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Aida, Teatro Real
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Autor:  Doctor Zhivago [ 20 Mar 2018 22:37 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

lord cacahuete escribió:
Ya saben ustedes, damas y caballeros, que en el mundo o mundillo del cine se distingue entre "cine palomitero" y "cine gafapasta".


Siguiendo la broma y con un poco de humor cinematográfico (palomitero, por supuesto): "sólo un gafapasta es tan extremista".

Autor:  Tip [ 20 Mar 2018 23:44 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Tristolda escribió:
no soporto los tablaos flamencos que se montan en el escenario con el personal del ballet dando pisotones e incorporando percusión extra a la música. Que bailen más suave, ¿no?. La marcha triunfal fue un suplicio de aporreos con todo un ballet brincando en el escenario,
Totalmente de acuerdo.
Esto me recuerda lo que decía una amiga mía cuando el primer bailarín de un ballet no tenía la calidad suficiente para serlo y le faltaba elegancia en el salto: "al bajar ha temblado todo el patio de butacas".

Autor:  Sebastian Melmoth [ 21 Mar 2018 11:53 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Estuve ayer en la función de Aida y dejo unas breves notas.

Nicola Luisotti se pasó de decibelios continuamente y llevó a cabo una dirección muy poco matizada. Parece olvidar la dimensión de drama íntimo de la partitura, si bien es cierto que los cantantes o cantaban en forte o no cantaban, con lo que me temo que no le quedaba mucho más margen.

Fabio Sartori me sorprendió para bien: le había visto el día de la función “semiescenificada” y estuvo bastante mejor: voz más desahogada, agudos timbrados, y prestación global muy superior dentro de lo limitado que parece como cantante. En lo interpretativo es un actor inexpresivo y rutinario.

Daniela Barcellona, inaudible en la zona grave, tiene la voz en dos partes: el grave, emitido de aquella manera, que es más parlato que cantado y el agudo, más desahogado y percutiente, pero feo y sin verdadera expansión tímbrica. Como actriz, pareció un tanto verista.

Ana Lucrecia García fue un verdadero tormento. Empezó muy rara, como esforzándose en proyectar o colocar la voz. La voz es metálica y estridente, y parece arrastrar serios problemas técnicos. De este modo el “Ritorna vincitor” fue muy deficiente y el “O patria mia” nefasto, calante, y en los intentos de apianar, desafinó de forma alarmante en varias ocasiones y acabó el Acto III en un estado comatoso que, por lo excesivamente largo del cambio de escena, ya se esperaba que anunciasen su indisposición. Acabó la función como pudo, muy metida en el rol de mujer exhausta del final, que sería cómo se sentía en realidad. Un pena.

El público estuvo gélido durante toda la función, y al final del “O patria mia” el teatro parecía el interior de la gran pirámide….

Respecto al montaje, es incompresible como una puesta en escena puede desaprovechar (o directamente malograr) todas las oportunidades dramáticas de una obra tan redonda: la danza de las sacerdotisas del final del Acto I (convertida en ese Halloween de momias) resultó sonrojante por lo pueril, el ruido escénico de la “coreografía” de la “Marcha Triunfal” de Acto II no se justifica de ningún modo, y menos con ese resultado final, entre tedioso y enervante. Y para rematar las sempiternas proyecciones sobre ese telón pantalla que solo pueden tener como justificación el ahorro de decorados, eso sí, con un resultado artístico muy pobre.

Como conclusión, el Teatro Real y Matabosch especialmente, se han lucido en estas funciones, que han ido de la improvisación a la estafa. Ayer se adjuntaba una cuartilla en el programa con las distribuciones definitivas en la que figura que Ana Lucrecia García cantó el día 9, lo que es mentira. ¿Es ineptitud o se desea disimular el caótico baile de cantantes? Por otra parte, han republicado los precios oficiales (yo mandé una consulta hace poco, ya que habían desaparecido misteriosamente coincidiendo con las inexplicables subidas de precio en Aida). El despropósito de subidas en la zonas G, F y E y la arbitrariedad de las variaciones según día devuelven un muy negro panorama para próximas temporadas (muy en la línea de Matabosch en el Liceo). Viendo el comportamiento de compras y ventas de las zonas “económicas” (agotadas siempre antes de la venta fuera de amigos o abonados) y cómo va la reventa, me temo que la función pública de este teatro como difusor y facilitador cultural quedará, como lo está ya, en entredicho.

Un saludo.

