Anteayer por la noche se estrenó en el Real esta ópera curiosa e inusual. Aunque para no salir a la hora de entrar se ha hecho programa doble con otras obras del mismo compositor. Viktor Ullmann pereció en el Holocausto,y esta obra fue compuesta en Terezín; y contiene alusiones a la terrible situación. He de decir que en lo personal no he conectado mucho con la ópera. No niego su maestría, y tiene momentos interesantes como las danzas o la escena de la muerte seguida del cuarteto final. La obra tiene ecos del cabaret y el patetismo es latente en la partitura.

La primera parte del programa fue El canto de amor y muerte del corneta Christoph Rilke, una obra para narrador y orquesta, interpretado por nuestra Blanca Portillo, a quien vi por primera vez. Un auténtico animal escénico y la verdadera protagonista de la velada. Tiene una voz tan melodiosa y trágica, que no deja indiferente e incluso me pareció más interesante oir su voz que la obra en general. Así.

Al acabar siguieron dos fragmentos orquestales, el Adagio in memoriam Ana Frank y una Pequeña obertura para esta ópera. Ambas piezas muy interesantes, sobretodo la primera. Y finalmente siguió la ópera que nos ocupa.

El veterano Gustavo Tambascio dirige la puesta en escena de esta producción, haciéndola muy clara y comprensible. En el prólogo vemos a la narradora vestida como un caballero con el fondo negro, hasta que se ilumina el escenario y vemos un pequeño teatrillo y una pantalla donde hay una filmación que acompaña a la historia narrada. Durante las dos piezas orquestales siguientes aparecen unas proyecciones que nos sitúan en el contexto de la obra: el campo de concentración de Theresianstadt o Terezín y la composición de la obra -el encuentro de Viktor Ullmann y Peter Kien-.

Finalmente la ópera tiene lugar. Un escenario amplio del que aparecen personajes con vestuario extravagante. De fondo, tras el teatrillo hay una plataforma con una rueda giratoria en medio y todo el escenario de color sangre alrededor. Las paredes del fondo tienen una apariencia de cristal como metálico que se transparenta en momentos clave. Durante ciertos momentos de la obra podemos ver a gente del gueto cruzar el escenario, una imagen de realidad en medio de la fantasía grotesca. De cruda realidad. A veces la plataforma escénica se levanta para mostrarnos otra, un palacio de gobierno con un teléfono y barracas, el poder amenazado por la guerra. Al final gira la rueda de la muerte, mientras que el cuarteto final cierra la obra vemos a la gente del gueto desnuda y gaseada.

Pedro Halffter dirigió bien la obra, que se nos presenta reorquestada para gran orquesta. En momentos como las danzas o la aparición de la muerte es muy conveniente la sensación de tener un mayor número de músicos. Y más aún en el hermoso Adagio por Ana Frank.

En cuanto a los solistas, me pareció que en conjunto estuvo igualmente bien interpretada. Y además por cantantes españoles en su mayoría.

Excelente en todo sentido el Arlequín de Roger Padullés, bien cantado y actuado. El veterano Alejandro Marco-Buhrmester interpretó al Emperador, bordándolo en la escena final. Igualmente sensible y delicada la interpretación de Torben Jürgens como la muerte, además con gran presencia escénica. El resto del reparto son nombres destacados de nuestra cantera vocal: Albert Casals como el soldado, una estupenda Ana Ibarra como el tambor mayor (y con unos graves maravillosos) y Sonia de Munck como Bubikopf.

La función fue gentilmente recibida aun cuando en el paraíso se veían deserciones. Y es de esas veces raras que el personal escénico no ha sido abucheado, al menos arriba.

Lamento comentarle, amigo Angel que usted no ha visto, ni nadie que vaya al Real va a ver la maravillosa obra "Der Kaiser von Atlantis" de Victor Ullmann. Es indignante que nadie, y menos el Sr (por decir algo) Halftter tengan que reorquestar nada. La obra se compuso en las condiciones que se compuso, y para los instrumentos que se compuso.

He visto la obra en tres teatros distintos, dos de los cuales no llegan a ser como el Real, pero son de mas de 1.500 localidades, y la obra se ha hecho perfectamente sin necesidad de reorquestar nada.

Y lo mas indignante es que este señor, además de "cargarse" la obra, va a hacer caja por partida doble. Una por dirigir, bastante mal a tenor de comentarios que me han llegado de personas que conocen la obra en profundidad y que estuvieron en el ensayo general y/o en el estreno, y una segunda por "destrozarla" con su famosa reorquestación, añadiendo instrumentos donde no hacen falta, y eliminando mucha de la chispa que tiene la obra. ¿Por qué este impresentable (y los señores del Real que se lo han consentido) no reorquesta el Tristán e Isolda, o Rigoletto?

En fin, flaco favor el que le hacen a compositor y obra. No me van a ver por el Real para esto.

