Fin de temporada en Bilbao y creo que acabamos con una sonrisa como no puede ser de otra forma , si unimos al cisne de Pesaro y a nuestro querido Emilio Sagi, al que todos los bilbainas estamos muy agradecidos por su brillante gestión en el Arriaga. Los 3 pilares de la función fueron el montaje, Rosina y el magistral Bartolo de don Carlos Chausson. El montaje es el sobradamente conocido que se vio hace años en el Real con Maria Bayo como Rosina, espectacular y con una Sevilla un poco kitsch que te sitúa rápidamente en el ambiente de comedia.
El gran triunfador en lo vocal y escénico Chausson, no me recuerdo ahora mismo en la historia un Bartolo mejor ( Enzo Dara no tenía su instrumento y Corena carecía de estilo rossiniano ). La mezzo Annalisa Stroppa , que ya defendió el rol en el Liceu, fue para mi una sorpresa, aborda el papel con naturalidad, sin forzar en los extremos , con coloratura y estupenda desenvoltura escénica, dándole al personaje un carácter que últimamente se estaba perdiendo en favor de voces más sopraniles. El Figaro fue Marco Caria, muy bonita voz , le falta dominar un poco más el estilo pero me parece un barítono a seguir, visto como está el panorama en esa cuerda. Basilio fue defendido por Nicola Uliveri, un lujazo. El rol de Berta vino acompañado esta vez por su aria y la verdad es que fue una de las sorpresas de la noche, estuvo estupenda Susana Cordón y así se lo reconoció el público. Alberto Arrabal como Fiorello sobradisimo, esperamos verle en algún papel más comprometido.
He dejado para el final al Conde porque es un papel que con el añadido del aria Cessa di piu, en los últimos tiempos está siendo abordado por tenores contraltinos tipo Gatill, Mihai, Mironov, con voces ligerisimas que les permiten todo tipo de ornamentación es, variaciones y florituras pero de difícil empaste con el resto del reparto, con emisiones mucho más naturales; este es el caso de Michael Angelini, bordó el aria final pero durante el resto de la obra fue prácticamente inaudible ( todos conocemos la acústica del Euskalduna) y en los números de conjunto era completamente imperceptible. Creo que sería mejor hacer el Barbero como antiguamente , sin aria final e interpretado por tenores con voces más grandes, naturales y de timbre más grato.
La orquesta de Navarra y el Coro de Opera de Bilbao, dirigidos por el maestro Pérez Sierra se contagiaron de la alegría general y contribuyeron brillantemente al resultado final.
Un buen colofón a esta temporada y ya con ganas de La Lucrezia de octubre.
Un saludo a todos.
|