Autor:  Abdallo [ 21 Mar 2018 12:29 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

"Palomitera" es un término despectivo aplicado a una ópera. Desde luego que Aida tiene muchos momentos íntimos, pero es grandiosa y espectacular desde su misma concepción: conmemorar la obra de ingeniería más grande que hasta entonces habían visto los siglos. Y no solamente la Marcha Triunfal: también hay espectacularidad en el "Sú del Nilo..." del primer acto, toda la escena del templo de Vulcano, con ballet incluido, la imponente escena del juicio a Radamés... hasta la última escena en la tumba, con las invocaciones a Ftá.

Autor:  Tip [ 21 Mar 2018 12:37 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Creo recordar que no se compuso para conmemorar Suez, que ya estaba construido cuando Verdi empezó con ella, sino para impulsar el Teatro de la Ópera de El Cairo, que también estaba construido. Supongo que Tunner, Gino, el Chino y demás foreros con acceso a la correspondencia de Verdi podrán aclararlo mejor.

Autor:  Abdallo [ 21 Mar 2018 12:44 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Fueron las dos cosas: El Khedive quiso celebrar la apertura del nuevo teatro de El Cairo "as part of the festivities celebrating the opening of the Suez canal" (Julian Budden, The Operas of Verdi).

Autor:  Carl Tunner [ 21 Mar 2018 12:57 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Efectivamente, el encargo del Jedive a Verdi pretendía conmemorar ambas circunstancias y le ofrece un contrato ventajosísimo (el Maestro italiano ya en la cúspide de la fama y con 25 óperas a sus espaldas era cada vez más reacio a volver a componer), le paga una fortuna y sin la obligación, ni siquiera, de viajar a El Cairo, aunque sí le garantiza todo el control a distancia sobre el espectáculo. Además, le envía un argumento de Auguste Mariette y una nota para picarle en que se afirma que Wagner y Gounod están "interesados".

Al final entre que Verdi se decide, encarga a Ghislanzoni el libreto sobre ese asunto del egiptólogo Mariette, ya se había inaugurado el teatro de la capital egipcia. Además, se produce otro retraso de casi un año por culpa de la guerra franco-Prusiana que retiene los decorados y vestuarios en París. Verdi, además, se coloca del lado francés, afirma que ellos y su revolución trajeron la ilsutración y la libertad a Europa y que "no olvidemos que en el fondo de los alemanes pervive el espíritu de los godos" :P

Autor:  Abdallo [ 21 Mar 2018 13:16 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

En realidad, el Khedive de Egipto hizo que, para tan magna ocasión (u ocasiones) se consultase a tres compositores, todos en la cúspide de su fama, en Europa: Richard Wagner, que rechazó la oferta de inmediato y con cajas destempladas; Charles Gounod, que alegó, a modo de excusa, que ya estaba demasiado viejo para encargos de esa naturaleza; y Giuseppe Verdi, quien, tras pensarlo detenidamente, al final aceptó.

Autor:  lord cacahuete [ 21 Mar 2018 17:24 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Doctor Zhivago escribió:
lord cacahuete escribió:
Ya saben ustedes, damas y caballeros, que en el mundo o mundillo del cine se distingue entre "cine palomitero" y "cine gafapasta".


Siguiendo la broma y con un poco de humor cinematográfico (palomitero, por supuesto): "sólo un gafapasta es tan extremista".


Estimado Doctor, no puede negarme usted que Aida es totalmente palomitera si la comparamos, por ejemplo, con Parsifal, ópera gafapasta por excelencia.

Saludos cordiales

Autor:  Siegfried [ 21 Mar 2018 18:03 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

La cultura gafapastista trata de huir de las corrientes predominantes, por tanto, si creas una división en óperas entre palomiteras/gafapastas, Parsifal tiene poco de gafapasta, entre los aficionados es una ópera primordial. Y si con el "palomitera" intentas definir una ópera de consumo efímero, Aida no entra en esa sección, pero para nada.

Autor:  Doctor Zhivago [ 22 Mar 2018 3:25 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Yo creo que entiendo una parte de lo que quiere decir, Milord. Siguiendo el símil cinematográfico, una película como "El Padrino", exitosa en taquilla, se puede considerar palomitera porque todo el gran público la conoce, la consume e incluso la incorpora al imaginario colectivo. Tiene un montón de escenas y frases que la gente repite (como la marcha triunfal de Aida). Pero es, también, una obra maestra cuya profundidad no explora la mayoría, ni siquiera muchos que la disfrutan. Eso le pasa a Aida, y sobre ello publiqué hace unos años una especie de artículo. Es tan palomitera como Transformers y tan profunda y compleja como la que usted quiera, si se deja descubrirla. Eso no le ocurre a Parsifal, que no deja de ser una obra maestra, pero no hay "dos Parsifales". Con Verdi casi siempre te puedes quedar en la superficie o elegir profundizar, la belleza de la superficie no va en detrimento de lo profundo que es el fondo, pero sí puede impedirte verlo.

