Mandryka escribió:
Bajo una tórrida temperatura y bendiciendo que ese maravilloso invento llamado aire acondicionado, haya llegado a Valencia, aunque no a Berlín, echamos la persiana de una temporada milagrosa en Valencia.
Es milagroso que, sin director artístico, con los directores generales entrando y saliendo como en película de los hermanos Marx, con un director musical huido en clara cobardía, otro director musical en proceso de destitución, pero dando la cara, sin sustitutos a babor, con el coro en merecidísima rebelión y con los gestores políticos mucho más interesados en el carril bici que en el arte, hay salido la temporada que ha salido.
Esta primera temporada de transición, empezó de forma desastrosa con una Flauta mágica politizada bochornosa. Y es que cuando se politiza el arte (al igual que el deporte), el resultado suele ser vergonzante. Y vivimos en una época en la que hasta el respirar está politizado.
Pero luego, por arte de magia, la temporada levantó vuelo y hemos gozado de una excelente Iolanta, unos buenos Masnadieros, un Rigoletto histórico por el bis de Stoyanov, y se ha cerrado con una Lucia homologable, si no mejor, a cualquiera de las que se pueden ver en los mejores teatros del mundo. Vale, La Malquerida fue un espanto.
Es milagroso, que, como suele suceder, cuando todo apunta al desastre, el resultado haya sido notable. Y eso que no comento el paupérrimo presupuesto, con un patrocinio 100 veces inferior al del Real y unas aportaciones públicas escasísimas (producto de agravios, puede. De deficiente gestión, seguro).
Esperemos que la próxima temporada, segunda temporada de transición (excusa estupenda por si algo sale mal), que ya tiene jefe y no es tan SCR como esta, se acerque un poco a los resultados de la que el sábado cerramos.
Pues, eso, cerramos la puerta y apagamos la luz a una temporada con una Lucia excelente, disfrutable y disfrutada, con una puesta en escena de Jean-Louis Grinda, que me encantó (ojalá tuviéramos muchas como esta), una orquesta muy correctamente dirigida por Roberto Abbado, que se despidió muy emotivamente de Valencia después de que se le echase en una maniobra turbia y él nos obsequió con una salida que no pudo ser más elegante (había que observar cómo le aplaudían en su despedida la pléyade de judas de la orquesta, los mismos que fueron cómplices ejecutores de la patada programada).
No voy a repetir lo ya sabiamente comentado por otros foreros anteriormente, ya que esa es la ventaja/desventaja de cronicar el último.
Sólo brevemente:
Jessica Pratt fue una muy buena Lucia, con una voz preciosa, ágil y elegante en las regulaciones, con algún agudo calante y/o chillado y con algo de falta de intención/emoción, pero con canto de belleza indudable. La escena de la locura, bellísima. A mí sí me gusto poder oír la armónica de cristal (digo, vidriófono).
Yijie Shi no es Edgardo, pero ¿Quién es Edgardo hoy en día? Yo he oído en vivo a Beczala, Flórez y Meli y tampoco. ¿existe algún Edgardo? A Shi le falta cuerpo, le faltan claroscuros, vale. Pero canta bonito, el timbre es agradable y se reservó para cerrar el tercer acto con entrega y con arrojo. Y yo le aplaudí. Fue honrado, dió lo que tiene y además lo hizo bien. Y se lo agradezco.
Alexander Vinogradov es un vozarrón lleno de armónicos que recorre la sala sin dificultad. Cierto que no matiza, pero agrada.
Alessandro Luongo, un petardo, además Enrico es odioso.
Alejandro del Cerro, cumplidor en un cortísimo papel, también odioso.
Y lo ya dicho, Anduaga con ganas de más y Olga Syniakova con esperanzador futuro en el horizonte.
Y Amoalaopera y yo, al cerrar la puerta con llave hasta la próxima temporada, nos fuimos encantados a casa. Y por lo que pude intuir, Nacho y Wotan, sentados en la primera fila de las dos desmontables, también.
Saludos
A falta de política artística y con tanto burrócrata ( con doble r ) mandando en les Arts ( no sé si en el Liceo es peor ), es de agradecer la paciencia de los operófilos y amigos valencianos y que los milagros , artísticos, prosigan. Muy buena crónica, como siempre