Moises y Aaron - Arnold Schonberg - 24/05/2016 - Estreno en Madrid
Escribo estas breves notas aún aturdido por la increíble experiencia de un Moisés y Aaron en vivo. Si en casi cualquier obra, la experiencia in situ no tiene nada que ver con lo que uno haya podido ver o escuchar a través de videos o discos, aún más en una obra como esta. En mi caso es la primera vez, ya que no estaba en Madrid cuando hace unos años Sylvan Cambreling la dio en versión concierto. Hago mía la frase de un compañero de localidad. "Es la primera vez que asisto a un espectáculo increíble, del que soy incapaz de recordar una sola melodía".
No puedo estar más de acuerdo. A pesar de conocer la escala dodecafónica, e incluso llevarla en la cabeza, no sería capaz de tararear ninguna frase. Y sin embargo, la sensación de salir apabullado, sobrepasado, y aún levitando por la enorme composición de Arnold Schonberg.
Resalto en primer lugar la labor del Coro, titánica no solo para aprenderse un texto tan extenso con pocas referencias claras a las que atenerse. Sobre todo en el primer acto, culminado con un apabullante crescendo, dieron nunca mejor dicho el do de pecho. Bajó su rendimiento en el segundo, donde se notó cansancio (aún no entiendo el por qué una obra tan compleja, no se hace con el descanso que entre actos que decide el compositor) y desajustes evidentes. Aún así, labor global más que notable.
La orquesta, a la que no veía desde el Romeo y Julieta de la temporada pasada, mejoró mis expectativas. Gran labor de conjunto, impensable hace cuatro años, que denota el trabajo intenso y concienzudo de Lothar Konings, director que en estos últimos años va mejorando en cada prestación que le veo, y son ya unas cuantas (Karl V de Krenek en el Festival de Bregenz, Meistersingers en la Welsh Nat Opera, Daphne de Strauss en la Monnaie, y la excelente Lulu del MET este pasado noviembre).
A nivel vocal también notable alto para Albert Dohmen, quien está claro que no es Gunther Reich, pero que hizo un imponente Moses de principio a fin. Y también para el Aaron de John Graham-Hall en su complicadísimo papel.
La producción de Romeo Castellucci, visualmente muy atractiva, comparte pros y contras. Los dos actos arrancan con ideas muy buenas, bien desarrolladas de inicio pero que para mi, van perdiendo "fuelle" según avanzan. No comento mas para que cada cual lo descubra por sí mismo.
El público recibió la obra y a los intérpretes con aplausos y ovaciones, y sorprendentemente, al menos desde mi localidad, no vi que hubiera deserciones. Supongo que todos sabíamos a lo que íbamos. Resumiendo, interpretación notable (impensable hace unos años) de una obra sobresaliente y recomendable cien por cien.
_________________ Todo esta en la partitura salvo lo esencial. Gustav Mahler
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