Autor:  don alfonso [ 22 Mar 2018 10:54 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Carl Tunner escribió:
Además, le envía un argumento de Auguste Mariette y una nota para picarle en que se afirma que Wagner y Gounod están "interesados".


Ya veo a Ortrud vestida de egipcia en el juicio del cuarto acto. Acoj****nte.

Autor:  angelparsifal [ 23 Mar 2018 4:46 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Funciones de los días 19 y 22.

Después de largo tiempo, los aficionados madrileños hemos podido ver Aida en el Teatro Real, después de una ausencia de veinte años. Demasiados para uno de los títulos más celebrados del repertorio y por este motivo, muchos estamos viendo esta genial obra posiblemente por primera vez en nuestras vidas.

El Real repone este gran título con el mismo montaje que se programó hace dos décadas y que lleva la firma de Hugo de Ana. El director de escena argentino afirmó que sería una reelaboración de aquella producción, hasta el punto de presentarla prácticamente como nueva. Entre otras cosas, se han aducido razones de seguridad. Y desde luego con un vestuario opulento aunque no siempre fiel del todo, como en el caso del coro en la marcha triunfal.

Al empezar la obra se levanta el telón de color metal y con decoraciones egipcias que domina la sala, para dar paso a una escena dominada por un enorme obelisco, pero tapada por un tul en el que a lo largo de la obra se proyectarán imágenes de templos,estatuas e ilustraciones del antiguo Egipto. Por ejemplo, el preludio es un recorrido en 3D por un templo. Sobre el escenario, hay proyecciones que funcionan bien vistas frontalmente, que en el tercer y cuarto actos parece dar la sensación de un paisaje de pirámides, pero vistas desde un lateral se ve que eso es una trampa y sólo hay en el escenario un obelisco aislado y un pico de pirámide. En el primer acto y en el final esas proyecciones dificultan muchísimo la visión.

Lo más logrado es el segundo acto: primero porque se ve el escenario sin el dichoso tul. En la primera escena vemos un enorme monumento ricamente decorado que es la estancia de Amneris, y luego la gran marcha triunfal. En la gran escena final de ese segundo acto vemos la enorme pirámide en la que se sitúa el asfixiante poder con el Faraón, Ramfis y los sacerdotes mientras que el pueblo y el cuerpo de ballet se sitúa a ras de suelo. Después de la marcha la pirámide se acerca más y entran los prisioneros y los personajes y finalmente entran las imágenes de los dioses. Cuando termina esta escena se ilumina y apaga varias veces, como si fuera el propio montaje el que estuviera saludando. No dejo de ver en este aspecto una copia de los viejos montajes del Met, pretendiendo ser Zeffirelli sin conseguirlo.

Las coreografía de las escenas de danza corren a cargo de Leda Lojodice, la cual no me termina de convencer. En el primer acto la danza de las sacerdotisas la realizan unos cuerpos espectrales y casi desnudos intentando deshacerse de unas vendas larguísimas y no muy bien conseguidas, casi de papel higiénico; lo que nos hace pensar que son momias. En el segundo acto la cosa mejora en la danza de los esclavos moriscos; pero el resultado es desigual en la marcha triunfal, porque los soldados hacen una danza victoriosa cuando uno se hace a la idea que deberían desfilar. En la música inmediatamente posterior se ve un cortejo entre bailarinas y soldados, siendo mejor la danza de ellas que de ellos.

En lo musical, Nicola Luisotti dirige una Aida irregular. Aunque va de menos a más a medida que avanza la función, tiene momentos en los que abusa del forte, y ni aun así el sonido de la orquesta consigue ser bello del todo (el viento no da todo de sí en varias ocasiones, por ejemplo). En la función del día 22 estuvo mucho mejor que el día 19 pero en ambas la dirección carece de agilidad en algunos momentos; yo no pude estremecerme al final del segundo acto, por poner un ejemplo.

En cambio el coro estuvo estupendo en sus intervenciones.