Parece que a Gago tampoco le ha gustado mucho las ocurrencias de Halftter

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/ ... 11074.html

Toda la razón Sr. kandaules
Y le permiten tal carnicería al fantasmón de Halffter?

Aconsejo a quienes pasen estos días por el Teatro Real que no dejen de ver la pequeña (pero interesante) exposición de dibujos y bocetos originales realizados por prisioneros del campo de Terezín (Theresienstadt), instalada en la planta 7ª (la que utilizamos la mayoría de los aficionados cuando vamos a las últimas filas del gallinero y no queremos subir escaleras ). Resulta verdaderamente emocionante y turbador contemplar esas piezas en las que se recrea la vida cotidiana del campo y pensar cuál fue el final de sus autores (considerando que Theresienstadt era una de las paradas previas en el viaje hacia infiernos como Chelmno, Mauthausen, Dachau, Treblinka, Auschwitz, etc.).

No solo se la permiten, sino que parece que ha sido el ínclito Matabosch quien lo ha encargado. Otro personaje turbio hasta decir basta. De vergüenza

No solo turbio amigo Kandaules, sino caprichosete, cursi,engreido y con tratos de favor a sus amiguetes y su circulín de amistades ( regisseurs y agencia de cantantes " casi exclusiva" , etc..)
Determinados o bastantes Liceistas, conocemos suficientemente su a veces extraña forma de actuar o tomar decisiones en beneficio de particulares, entre ellos de él mismo

Otra función que me parecía tan atractiva cuando me enteré de la temporada y a la que, al final, no me animo a ir. Por eso que comentan, mas que nada.

Yo no creo que las orquestaciones sean negativas per se; lo que ocurre es que está obra tiene un porqué tan concreto para justificar su plantilla orquestal que meterle mano roza la herejía. Ese pequeño grupo de cámara no es sino la fotografía perfecta de un momento histórico en una circunstancia excepcional.

Exactamente. Las circunstancias en que se compuso esta obra son fundamento y esencia de la misma y no pueden servir como argumento torticero con el que justificar la intervención en la partitura.

Tanto la reorquestación de Pedrito Halffter como su dirección tienen mucho de pesantez, falsa aparatosidad, huera autocomplacencia y banalidad rimbombante.

¿reorquestar lleva aparejado el cobro de derechos de autor?
Tunner radiografía perfectamente el estilo halffteriano.

Imagino que hace usted lo que se llama una pregunta retórica

Pues a mí me ha gustado.

Parte 1:
El canto de amor y muerte del corneta Christoph Rilke, Adagio in memoriam Ana Frank y Pequeña obertura para 'El emperador de la Atlántida' (ambas de la Sonata para piano nº7). Blanca Portillo es algo fuera de serie. Sólo escuchar su voz es una experiencia, y eso a pesar de que la amplificación no estuvo del todo conseguida y a veces no se le entendía bien y el acompañamiento orquestal a veces excesivo no ayudaba. Melodrama muy interesante.
La sonata llevada a orquesta, pues también me gustó. A modo de preludio que te pone en situación para lo que luego viene. Y yo creo que lo consigue. Si ya vienes estudiado de casa, te recuerda las circunstancias de la ópera. Si no, te deja listo y preparado para escuchar el primer ¡hallo! ¡hallo! En mi caso, aunque sabía de las circunstancias, se me hizo un nudo en el estómago.

Parte 2:
El emperador de la Atlántida. Después de la experiencia del Moses und Aron esta vez iba a verlas venir. Me recordó mucho a Weill y me ha animado a darle una nueva escucha. Del reparto destacaron Ruth Iniesta como Bubikopf y Ana Ibarra como Tambor Mayor, el resto aceptable.
Sobre la orquesta, pues también me gustó. ¿Era necesario orquestarlo? Pues me imagino que no, pero creo que no está mal conseguido el resultado y muchas otras cosas se han orquestado desde siempre. ¿Pierde respecto a lo que debería haber sido? Pues no lo sé. Lo que puedo decir es que yo no la conocía y me ha animado a conocerla más. Tanto esta obra como la de Ullmann en general.

También bien la puesta en escena de ambas partes. Al servicio de la obra y no al revés. Tal vez se pueda tachar de efectista la mezcla de los personajes de la ópera con los prisioneros de Auschwitz, pero el cuarteto final con la cámara de gas al fondo me revolvió y de eso se trata ¿no?

Y en este caso sí que me hizo pensar. De hecho sigo dándole vueltas.

Se me ha olvidado decir que la función fue la de ayer, 14 de junio, y que a mi alrededor las impresiones fueron poco entusiastas, mi acompañante más o menos, a mi izquierda se aburrieron, atrás oí el mismo comentario que hice yo, pues a mí me ha gustado. Aplausos tibios y algunos sonoros abucheos a Halftter que no comparto.

En general, tarde agradable.

¡pero qué cosas dice!