Duro es escribir tras tantas y tan certeras crónicas que me preceden. Uno quiere no repetirse, pero, a veces, es imposible. En cualquier caso no venzo la tentación de escribir mis humildes impresiones sobre una magnífica tarde de julio en la ópera.
Tras el bochorno irrespirable con que el mes de junio ha obsequiado a Valencia, esta última semana un soplo de aire fresco ha inundado la ciudad convirtiéndola en inigualable lugar para estar. Valencia está que se sale. Y aunque se empeñen los telediarios en decir que es debido a una borrasca en el Mediterráneo, yo creo que no, que la mejoría que ha convertido nuestra ciudad en ese lugar de reposo, es el genio desbordante del monstruo de Pesaro.
Tancredi es un monumento a la sabiduría de Rossini. Temprana, aun en ciernes, marcando el futuro...mas... ¡Que música!. Apabullante. Y chorro de aire fresco que nos ha invadido y aliviado.
Y la borrasca se empezó a formar con Roberto Abbado, acompañado por la excelsa orquesta de la comunidad con la que el maestro nos regaló con su mejor dirección en Les Arts y a una mano. Sonido cristalino, estilo impecablemente Rossiniano con su ligereza, sus crescendos, sus ritmo y elegancia. Desde la obertura, interpretada con maestría, ya se vio que esa noche teníamos orquesta.
El aire fresco lo trajeron las dos enormes damas que anoche hicieron que entendiésemos porque amamos este invento llamado ópera, Daniela Barcellona y Jessica Pratt.
La Barcellona, todo dominio, todo control y con un gran magnetismo. Un día me explayaré sobre el magnetismo de un cantante y porque Netrebko es Netrebko, Kaufmann es Kaufmann o Plácido llena la escena y calla los murmullos de la sala aunque su voz y su fiato ya no le sigan.
De la Barcellona se podrá decir que esta algo desgastada, que sus agilidades ya no son tan ágiles, que sus graves están resentidos, pero su voz aun manda, su fraseo es impecable y su musicalidad enorme. Nos obsequió, además con algunos pepinazos impecables. Correcta en "Di tanti palpiti". Espectacular en "Ah! che scordar non so...Perché turbar la calma ". Y la muerte de Tancredi....como se puede cerrar una ópera con tanta delicadeza!
La Pratt estuvo de escándalo. La pirotécnia que liberó con belleza y potencia. Las agilidades, las difíciles picado-ligadas que realizó con precisión. Las regulaciones que abordó con elegancia y buen gusto. Los agudos centelleantes con los que nos ensordeció como hacía mucho tiempo que no me ensordecían. Un filado suyo corre más por la sala que un forte de... la mayoría. Si aprende a poner más carne, más intención y gana en el comentado magnetismo, tenemos una figura de primer orden en el mundo belcantista. No repetiré lo de "Giusto Dio che umile adoro" y su enorme ovación porque ya se ha escrito. Si diré que en el aria de la cárcel, " No, che il morir no é" estuvo soberbia, dando una lección de coloratura, saltos interválicos, escalas, trinos y agudos.
Los dos dúos de ambas, junto con el finale primo, de lo mejor de la noche.
La sorpresa de la noche fue, como ya se ha comentado, Yijie Shi. Habemus nueva voz rossiniana de calidad. Ahora sólo falta que nos salga alguna verdiana, pucciniana o verista, que rossinianas ya tenemos 4 ó 5 y de las otras...ni una.
Pietro Spagnoli mejor de lo que me esperaba en función de las críticas. Es cierto que el veterano cantante emborrona la coloratura y sufre en las picado-ligadas, pero aun está en estilo y su voz ofrece destellos de interés. Además se le regaló con el aria "Alle voci della gloria" que no es de Tancredi, para que cantara algo y luciese palmito.
Martina Bella, digo Belli, una hermosa Isaura.
Rita Marques, a quien conozco del centro de perfeccionamiento, tiene una preciosa voz, pero el andar paseando dos horas, para, de repente, cantar dos minutos, hace que sufra la tensión y cante un poco nerviosa. Si se relaja un poco más desplegará, para nuestro deleite, su hermosa voz.
Y el coro, qué decir del coro, majestuoso.
La puesta en escena, de las de Sagi, con paredes móviles, elegante, que no molesta y que en este caso luce y brilla con esplendor (en otros, no).
Para terminar, cómo no referirme a la pléyade de foreros que anoche nos acompañaron: Tip, Amelie, Llevantis y mis entrañables amigos del círculo, a pesar de verborreas desbocadas, Amolaopera y Dufol. Me cuentan que también estaban Wotan y Spinoza.
Me hubiera gustado estrechar la mano de Almaviva, que asistió el pasado domingo, antiguo compañero del Foyer al que guardo gran aprecio a pesar de que, parece ser, hubo un cruce de brandos del que yo no me acuerdo. Placer y honor en partes iguales el poder compartir impresiones con semejantes figuras.
En fin, despedimos la temporada con una magnífica tarde de ópera, la mejor de la temporada en Valencia.
Saludos
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