Un poco de paz, al oír cantar aunque sea brevemente, a un tenor y a un bajo.

Pero rápidamente volvemos a los histerismos de Elektra.

La pretendida vengadora: Elektra ahora quiere tomar el hacha y asumir la muerte de los homicidas de su padre.

Pretende de Chrysothemis la acompaña, pero esta duda. De nuevo Strauss es eficaz en recrear esos estados de ánimo.

Qué poder de convencimiento el de Elektra para lograr la participación de su cómplice.

Hasta con argumentos insinuantes, todo se vale.

Pero no lo logra y deberá hacerlo sola, pero pasamos rápidamente al encuentro con Orestes.

El señor Eric Owens, empieza con un Orestes oscuro, tenebroso, que insiste en que debe ver a la madre de Elektra para dar fe de la muerte de aquel.

Elektra, que no ha reconocido a su hermano lo pondera en detrimento del extranjero.

Finalmente se le abren los ojos y Elektra entra en júbilo al igual que un maravilloso estallido orquestal que debe estar llenando toda la sala del MET.

Se nos muestra enseguida la dócil hermana ante la presencia de Orestes y la orquesta se vuelve tenue pero envolvente, casi que sensual.

La dama se explaya en disculpas por su estado físico y todo lo que ha sido su vida con motivo de la muerte de Agamemnon.

Algo parecido a un duetto es la indicación de Orestes que él se encargará de la muerte del tirano y de su madre;mientras Elektra lo apoya jubiloso, con lo que la intensidad orquestal se levanta de nuevo.

Un ligero pasaje orquestal del ingreso de Orestes al palacio. Elektra está ansiosa y don Ricardo Strauss nos recrea ese estado de ánimo de manera maravillosa.

Se lamenta que el hermano no ingresó con el hacha.

Gritos desgarradores nos anuncian la muerte de Klytamnestra en medio del paroxismo orquestal y de personajes menores.

Un bálsamo a los oídos con la breve intervención tenoril de Egisto.

Lástima que lo van a pasar por las armas, no sin antes dudar de que Elektra le dirija la palabra.

Casi todos los tenores son tontos y aquí no podía ser la excepción, al no percibir el peligro.

El sonido agudo de las cuerdas anuncia la muerte de Egisto.

Una pletórica de alegría Chrysothemis le anuncia a Elektra que Orestes ha llegado, al igual que un coro que hasta estas alturas de la ópera se escucha.

La insta a que ingrese al palacio luego de terminada la lucha entre los seguidores de Orestes y los pocos partidarios de Egisto.

De nuevo algo parecido a un dúo, donde el maestro Strauss nos regala esos momentos tan gratos para él donde las damas dan rienda suelta a sus emociones.

En este caso Elektra y Chrysosthemis, cada una a su manera, de cara a lo que ha acontecido.

Un momento para la poderosa danza de Elektra que es gozo para los oídos, que la llevará a agotar sus fuerzas y morir.

La señora Stemme concluyó entera en este masacrante papel.

Los gritos de Klytamnestra llamando a Orestes son insuficientes.

Concluimos.

Una gran labor de conjunto sin duda alguna.

No olvidemos a quien ha estado detrás de todo: el maestro Esa-Pekka Salonen, exprimiendo todo lo posible y lo logró de la orquesta del MET.

El respetable estalla en aplausos para la señora Stemme con toda justicia.

Cumplimos la tarea.

Good night!

Gracias, amigo Rubini