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La Clemenza di Tito. Les Arts, junio 2018
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Autor:  Mandryka [ 25 Jun 2018 18:57 ]
Asunto:  La Clemenza di Tito. Les Arts, junio 2018

Es inaudito en Les Arts el asistir a dos óperas distintas en dos días consecutivos. Estrenamos la temporada más tarde que nadie, nos pasamos meses en barbecho con nada o casi nada, pero, ay amigo, llegan las calores, y dos óperas a la vez.

Dos óperas contrapuestas y hasta contradictorias para cerrar la temporada con luces, en la música, y sombras, en la gestión. Una ópera nacida para no ser escenificada, en escena y otra nacida para la escena, en versión concierto. Después de La damnation de Faust, y con los mismos mimbres, los mismos músicos en la orquesta y los mismos cantantes en el coro (que ya nos vamos conociendo), La clemenza di Tito. Eso habla mucho y bien de la flexibilidad de orquesta y coro.

La Clemenza di Tito es ese paso atrás que dio Mozart al final de sus días, que, contando con una belleza indudable, puede ser un poco plúmbea en versión concierto. No le ayuda un argumento que a mí se me antoja chorrón, con todos los personajes embobados (salvo Vitellia y Publio) y un emperador, Tito, que es una vuelta de tuerca en lo que el Fary llamaba el hombre blandengue. ¡Anda que Rubiales en su lugar no hubiera repartido estopa!

Esta Clemenza de los calores se presentó, en versión semi escenificada (que es como versión concierto, pero los cantantes disfrazados, sin partitura y en algo parecido a una pasarela al fondo y por encima de la orquesta) en el horrible auditorio del ático calatravense.

La semi escenificación consistió en un vestuario cutre y un trono al final de la susodicha pasarela, con una capa regia para Tito de dimensiones kilométricas, los cantantes paseando y gesticulando y una mínima, aunque existente, dirección de actores. Decente, aunque mejorable.

La orquesta estuvo dirigida por el sustituto del huido Fabio Biondi después de su asombrosa fuga. Fue un chaval, un enclenque jovenzano, entrajado lo justo, que parecía haberse escapado y venir directo de su primera comunión. El director en cuestión resulta que no es tan joven, 34 años le contemplan y a quién conocen en su casa como Nimrod David Pfeffer. A él se le veía alegre y tratando bien a la orquesta. También encontré especialmente amable el día anterior a Roberto Abbado y es que esto de la encuesta ha hecho mella en los directores, que ahora acuden acojonados y serviles. Poco sutil fue la maniobra y yo no me imagino en mi empresa una votación del personal escogiendo a quién prefieren para, por ejemplo, Director de producción. Pero es lo que hay y el chaval parecía temeroso del ranking de popularidad.

El animado director novel dirigió de forma plana a una excelente orquesta. La falta de matices no emborronó completamente el resultado y cabe destacar al clavicémbalo a Borja Mariño y al clarinete creo que a Joan Enric Lluna. Es conocido que Mozart puso mucho clarinete en La Clemenza di Tito ya que quería contentar a su amigo Anton Stadler, clarinetista de postín y según algunos rumores antecesor de los fundadores de la empresa que fabrica los mejores trenes del mundo.

La noche tuvo una triunfadora, la mezzosoprano rusa Margarita Gritskova que compuso un extraordinario Sesto. Atención a este nombre, es buenísima y dará mucho que hablar. Le sobra voz y buen gusto. Controla, regula, proyecta y juega con nuestra emoción como ella quiere. Bien en los medios, bien en los graves, bien en los agudos. Bien siempre y su Parto, parto, ma tu ben mio para enmarcar. Una joyita, me encantó.

La reaparecida Eva Mei fue Vitellia. Sus graves y medios/graves han desparecido, pero su agudo es refulgente y capaz de, aún con una emisión algo velada y una dicción confusa, llegar profundo. La mejor tratada por el vestuario, del que incluso se cambió en el descanso.

Para Annio y para Servilia han dejado a dos de las mejores voces de la última promoción del Centro de perfeccionamiento (ya no lo deben de ser, ya que no tienen el asterisco correspondiente en el programa), Nozomi Kato y Karen Gardeazabal, respectivamente.

La japonesa Nozomi Kato (no sé si ya he comentado anteriormente que Nozomi es el mejor restaurante de Sushi de Valencia, aunque a mí, personalmente me gusta más el del hotel Westin, el Komori. En cualquier caso, ambos espléndidos) es ya una mezzo de recorrido llamada para tareas mayores. La mejicana Karen Gardeazabal es un portento, que, si doma un poco más su voz, aunque en eso ha mejorado mucho, está también llamada a mayores labores. Para mi gusto, la voz, la claridad y la rotundidad de Karen hicieron que adelantara a la Mei por la derecha. Los dúos de ambas, Karen y Nozomi, con Sesto, preciosos, acongojantes.

El todavía alumno del Centro, ya que aún cuenta con asterisco, Andrea Pellegrini, fue un decente Publio.

Y dejo para el final la nota discordante en una representación notoria en cuanto a las voces. Tito fue el italiano Carlo Allemano. Voz impostada, engolada de forma permanente. Timbre feote. Bruto en el canto. Agudo rasposo. ¿Sigo? Lo dejo que hoy estoy zen, juega España y no quiero ser muy cruel.


Saludos

Autor:  Rubini [ 25 Jun 2018 19:15 ]
Asunto:  Re: La Clemenza di Tito. Les Arts, junio 2018

Una vez más gracias por la crónica.

Al señor Allemano ha hecho del Tito su papel por años.

A lo mejor llegó en horas bajas.

Autor:  tucker [ 25 Jun 2018 22:47 ]
Asunto:  Re: La Clemenza di Tito. Les Arts, junio 2018

Sr. Mandryka , es Ud. un genio .
Que gusto da leerte! :aplauso:

Autor:  Oasis [ 26 Jun 2018 10:38 ]
Asunto:  Re: La Clemenza di Tito. Les Arts, junio 2018

Gracias, Herr, como siempre.

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