Yllanes escribió:
Yo leí que solo el primero. Y en teoría ayer estaba cantando en Madrid en la Almudena, no sé cómo habrá ido eso...
El señor Yllanes quería saber cómo fue el concierto de Domingo en la Almudena. Bien, contaremos algunas cosas:
Como siempre con
Plácido Domingo, y como siempre también con un evento gratuito, hubo una histeria y un caos totales para coger sitio en la plaza. Y eso que sólo se podía entrar con invitaciones al recinto, y se habían agotado días antes. En el interior de la catedral se accedería por invitación privada, ya que el Arzobispado dio solo invitaciones para la plaza al público general.
Se temía por la voz de Domingo después de que a causa de un resfriado tuviese que cancelar hace dos días una representación de Nabucco en Dresde después de la primera mitad; pero el tenor pudo hacer frente a esta situación y pese al cansancio que le suponía este constipado, pudo cantar con su habitual grandeza. Empezó con la
Plegaria de Fernán María Álvarez, pero el mejor momento vino con el
Ave Maria de Schubert, donde cantó a toda la plena voz que el resfriado le pudo permitir, que fue la suficiente para emocionar a todos. También cantó el
Ave Maria de Mascagni, aunque el coro se ocupó de la primera estrofa. El otro gran momento vino cuando cantó un arreglo del famoso coro
Va, Pensiero del Nabucco de Verdi, cuya letra era una oración a la virgen. Tiene las piezas bastante rodadas, ya que tiene algunos álbumes de música religiosa. En ese arreglo de Nabucco demostró que sabe cómo cantar a Verdi, y la emoción al entonar la pieza de Schubert se reflejaba en la belleza de su canto y la proyección de la voz como sólo él sabe emplear para conmover al público.Es innegable que con la edad el vibrato se hace cada vez más pronunciado pero aún vale (y mucho) la pena.
Raquel Lojendio fue la otra gran estrella de la velada. Cantó dos arias de ópera:
La Vergine degli Angeli de La Forza del Destino y el
Ave Maria de Otello, ambos de Verdi. Y en ambas cantó con un excelente fraseo, una magnífica voz y con unos agudos bellísimos.
Belén Elvira y
Estíbaliz Martyn cumplieron muy bien con su cometido. Y con ellos el coro y orquesta
Filarmonía, dirigidos por
Jordi Bernácer.La simpatía de Domingo se hizo notar una vez más. Al final del concierto, todos los solistas, orquesta y coros entonaron el Himno a la Almudena. Y tras unas breves palabras de agradecimiento del arzobispo y la ofrenda de flores a la Virgen, Don Plácido salió a la puerta de la catedral a saludar al público, dándose un baño de multitudes, siendo aclamado como una estrella del pop y hasta se le pidió un bis, que no cantó por el agotamiento que se veía.
De todos modos, si quieren conocer algunos detalles más, así como testimonio gráfico, pueden hacerlo
aquí.