No sabía si para esta casa tendría el interés suficiente como para reseñarla en el hilo pequeño. Pero no me he podido resistir a abrirle un hilo propio al considerarlo una curiosidad de años por fin cumplida. E incluso, que despertó en su día una discusión en un hilo
que yo mismo abrí.
Anteayer, el Teatro Adolfo Marsillach de San Sebastián de los Reyes programó una única función de la Norma de Bellini en su temporada de otoño. Todo un reto, como es de suponer. Todos sabemos que Concerlírica, Ópera 2001 entre otras son compañías privadas itinerantes que llevan la ópera a pequeñas y medianas localidades que no ven ópera en vivo con mucha frecuencia. Y que el nivel es modesto para lo que nosotros estamos acostumbrados. Pero oigan, la oportunidad de ver nuestros títulos más queridos en vivo (con más frecuencia que nuestras temporadas de stagione para los que no viajamos demasiado), sumado a la curiosidad por compartir ópera con otro público y la cercanía de Sanse con Madrid me llevaron hasta allí.
Ya en las afueras del teatro uno ve los autobuses y la caravana de la compañía, un público principalmente mayor y también neófito (tanto, que se escuchaban pocos aplausos al final de muchos números conocidos) nos sitúa en otro ambiente. El TAM es muy pequeño, con dimensiones de teatro de barrio. Concerlírica pone en su programa los tres repartos pero no cuál canta ese día, de tal modo que mi compañero de butacas pensaba que las tres sopranos interpretaban a Norma, de acuerdo a sus edades en el transcurrir de la obra...
Ya hablando sobre la función, la
Orquesta de la Ópera Nacional de Moldavia, compañía con la que actualmente trabaja Concerlírica, presentó una plantilla de una treintena de músicos al mando de
Nicolae Dohotaru. El sonido estaba un poco desequilibrado, ya que el viento y la percusión (con unos platillos con sonido de juguete) tapaban un poco a las cuerdas. Y eso afectó al preludio y a la entrada de Oroveso. Luego la función fue yendo a más y en el acto segundo obtuvieron un precioso preludio. El
Coro de la misma ópera tenía una plantilla de veinte coristas más o menos.
Mariana Ortiz fue la protagonista. La voz es muy ligera para Norma, lo que la afectó un poco en el Casta Diva ( y eso que el recitativo fue impecable) ya que a veces la orquesta parecía estar a punto de taparla, pero para el intenso final del primer acto ya había entrado en calor y con su expresividad y su línea de piano muy bonita logró sacar adelante el segundo.
Simone Frediani fue un Pollione cuya voz fue la más grande de todas. Se comía la voz del buen hombre al coro, a los solistas y a quien hiciera falta. El show
alla Nucci estaba garantizado, y los agudos eran como trompetazos.
Rodica Picireanu fue una estupenda Adalgisa, con una voz un tanto oscura, pero que se dejaba oir en la sala y agilidosa en la coloratura en los dúos con Norma.
Maksim Ivaschuk fue un Oroveso de voz minúscula, intuíble en el primer acto.
Tatiana Virlan fue una excelente Clotilde y
Nicolae Vascautan un Flavio pasable.
La puesta en escena de
Iuri Matei, anunciada como de la "Nederland Opera" (era una puesta en escena clásica, de cartón piedra... pero que ayudaba a comprender el argumento de la obra dentro de las limitaciones de espacio. El telón se abre para dejar paso a una estructura de aspecto montañoso, con una estatua de un dios emergiendo del suelo y una luna colgante, con un par de árboles magros. Luego se bajará un decorado de color rocoso para recrear el refugio de Norma. El vestuario era más ornamentado para los hombres y muy sencillo para las mujeres.
Yo he conseguido disfrutar, bajando el listón y dejando prejuicios de lado. Como ya dije, estas compañías llevan a cabo una labor encomiable al acercar la ópera a otros públicos. La inspiración de la compañía, y también la genial música hicieron que me emocionase en el Mira, o Norma. Hubo algo de Bellini en ese pequeño teatro.