Hoy vamos con la primera sección del Anillo.

Difícil de cronicar por sus características, pero aquí lo intentaremos: DAS RHEINGOLD

Cantan:

Wotan...................Greer Grimsley
Fricka..................Jamie Barton
Alberich................Tomasz Konieczny
Loge....................Norbert Ernst
Erda....................Karen Cargill
Fasolt..................Gunther Groissböck
Fafner..................Dmitry Belosselskiy
Freia...................Wendy Bryn Harmer
Froh....................Adam Diegel
Donner..................Michael Todd Simpson
Mime....................Gerhard Siegel
Woglinde................Amanda Woodbury
Wellgunde...............Samantha Hankey
Flosshilde..............Tamara Mumford

Dirige: Philippe Jordan

Hermosa la progresión intensa en la orquesta, con la simbólica formación del mundo.

Sólido el lascivo Alberich del señor Tomasz Konieczny, en su rollo con las hijas del Rhin.

Tamara Mumford, quien incluso ha tenido otros cometidos en ópera italiana en el Met, aquí sorprende como Flosshilde, escurriéndose de las intenciones de Alberich.

Magistral la recreación de Wagner del infructuoso acecho del enano a las hijas.

De repente el famoso oro brilla en la aguas, para dar paso al exultante canto de las hijas, algunas de ellas con voces destempladas.

No todo se puede pedir.

Las damas cuentan las bondades del anillo, a un supuesto ignorante Alberich, cada una desde su saber y también … calidad vocal.

Finalmente el enano no resultó tan incapaz y logró hacerse con el oro simplemente renunciando al amor, en medio de la impotencia de las hijas, para así cerrar esta primera escena, que nos desliza a la oscuridad y a las risas penetrantes de aquel.

Nuevos hermosos acordes nos trasladan a la acción a lo alto de la montaña.

Todo esto en la orquesta del Met, por supuesto que sabe a gloria.

Aparecen en esa escena el Wotan de Greer Grimsley y la Fricka de Jamie Barton, que también hemos conocido en otros cometidos.

Uno se solaza con la fortaleza ya casi terminada y la otra, por el temor del precio a pagar a los gigantes.

Voz estentórea y tosca la del señor Grimsley. Veremos cómo llega al final.

Las cosas poco cambian con los tiempos y aún entre dioses: un pleito doméstico entre esposos.

La Freia de turno, Wendy Bryn Harmer, soprano lírica, luce impotente ante la llegada de los gigantes, magistralmente recreados en su majestuosidad por la orquesta.

El primero en aparecer, Gunther Groissböck, quien canta el Falsolt. Voces que se limitan a dar el tipo y regodearse con su leitmotiv. Aquí no es la excepción.

Wotan quiere zafarse de su pacto, pero es advertido por el gigante de su promesa y lo que engrandece a los dioses.

Dmitry Belosselskiy, que hace el Fafner, se ha quitado su traje en Aida y ahora lo tenemos por aquí.

Son grandes, pero tampoco nada tontos.

Aparecen Froh y Donner quienes tratan de defender a su hermana. Brillante la voz del primero: el tenor Adam Diegel.

Tan esperado el Loge, que no es otro que la voz genérica de Norbert Ernst en el que Wotan & Co, confían para salvar a Freia.

Nos cantó su monólogo de la búsqueda de una sustituta para aquella o encontrar lo que sustituyera al amor como bien preciado y se encontró con el episodio del robo del oro y la ayuda que piden las hijas para recuperarlo.

Ahora todos los personajes le hacen números a las bondades del oro luego de forja, incluidos los gigantes, que conocen las correrías de Alberich.

Wotan no se escapa de esos encantos y una dosis de miedo por lo que pueda hacer con él el enano.

Los gigantes no tienen un pelo de tontos y logran hacerse de Freia como rehén para obtener el oro, entretanto Loge cuanto los acontecimientos del desplazamiento de aquellos y lo que queda por hacer.

El señor Ernest más asentado vocalmente, ha mejorado.