Como la fortuna del marido fallecido en definitiva, según cláusula testamentaria pasará a manos del nuevo marido, qué mejor forma de alegrarse y así cierra en ese ambiente de ligerezas, esta deliciosa opereta de forma festiva pomposa.
De manera también juguetona, el texto de cierre parodia el árbol fatal de la ciencia del bien y del mal, con lo que las mujeres serán hoy como han sido siempre, la fuente de la perdición de los hombres.
Un perdición aquí por lo demás festiva, que ni ella misma se toma en serio.
Todos los asistentes del MET aplaudiendo a rabiar a la mar de contentos.
Una Viuda Alegre despreocupada, como ha sido la escucha, donde como se ha interpretado, no ha exigido a los cantantes a una zona de peligro, por o que lo han hecho lo suyo de manera distendida, con el buen hacer del maestro Ward Stone.
Good night!
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