a lo que personalmente esperas de la vocalidad e interpretación de ese endiablado rol de Imogene.
De esa función que cita el amigo Tunner del Liceo 2013 a mí sí me convenció Mariella Devia por su estilismo y academicismo belcantista y al ser versión concierto, me preocupó menos la parte interpretativa. Quien si me convenció plenamente como Gualtiero entonces, por valentía y arrojo vocal fue Kunde.

En cuanto a la Aliberti aún interpretando la versión llamada íntegra de Martina Franca de finales de los 80s, pocas veces me ha convencido vocalmente ya que se limitaba a intentar ser un “ clon Callas bis “.
Personalmente, mi Imogene es y sigue siendo Montserrat Caballé.

Sr. Pasaelmocho, cambie usted de amistades o le amargarán la velada. Son esos típicos aficionados otoñales para los cuales "cualquier cantante pasado fue mejor", parafraseando al gran poeta castellano.

Hola amigos,

Feliz por ver un Pirata en el Real, porque se entiende mal que se estrene 200 años después. La Opera la escriben para Rubini (amigo forero tú no!!)
lo que va a complicar que Camarena lo tenga fácil para cantar el papel que a priori no le pega mucho.

Fui ayer, y volveré mañana, así podré opinar sobre Yoncheva, Petean y Camarena.

Me gusto la dirección de Benini, cuidando a los cantantes y con momentos inspirados, y solo me sorprende su forma de mover la mano derecha que es un verdadero perdigón.
El Itulbo de Yonchev es correcto, no es un papel que deje grandes momentos al bajo pero al menos se le escucha bien.
Sobre Piazzola debo decir que no me gusta, no se le entiende ni oye, el sonido no corre y le tapa el sonido siempre sea del coro, de la orquesta o cualquiera que cante a su lado. Seguro que Petean con una voz más de fuste y un cierto gusto lo superará con creces.
Albelo que venia de suspender el día 1, estuvo contenido en "Nel furor delle tempeste" sin agudos estratosféricos que otras veces ha prodigado en el Real, el público se quedó frio y hubo un aplauso tibio. Después la cavalletta le quedo alguna nota bastante fea "ah, si vorrei..." y otro tibio aplauso. Sus mejores momentos para fueron en el duo con Auyanet. En cuanto al "Tu vedrai la sventurata" cantado con buen gusto y frases largas estuvo bien pero evitó el sobreagudo (por cierto que no se si está escrito) y otra tibia respuesta del respetable.
Auyanet triunfó desde su salida y fue una noche en la que nadie le quito un aplauso. La verdad no le pongo problema al éxito porque el trabajo está ahí, bien en el dúo y el aria final, pero tampoco comparto ovaciones de este nivel. La voz de un volumen normal y un fiato igual tiene un timbre poco agraciado y el agudo no tiene una sonoridad que enloquezca. Para mi un bien es la nota, ni notable ni sobresaliente.
Ya veremos el otro reparto que nos depara.

Por cierto que no entiendo Paselmocho y Lord Cacahuete, no os gustan ni los corrillos de los amigos, con quien vamos a compartir lo que vemos sino...jejeje
La comparación entre cantantes existe desde que la opera ha nacido, es tan natural como la vida misma. Lo divertido de tener 40 grabaciones del pirata es ver si Aliberti estuvo mejor que Dragoni, o Callas y Caballé en sus mil virtudes y diferencias...
Como dice Tunner se aprende mucho de algunos corrillos (madre mía ya ni me acuerdo de los tiempos de las colas en la Zarzuela, que mayor me hago...). Aprender con la partitura es genial, pero escuchar cantantes del pasado, grabaciones y opiniones y recomendaciones también abre la mente.

Un gusto leerte después de tanto tiempo, amigo Gayarre. A ver si coincidimos mañana dia 6

Estuve ayer viendo el segundo reparto y fue una función bastante soporífera, debido sobre todo a la planísima dirección de Benini, de tempos letárgicos (las melodías de Bellini ya son de por sí “lunghe, lunghe, lunghe” como para “alungarlas” aún más), escasa de nervio y de tensión teatral. Puede ser una óptica posible esa evanescencia orquestal al servicio del canto, pero para que cunda tiene que contarse con tres cantantes virtuosos y fuera de serie, y por desgracia no fue ayer el caso.

Aparte de sus múltiples carencias técnicas, la afinidad del canto de Piazzola con Bellini es la misma que existe entre el agua y el aceite. Celso Albelo, un cantante que nunca me ha entusiasmado, anda bastante perdido por lo que se le escuchó ayer. La voz completamente fuera de sitio, abriendo los sonidos apenas la tesitura se empina, y buscando sólo el efecto del vulgar pepinazo (algunos de ellos bastante vulgares y desagradables, por cierto). La falta de flexibilidad le impide ligar, frasear, tener soltura con las agilidades y servir con delicadeza la depurada línea belliniana.

Los mejores momentos (unos pocos, tampoco muchos) los ofreció Yolanda Auyanet. A raíz del cambio de repertotrio, su voz se ha resentido y destemplado en exceso. No hay apenas un sonido que conserve la tersura de antaño, pero el buen gusto no lo ha perdido. Fue la única que supo darle sentido al arioso belliniano (preciosos los ataques de esas frases excelsas en sus dúos con el tenor en el acto primero y con el barítono en el segundo), y consiguió una emotiva y meritoria versión de “Col sorriso d’innocenza”. En cambio, los momentos de mayor impulso dramático (final del acto primero, partes del dúo con su marido, o la cabaletta final) le sobrepasan por todos lados.

En cuanto a los cortes de los que hemos estado hablando estos días, no han sido tantos como los malos augurios presagiaban, y se circunscriben fundamentalmente a los “da capo” del tenor. ¿Por qué será?...

Hola Alex!!
¿Por donde va a estar tu entrada para vernos aunque sea en el descanso? Yo espero que me acompañe mi hija o mi mujer...

Un abrazo!!!