Liudmila Monastyrska, una de las sopranos verdianas más aclamadas en estos últimos años, debuta en el Teatro Real como Aida. Hay que decir que tiene un volumen enorme, y que cuando da un agudo es capaz de sobrepasar a la orquesta, el coro y los solistas. Cuando tiene que cantar en piano, el sonido es bellísimo, y todos los pianissimi nos deleitaban. En general, su voz es bella y de gran calidad pero interpretativamente a veces la encuentro un poco fría. Para el recuerdo el Numi pietà y el O Patria Mia, donde hizo una exhibición impresionante de bellos sonidos. También se guardó para el final, donde estuvo conmovedora.

Gregory Kunde volvía a un Real donde es venerado, interpretando a Radamés; pero siento mucho que esta vez no pueda deshacerme en halagos. El Celeste Aida ya le cuesta mucho y aunque los agudos siguen siendo impresionantes, la voz resiste y aún conserva un timbre más o menos dramático; la peligrosa sensación de quiebra vocal impregnó la interpretación el día 19. El 22 fue mucho mejor pero siguen evidenciándose esas carencias, lo que hace pensar que ya no está para hacer este personaje o que debería disminuir su vertiginosa agenda o que el aria se le hace cuesta arriba. Posiblemente la dirección atronadora de Luisotti hizo que al final del primer acto la orquesta le sobrepasara.
Sin embargo, sus aún generosos medios le devolverían la gloria en la segunda mitad: en el tercer acto estuvo muy bien en los dúos con Aida y Amneris, con la voz aún sonando bella. En el final estuvo igualmente muy bien, con una interpretación estupenda: bellísima interpretación la que hizo en La Fatal Pietra. A sus 64 años este tenor estadounidense ha demostrado ser gran artista y tiene un nivel muy superior muchos de sus colegas, pero según el repertorio que se cante la voz podrá soportar mejor el temporal porque Otello no es Peter Grimes (que abordó en Valencia el mes pasado en estado de absoluta gracia), ni Radamés es Devereux.

Amneris fue interpretada el día 19 por Ekaterina Semenchuk, de voz oscura y con enorme talento escénico, con bello sonido de contralto; que dejó una escena del juicio para el recuerdo. Violeta Urmana la interpretó el día 22, pese a estar indispuesta según se anunció en megafonía. Siempre he disfrutado con Urmana y era la primera vez que la veía como mezzosoprano. Pese a su estado, cantó con su habitual hermosa y temperamental voz, además de tener unos graves excelentes.Sus actuación fue generalmente convincente y al igual que Semenchuk, su talento escénico dejó también para el recuerdo la escena del juicio del acto cuarto, con un agudo final espectacular.

Roberto Tagliavini interpretó en su buena línea habitual al sacerdote Ramfis. George Gagnidze interpretó a Amonasro en su línea habitual: voz que suena mejor en vivo pero ahora tendente un poco al "ladrido", que estuvo bien en lo interpretativo pero en lo vocal ya empieza a sonar algo difícil aunque esa voz sea de las que corren por todo el teatro.

Soloman Howard es un faraón de físico espectacular, y la vocalmente no se queda atrás pues la voz es enorme. Tiene un buen sonido de base; pero un poco gutural a veces, lo que dificulta la dicción.
Sandra Pastrana y Fabián Lara como la sacerdotisa y el mensajero respectivamente cumplieron muy bien sus personajes comprimarios con unas estupendas voces.

La sensación de que la producción tanto escénica como musicalmente es mejorable, era latente. Por eso el 19 fue recibida fríamente aunque el 22 hubo ovaciones sonoras, quizá porque los intérpretes dieron más de sí y todos salimos ganando. Pero en el fondo, el público sabe que Aida es una obra maestra, tanto por las conocidas escenas que requieren muchos figurantes en escena: como por las escenas más intimistas de unos personajes que aman intensamente y sufren por ello, que se manifiestan en las más bellas arias y escenas salidas de la pluma de Giuseppe Verdi, el verdadero gran triunfador de estas noches.

Autor:  Tann [ 23 Mar 2018 13:36 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Pues yo anoche fui a ver Aída.... que es dura de ver.... salvo en el segundo acto, todo el rato como si tuviese la vista nublada... he pedido cita con el oftalmologo.... además he presentado una queja formal al teatro, pues no vendían palomitas.... Aida es inaguantable sin palomitas

Autor:  Tip [ 23 Mar 2018 14:09 ]
Asunto:  Re: Aida, Teatro Real

Tann escribió:
Pues yo anoche fui a ver Aída.... que es dura de ver.... salvo en el segundo acto, todo el rato como si tuviese la vista nublada... he pedido cita con el oftalmologo.... además he presentado una queja formal al teatro, pues no vendían palomitas.... Aida es inaguantable sin palomitas
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