"Les Huguenots". De siempre, una de mis mayores "asignaturas pendientes" operísticas. Y ya la tengo aprobada, gracias a la Ópera de Niza, que ha tenido el valor de montarla. Lástima que lo haya hecho con una producción "para personas inteligentes", ambientada en un taller de pintura. Nevers es un pintor liado con Valentine a la que dibuja desnuda. Claro, cuando Raoul ve el esbozo, monta en cólera. Margherite no se sabe muy bien quién es, parece una amiga del pintor (con gafas). Todos ellos empiezan con ropa como traída de casa, pero después se visten con los trajes de época propios de la obra, y a partir del tercer acto todo transcurre de forma bastante "clásica" excepto la figura de Nevers, que sigue con su blusa llena de manchas de pintura, y además parece una auto-representación del producionero. En fin, otro engendro que añadir a la larga lista.
Es obligado recordar aquello de que en el Met se le llamaba "la obra de las siete estrellas" por sus exigencias en cuanto al reparto. Y el caso es que todos se ganan el sueldo, aunque el papel de Urbain se limita a un aria. Sí, ya sé, como Macduff o como Gremin, pero hay diferencias. Aquí se encargó Helene Le Corre, una soprano de voz pequeña pero que salió bastante airosa.
Saint-Bris adquiere relevancia sólo en los actos tercero y cuarto. Fue interpretado por Francis Dudziak, cantante de voz potente, aunque no demasiado bella, y estilo menos aristocrático de lo que el papel rquiere.
Nevers canta bastante, pero siempre frases sueltas. Marc Barrard lo encarnó con suficiencia escénica y una voz de bello timbre.
Margherite tiene una importante intervención en el segundo acto y prácticamente nada más. La cantó Silvia Dalla Benetta con buena resolución de las agilidades.
Marcel sí puede decirse que es un "papelón", con el "Pif paf" y sus múltiples intervenciones llenas de fervor luterano. Se encargó con gran eficacia Jerome Varnier.
Valentine no canta en el primer acto, muy poco en el segundo, algo más en el tercero y alcanza su cenit en el cuarto y quinto. Fue interpretada por la soprano rumana Cristina Pasaroiu, para mí una de las sorpresas de la noche. Voz preciosa, canto expresivo, magnífica presencia escénica.
Y Raoul. Que es el único que aparece en todos los cuadros, canta arias, dúos, conjuntos, tiene que llegar al re sobreagudo, etc. De todo esto se encargó Uwe Stickert, que fue la otra sorpresa de la noche. Voz de lírico, bien timbrada, quizá más centrado en los momenntos "de fuerza" que en los "contemplativos". Así, en "Plus blanche" pasó sus apurillos con las agilidades. "Peccata minuta" si se piensa que resolvió muy dignamente las exigencias del personaje, un auténtico "tour de force" para el tenor.
El coro de la Ópera de Niza es flojito y no muy numeroso. La Orquesta Filarmónica de Niza, en cambió, sonó bien bajo la dirección de Yannis Pouspourikas. Se cortó el primer cuadro del quinto acto, aunque la orquesta tocó algún fragmento del ballet a modo de intermedio después del cuarto. Por lo demás, la obra se hizo "razonablemente completa", como indica la duración de 3h 40m, incluidos dos descansos de 20 m. El teatro, más bien pequeño, y como tal con buena acústica, me pareció de un estilo excesivamente recargado, y sobre todo acusa mucho el paso del tiempo. Necesita una restauración a fondo.
¡Ya he visto "Les Huguenots"! Y en una versión, si no demasiado brillante, sí totalmente aceptable y satisfactoria.
Calificación: Aprobado.
Edito para añadir crónica gastronómica. para no ser menos que mi amigo Mandryka:
Cena de la primera noche para olvidar.
Almuerzo al día siguiente (el de la Ópera) en Le Sens, un restaurante muy concurrido. Parece ser que tiene buena fama ente "los de toda la vida" con comidas familiares, etc. Unos buenos entrantes compartidos con mi bellísima esposa y un excelente bacalao según receta local. Todo regado con un tinto también local que se dejaba beber.
Al otro día, ya de despedida, almuerzo en el Café de Turin, un templo dedicado al culto del marisco. Un "Panaché de fruits de mer", que es la típica bandeja gigantesca repleta de exquisiteces marinas. A destacar unas ostras de espectacular tamaño y excelso sabor. El vino, un blanco de la casa, sólo aceptable.
En conjunto, ha valido la pena el viaje a Niza, aunque el regreso ha sido un desastre a causa de la "greve" (huelga) de transportes. Pero que nos quiten lo "bailao".
Última edición por joseluis el 02 Abr 2016 0:25, editado 1 vez en total
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