Piotr Beczala, preparando su próximo personaje en el MET: Rodolfo de Luisa Miller, cantó Quando le sere al placido.

Sin excesos y con una compostura polaca desplegó el recitativo, pero deleitando con algunas notas radiantes y una intención apreciable.

El aria con un intento de canto a media voz, que hizo que se le velara un tanto la emisión, por lo que mejor progresó a cantar con más fortaleza. Volvió a la media voz y a un ligero error en la letra, con un cierre brillante y el final escrito.

Como siempre el respetable no repara en vítores.

Un fragmento de Le Nozze di Figaro, a cargo del barítono Michael Volle.

Bien, respectando las reglas del canto mozartiano con voz potente y rica, sin los apuros del Holandés.

Pretty Yende y Mariusz Kwiecien, cantaron el dúo Pronta io son de Don Pasquale.

La señorita Yende introduciendo notas picadas muy afines a las sopranos de coloratura y apreciable gracia al desarrollar el personaje; entretanto el Mariusz, recordando su buen desempeño cuando cantó ese papel con la Netrebko y Flórez años atrás.

Muy agradable.

Retomando la participación que viene de hacer en Baden Baden, Kristine Opolais cantó Vissi d´arte.

Con sus conocidos medios, quizás pudo resultar un pelín fría y académica, pero está desarrollando el personaje y en lo vocal cantó sobrada.

René Pape cantó un fragmento del Boris Godunov y su acto segundo.

Una escena larga para que se luciera en un papel en el que se ha metido en los últimos años con un suceso apreciable.

Aquí lo confirmó en una interpretación sin fisuras.

Sonya Yoncheva y Joseph Calleja, cantaron toda la escena de sus personajes en el acto primero La Boheme.

De don José ya sabemos lo que dá y sus características, en su canto franco y sin mayores pretensiones, pero lució una voz brillante en Che gelida manina, con un aparente do4 seguro.

La señora Yoncheva por su parte, desplegó un Si, mi chiamano Mimi de manera emotiva y con una voz de timbre grato, sin maneras rebuscadas o excesivas.

Con la intervención de los otros personajes, cantaron luego O soave fanciulla, donde se compaginaron características interpretativas y voces. Ambos se fueron arriba con seguridad.

Peter Gelb salió a anunciar que Dmitri Hvorostovsky cantaría Cortigianni vil razza y el público del Met estalló.

Por la emoción del caso empezó a todo pulmón, pero luego se contuvo, más luego retomó sus maneras vociferantes y enfáticas, recogiendo todo el aire de la sala.

Le disculpamos su reciente estado de salud, pero lució muy irregular, aunque siempre con sus frases largas características.

El teatro estalló de nuevo.

Joyce DiDonato cantó un fragmento de Werther, que no fue la escena completa de las cartas.

Apenas para cumplir.

Michael Volle está de rebaja o alguien canceló, pues volvió para cantar el aria de Papageno de La Flauta Mágica.

De nuevo cantó más distendido que en El Holandés, pero denotando que no es ningún niño y por lo tanto un pajarero maduro.

Mi amigo Matthew Polenzani y Susan Graham cantaron el dúo Nuit d´ivresse de Les Troyens.

Don Mateo cantando en estilo susurrado de acuerdo a su concepción del personaje y la Graham ya es veterana en el papel y lo sabe al dedillo.

Las partes comprometidas del tenor al límite, pero siempre poniéndole empeño e interés a lo que hace.

Algún ligero desajuste, pero agradable.

La ahora veterana Dolora Zajick, cantó Acerba voluta de Adriana Lecouvrer.

Como dicen: quien tuvo retuvo y así fue, con el lógico desgaste del tiempo, pero lo suficiente para ser impetuosa arriba y llenar el teatro.

La audiencia sigue presenciando algún video sobre la inauguración 50 años atrás.

Javier Camarena cantó Ah mes ami de La Fille du Régiment.

Con su habitual facilidad en el registro agudo y canto cálido, se echó el teatro al bolsillo.

Muy bien.

La escena de salida de Lady Macbeth fue lo que cantó enseguida doña Anna Netrebko, con una muy peculiar lectura de la carta de su marido.

Luego sorteó de manera olímpica una que otra nota grave antes en enfilarse a la espinosa aria.

Canto desenfadado y potente, segurísima de sí misma, pero sin ir más allá de sus posibilidades. No nos quedó debiendo la cabaletta a pesar de la interrupción del público.

Cabaletta con repetición y algunas interesantes variantes, incluida ahora sí una nota grave y poniendo toda la carne en el asador sin dejarse nada.

Ya casi tenía la impresión de que íbamos de seguido, pero luego de dos horas vamos a la pausa, lo que haría suponer que habrá dos horas más de gala.

Varemos.