Yo también asistí, con gran entusiasmo, a esta función. Aunque el Maestro Mengíbar, con sus sólidos conocimientos y experiencia, ya ha hecho una crónica muy fundamentada, me apetecía compartir la experiencia vivida, que es por ello muy subjetiva y, en definitiva, sin pretender un rigor que no tengo, compartir la satisfacción de haber disfrutado.
Como ya han hecho otros foreros quiero empezar por agradecer a la Asociación de los Amigos de la Ópera de A Coruña, la oportunidad de disfrutar de esta función. Ya son muchas noches extraordinarias, como la Lucrezia Borgia del año pasado o el Guillermo Tell, entre otros muchos, y me admira lo bien que saben programar y elegir cantantes. Pero es que encima la Sinfónica de Galicia es un auténtico lujo; los que a veces sufrimos el chunda chunda de la Orquesta del Teatro Real, agradecemos escuchar una cuerda de ese nivel, entre otras cosas. En el Teatro Real suelo ir casi siempre a los laterales del paraíso, las butacas más económicas, pero los estupendos precios de A Coruña me permitieron estar en primera fila, casi detrás de Allemandi, que estaba totalmente involucrado, viviendo la música con cara de felicidad, y me pareció no solamente un gran profesional, sino un director que ama esta música y se notó. El bel canto, con una orquesta y director flojos, se resiente muchísimo en comparación con otros estilos.
Como la orquesta está en un casi semicírculo, y a diferencia de otros fosos no tiene parte bajo el escenario, sino que está toda fuera, y además la primera fila tiene un espacio generosísimo para que pase la gente por delante, lo que para aficionados muy altos, que no es mi caso, es una gozada, ocurre que lo cantantes se quedan a una cierta distancia, y por otra parte, la acción a veces transcurría muy al fondo del escenario, pero las voces se escucharon francamente bien.
No había escuchado antes a Saioa Hernández y me gustó muchísimo, me impresionó, sin que por ello, desde mi punto de vista, haya puntos mejorables, y tiempo tiene por delante. La voz impresiona por su amplitud, rotundidad y seguridad en el registro agudo. Me pareció una lírica ancha, y como ya ha dicho el Sr. Mengíbar, solo en el agudo más extremo (que no sé si serían los Do5) se nota un pelín de tirantez. Estuvo muy generosa y nada reservona durante toda la función, lo cual es muy de agradecer, que en estos tiempos que corren, ya he visto y escuchado a varias sopranos famosas, que en un papel como Adina necesitan reservarse para llegar bien a su aria del final. Tengo que decir que no había escuchado antes Il Pirata, sólo la escena final y el aria de entrada de Gualtiero, y me quedé impresionado de la tremenda exigencia del papel de Imogene y de la stamina que mostró Saioa, algo hoy en día muy poco frecuente. Por eso, como señala también el Sr. Mengíbar, llegó un pelín cansada a la escena final, que en cualquier caso fue emocionante y vibrante. Lo que menos me gustó fueron los recitativos, pues la encuentro un poco rígida o envarada. No lo sé explicar, pero es como si a la voz le faltara un punto de flexibilidad, de blandura en la emisión, que si lo alcanzara sería el éxtasis y que mejoraría la cuestión de filados y medias voces. También, como se ha dicho, la coloratura es un poco básica. Desconozco su trayectoria musical pero me da la sensación de que no ha cantado las suficientes Condesas Almaviva, Fiordiligis o Donnas Anna, que tradicionalmente han hecho voces de fuste en su juventud, y que parece ser que disciplinan mucho la voz, y quizás se ha lanzado pronto al repertorio spinto, pero en definitiva es como si hubiera una cierta rigidez en la voz, especialmente en los recitativos, y que según va avanzando la función se suaviza. Pero insisto, esto es una sensación personal, y en cualquier caso hizo una magnífica actuación en un papel que no está al alcance de cualquiera. Y desde luego me descubro ante la seguridad y contundencia con la que Saioa se enfrentó a este rol. Esto me parece algo muy importante de cara a su presentación en La Scala, aunque yo no sé si el papel de Odabella es el más adecuado para ella en este momento de su carrera. Ojalá tenga mucho éxito y podamos disfrutar de muchas buenas noches de ópera con ella.
Curiosamente Yosef Kang me pareció, en parte, el alter ego de Saioa. A unas amigas con las que hablé no les gustó. A mí sí me gustó, y mucho, su voz, pero a la vez me parece que está en una encrucijada vocal que le puede llevar a ser uno de tantos tenores que se queman antes de tiempo. Decía lo del alter ego porque este tenor me pareció que brilló mucho en los recitativos. A pesar de ser, creo, surcoreano, me pareció que su dicción es impecable y su voz en los recitativos está tan bien proyectada que puede hacer creer que es una voz de más peso del que realmente tiene. Así mismo, no tiene la seguridad y solidez de Saioa, por lo que nunca sabías si iba a tener un mini accidente vocal en algunas de sus intervenciones. Pero el color de la voz me encantó. Me pareció muy cálido e italiano. Es cierto que en determinados ascensos al agudo pareció como si en ese momento le afectara alguna flema, de manera que perdía por un momento la estabilidad de la emisión. Esto le deslució en Nell furor delle tempeste, que sinceramente me pareció muy meritorio, por la dificultad tremenda. No tuvo aplauso y yo no me atreví a abrirlo, pero creo que mereció un reconocimiento. Cuantas veces en el Real he oído arias muy mal cantadas y el cantante ha sido braveado….. Este tenor a veces me pareció un lírico ligero, muy ligero, en la línea de un Korchak, sobre todo cuando tiene que hacer un canto recogido, otra veces, sin embargo, me pareció que tenía un centro y primer agudo relativamente robusto, vamos que quedé un tanto desconcertado. El ascenso al sobreagudo es problemático y con frecuencia no puede darlo a plena voz sino que tiene que recurrir a un cierto afalsetamiento, lo cual en Bellini podría ser estilísticamente correcto, pero me pregunto si lo que hay detrás es que todavía no tiene todos los papeles en regla, aunque sí una voz muy interesante, y qué quizás esté cantando de todo (su repertorio me deja un poco desconcertado), sin un criterio y una planificación adecuadas. Espero que eso que he comentado que no sé si eran flemas, inseguridades o qué, no sean los primeros síntomas de desorganización vocal por hacer un repertorio equivocado. Desde luego, no podía imaginarme lo terroríficamente difícil que es el papel de Gualtiero.
En cuanto a Juan Jesús Rodríguez, me quito así mismo el sombrero. He leído muchas veces que es un vozarrón pero que no matiza ni cuida el canto lo suficiente. A mí me pareció que, sin ser Bruson, matizó, apianó, y que su actuación fue un festín baritonal. Vaya entrada que se marcó, a tumba abierta, vaya demostración de fiato con un agudo inacabable. Vamos, que fue una auténtica gozada.
En definitiva, siempre nos quedará A Coruña!!
Volveré para el recital de Angela Meade y miedo me da, porque es una voz que cuando está en un buen día me encanta, pero también me ha defraudado en alguna que otra ocasión. Ojalá que venga a A Coruña dispuesta a darlo todo