Yo he visto unos cuántos fragmentos y a la espera de verla o mejor escucharla (la producción es una memez, todos con la Luger en la mano
) completa, a diferencia de lo que ocurre en el hilo de fútbol, en esta ocasión coincido totalmente con Oasis. Chailly está moroso, lentorro, mortecino... y sí, pesante, sin el fuego y la tinta risorgimentale que es fundamental en Attila. Tenía claro que Chailly (que el pasado año abrió temporada con un Chénier fabuloso) buscaría hacer algo distinto por su concepto musical, por temperamento y porque no puede rivalizar con Muti en su terreno en esta ópera. Lo que sí logra el gran maestro MIlanés en Giovanna d'Arco (en la que estuvo sobresaliente, una obra que siempre ha amado desde su época de Bolonia), sacar a relucir momentos insturmentales bellos y depurados, que en principio no se aribuyen al Verdi temprano, no funciona en Attila, que es otra cosa. He detectado detalles, por supuesto, el sonido es espléndido, la transparencia...., pero en Attila, la ópera de las cabalette, del "compositor con casco" que dijo Rossini, del "Avrai tu l'universo resti l'Italia a me", del "Rivivrai più superba più bella della terra dell'onde stupor" del "Sovra l'ultimo romano tutta Italia piangerà"... eso no es lo principal. Lo es la suprema tensión, la energía rítmica, el fuego teatral, la grinta... Ni siquiera en momentos como la obertura, ni en la introducción al "Liberamente or piangi" supera a Muti, que además, es teatral y vibrante desde la primera a la última nota algo fundamental en Verdi y en Attila. Es que uno escucha la salida de Odabellea "Allor che i forti corrono" y la orquesta letárgica, un acompañamiento tan caído, que uno piensa "Esto va arrancar o no es Attila o no es Verdi o qué es esto"
"Prima vivacità che languire" (Giuseppe Verdi)
El reparto, pues bueno, hoy día es lo que hay. Yo colecciono versiones de Attila y, efectivamente, un póker es casi imposible lograr, no digamos en la edad de hojalata del canto. A Ildar Abdrazakov, le he visto tres Attilas en vivo (todos con Muti en el podio) y es noble, tiene legato, pero le falta anchura, caudal y amplitud por todos lados. Como anécdota, en el MET el Leone lo cantaba Ramey, ya oscilante, pero salían 4 Ildar de su voz y eso que el de Kansas tampoco era Christoff.
La Hernández está muy digna en un papel imposible y ha logrado un buen éxito en la plaza más difícil, en la fecha y con el repertorio donde más se exige en dicha plaza. La voz es de calidad, ancha, carnosa, el agudo extremo un tanto abiertito y canto correcto, pero falto de variedad y acentos. En vivo le había visto Gato Montés y Soto del Parral, y como intérprete me parece que le falta temperamento y fibra dramática. Sartori apretadísimo y tan aburrido como siempre.
Coincido con el señor Tunner en todo lo que ha escrito. Una decepción muy grande Chailly, director al que tengo en alta estima. Hay buenos momentos (el preludio, las introducciones orquestales, el momento de la profecía en el concertante), pero falta el fuego y la incandescencia que este Verdi juvenil pide a gritos. Entre la frigidez de Chailly, la modesta corrección vocal y la vacuidad de la puesta en escena, la función se ve y se escucha como quien ve y oye llover.
Y una curiosidad: me ha sorprendido que el aria del barítono ya no sea "Dagli immortali vertici", sino "Dagli immortali culmini"
. Supongo que será algún descubrimiento reciente de alguna edición crítica. Algo parecido ocurre con el aria de "Macbeth", que de un tiempo a esta parte ya no es "Pietá, rispetto, amore", sino "Pietá, rispetto, onore". Y seguro que los descubrimientos aún no han acabado. Como diría Super-Ratón, "no se vayan todavía, aún hay más".