Abdallo escribió:
La sensación de la noche fue la protagonista, Yolanda Auyanet (también natural de Las Palmas y por lo tanto compatriota del respetable, que la ovacionó y braveó con fervor). La suya es una Norma que se atiene al arquetipo de la soprano dramática y dibujó un retrato sincero, directo y muy plástico de la atormentada sacerdotisa; no rehuyó ni los sobreagudos ni las agilidades, mostrando un centro potente y unos graves de empaque.
Siempre había considerado a la Auyanet como un excelente soprano lírica, cuyas interpretaciones resultaban más memorables por la belleza y buen gusto de la línea de canto y por la morbidez del timbre que por sus dotes para la agilidad o la bravura. Sin embargo, hace pocos meses la escuché en un recital en la iglesia de San Juan de Telde (*) y me quedé asombrado de cómo se le había ensanchado la voz y de la nueva potencia de su registro grave. Se marcó, entre otras cosas, un
Tu che la vanità de muchos quilates.
No me sorprende por tanto que haya dado el salto a papeles más dramáticos y me alegro de su éxito por ella y por el público santacrucero
(*) lugar, por cierto, de acústica infame