Sí, yo también iba a comentar algo, pero la verdad es que concuerdo con Tunner y podría perfectamente callarme.
En fin, uno es bocazas y sigue: la producción es mucho mejor que la de Parsifal, aunque el aire de familia de ambas es un poco too much, o troppo troppissimo. Pero Guth no se mete en tantos líos porque este libreto no da para elucubraciones muy complejas. Los actores actúan. Espléndido retrato del personaje de Flavio (un poco como uno de esos niños azuzados por las pesadillas que dibuja Gorey). Estéticamente grata (bellas imágenes del exterior nocturno de la casa, etc...).
Es increíble que las fuerzas vivas de la gestión artística estimen que alguien como Crowe (que estaba muy graciosa y cantarina en un papelito mono en el dvd de la Reina de las Hadas de Glyndebourne) pueda representar este papel. Rodelinda es una creación digna de una Callas. No hay ni un segundo de desperdicio en la música, ni un desfallecimiento en la intensidad de la expresión dramática.
Crowe, pues sí, proyecta con cierta amplitud (aunque la zona más aguda es como propia de una de las especies de insecto más estridentes), la voz tiene un timbre agradable, se le notan buenas intenciones (por ejemplo en el dúo sublime a la milésima potencia del abrazo, qué cosa más increíble; tomado con un tempo muy moroso por Bolton), pero, para empezar, la coloratura sólo se la ha aprendido a medias, y, para terminar, de tragedienne no tiene nada (vean a la Antonacci en el vídeo de Glyndebourne; tampoco es un parangón de coloratura y adecuación de estilo, pero qué vida le da a este personaje colosal). Mehta, al menos, canta con cierta pasión en momentos que la exigen.
Pero disfruté. Mucho. Rodelinda es mi ópera favorita de Handel (alguna otra le andará cerca), nunca me canso de escucharla, y la dirección de Bolton, un poco lánguida para mi gusto, es razonable, la puesta en escena buena y el reparto tiene altibajos, pero, claro, eso quiere decir que también tiene algún alti.
Es cuestión de gusto personal, y no pretendo convencer a Yago, pero yo creo que esta ópera es una creación realmente maravillosa, con momentos visionarios que se proyectan al futuro del género, vale, pero también llena de melodías hermosísimas, simplemente.
De hecho, hay hasta cuatro dvds en el mercado (por cierto, uno de ellos con la dirección musical de Bolton), y fuera de España se representa con cierta frecuencia.
Me alegra mucho que haya venido a Madrid, y voto por que cumplamos muchas más funciones futuras de esta maravilla (y me uno a la petición de Rameaus a porrillo), a ser posible con repartos más cuidados (bueno, al menos con una Rodelinda encarnada por una cantante que haga justicia a este regalo de Handel a las divas de todas las épocas).
¿Pero qué le dieron a comer a Handel de niño? ¿Cómo se puede ser así? Es que, si lo pienso, hasta me enfado en plan Saliérico, pero sin tener no ya el talento de Salieri, sino ningún talento escrutable; ¿por qué él tanto y yo soy semejante desecho de tienta, por ejemplo? ¿Qué significa este desequilibrio en la creación?
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