Ni tanto ni tal calvo.
Función del día 20, con sus pegas pero yo la disfruté. Es verdad que tengo debilidad por el Holandés, y que venía de ver una insufrible producción en Helsinki. Así que cuando vi el barco en la obertura casi lloro de la emoción.
Samuel Youn sustituyó a Nikitin. Holandés justito, la verdad que esperaba más. Buen fraseo, buena interpretación, buena intención, pero volumen un tanto justo y sobre todo muy mate, totalmente falta de brillo. No se anunció la sustitución ni por megafonía ni por la separata que suelen poner en el programa. Un simple papel pegado en el atril de los muchachos de la entrada lo anunciaba. Yo lo vi de casualidad... Fatal.
Ingela Brimberg me gustó bastante como Senta. Voz estupenda para el papel y con todo el brilo que le faltaba a Youn. Los graves más justitos, pero suficientes. Es una Senta tierna y obsesonada pero sin estridencias ni locuras, nada sobreactuada. Fue la más aplaudida con justicia.
El otro Youn, Kwangchul, fue un Daland destacable. La voz ya tiene un vibrato tal vez excesivo, pero sigue siendo una buena voz que suple con gusto y saber hacer las carencias que va teniendo. Muy solvente en la parte cano, pero en cuanto a la recreación del personaje no puedo decir lo mismo. Me faltó esa chispa que tiene el personaje, esa mezcla de ruindad graciosa.
La bravura y empuje que le faltó a Daland se la quedó Schukoff, pero en este caso faltó que la voz acompañase. ¿Por qué suelen ser tan flojos los Eriks? Es de estos papeles envenenados, que dan la falsa impresión de que cualquiera puede sacar adelante. En este caso salió con un aprobado justito a base de músculo y rozar el desastre. Valentía no se le puede negar.
Rüütel como Mary, ni fu ni fa, pero en este caso sí que reconozco que el personaje no me dice mucho.
El coro muy bien, como suele ser habitual. Me decepcionó la intervención del tercer acto con las voces en off enlatadas de los marineros fantasma, un gravísimo error de la producción, pero no achacable a ellos.
La dirección de Heras-Casado también me gustó. Creo que mejorará según avancen las funciones. A veces excesivo volumen y brío, y otras veces falta de contraste, pero buen sonido y cuidada dirección tanto de la orquesta como de los cantante, sobre todo teniendo en cuenta que es su primer Wagner.
Y por último, la puesta en escena. Como ya he dicho, me emocioné al ver el barco... pero reconozco que ahí acabó toda la emoción. No entiendo esa obsesión colectiva de los directores de escena de traer las acciones a la época actual. A la pregunta de Ollé de ¿dónde vendería un hombre a su hija? Yo le preguntaría ¿de eso va el Holandés, de un hombre que vende a su hija? Pero bueno, respeta la acción, no necesita libro de instrucciones, permite a los cantantes estar en la zona delantera, tiene algún momento espectacular... no pido más. Eso sí, algún día la anécdota será una caída por culpa de los hinchables que simulan la playa. Todos y cada uno de los que por ellas pasaron dieron algún traspiés. Senta al final se arrastraba por ellas, yo creo que más por precaución que por exigencia del guión.
Así que, en resumen: función, si no para los anales de la historia de la ópera, sí agradable y disfrutable. Y las dos horas y media del tirón fueron muy llevaderas, no se me hicieron largas en absoluto.
¡Y feliz Navidad!
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