El recitativo Ella mi fu rapita, afortunadamente cantado de manera controlada y con dinámicas oportunas, con una cadencia bien lograda y algunos susurros también apropiados.

Esa manera de cantar, si se quiere "libre" debe poner en más de un apuro a los directores y en este caso no debe ser la excepción.

Ascenso al agudo un tanto esforzado, quizás por defecto técnico y cierre quizás más emotivo que en regla.

Pero cuando menos llega.

Possente amor mi chiama atacado con gran vitalidad de orquesta y de voz. Como es un solo verso, hubo una que otra nota sostenida o alargada a piacere, con el apoyo del maestro Luisotti.

Claro está, no hubo re4. Era demasiado pedir.

El señor Frontali tiene seis décadas, así que hace honor a aquello de que "gallo viejo con el ala mata."

Eso está haciendo con la partitura de Rigoletto.

Están abundando las esperezas y los saltos en el Cortigianni, para ofrecer cuando menos una interpretación emotiva.

Tutte le feste conmovedora, con un pelín de histrionismo al final que no resultó mal.

Ambas voces se fusionaron con plena empatía en el Piangi, fanciulla piangi, siendo aquí muy aptos los acentos del señor Frontali que caen bien con la edad para este papel.

Se despachan de un pistoletazo al necio de Monterone, suficiente para arengar al señor Frontali, con una controlada Si vendetta.

Nadine se lució al cierre en las alturas, al igual que el señor Frontali, que se ha guardado lo que llevamos de la noche para este momento.

Regresó el amigo de los bravos! y los bravis!

Buen acto segundo.

Iniciamos el acto final.

El señor Grigolo empezó con una Donna e mobile desenfadada y como al inicio de la ópera con Questa o quella, a todo galope, para luego volver por el cauce usual.

Don Víctor recogiendo aire por todos los rincones del Met y su si bien proyectado, para el solaz del respetable.

Aquí no piden bis?

Esa maravilla que es el Bella figlia, generalmente no es arruinada por los cantantes y este no fue afortunadamente el caso, con las voces luminosas de Sierra y Grigolo.

Uno que otro pretendió destacar más en momentos puntuales, pero fueron pecadillos.

Bien la rumana debutante Ramona Zaharia como Maddalena.

Tremenda la escena de la tormenta, al tiempo que vibraron los cimientos del Met, con la voz punzante de la Sierra, los acentos siniestros del señor Kocán y el justo condimento de la señorita Zaharia y el coro masculino.

Un intento de agudo de tradición en all´onda … all´onda, frente al agudo seguro en lontananza del señor Grigolo en el verso de La donna e mobile.

Nadine Sierra llevando el peso en Lassu in cielo, aunque el veterano Frontali a base de la técnica de los años tampoco desmerece en este dramático momento.

Excelentes notas filadas las que nos regala la soprano.

Claro que la falta del combustible o la decisión del maestro Luisotti no podían permitir un agudo de tradición al cierre.

Todos los solistas aplaudidos a rabiar, en esta ópera tan querida, donde es tan difícil defraudar con un mínimo de arte.

Eso podemos señalar de la función de esta noche, con la batuta casi siempre oportuna e italianísima del maestro Luisotti, dejando de lado algunos discutibles tempi, siendo la moda de los directores actuales querer dejar su marca, en algunos casos al margen del compositor.

Good night!

Gracias Signore Rubini!
La Nadine, de las mejores lírico ligeras de la actualidad. A ver su colega y amiga Oropesa, dentro de pocas semanas en BARCELONA en un rol muy pero que muy diferente...la Rodelinda