Estamos escuchando mediante la página web del MET, el famoso título pucciniano.

Estos los responsables de la noche, en su mayoría un elenco made in USA:

Mimì....................Maria Agresta
Rodolfo.................Bryan Hymel
Musetta.................Susanna Phillips
Marcello................Quinn Kelseyi
Schaunard...............David Pershall
Colline.................Kihwan Sim
Benoit..................John Del Carlo
Alcindoro...............John Del Carlo
Parpignol...............Daniel Clark Smith
Sargento................Jason Hendrix
Oficial.................Joseph Turi

Director...............Dan Ettinger

Hay de todo: gringos puros, hawaiianos, coreanos y una italiana.

De momento una lectura un poco trabada y de tintes solemnes, la del maestro israelí, no muy acorde con el discurrir de la escena.

Abonar que con todo y algunos pecadillos iniciales, como timbres no del todo agraciados, sobretodo en las voces graves, ayuda que los cantantes son jóvenes.

El señor Hymel muy seguro, con ese timbre muy particular.

El señor Del Carlo con los tics propios de quienes hacen una parodia, del papel del casero.

Ya llegó la señora Agresta y afortunadamente se llena la escena con una voz de color italiano.

El señor Hymel luce ahora impetuoso y suelto en su interpretación, con el contraste evidente en las maneras de la señora Agresta.

El señor Hymel alterna frases de gran belleza, con otras en que la emisión y las formas parecen las de Kurt Baum, en el inicio de su Che gelida manina.

El ascenso al agudo en algunos momentos no es tan libre. El siempre difícil "talor" lo sacó portamenteado.

El maestro Ettinger llena el teatro con la orquesta de previo a la speranza.

El agudo qué decir: feo, atragantado, flemático en el sentido que ya se imaginan. No me lo esperaba así, aunque sí me lo temía con el transcurrir del aria. No me pareció bajado de tono, pero con el resultado que ofreció ...

Aplauso de cortesía, gracias al señor habitual de voz potente, que rompió el silencio con un sonoro: bravo! Qué bien le quedó!

Muy bien la señora Agresta en su interpretación de Si. Mi chiamano Mimi.

Voz hermosa, cálida, de timbre e interpretación llegadora y que demuestra conocer el papel y el oficio.

Para mi gusto el aria siempre vale más respecto a cómo se dice, que a grandes dificultades intrínsecas.

La señora Agresta lo logró y le sacó el puntaje al señor Hymel en sus arias de presentación.

El aplauso también de cortesía, quizás para no opacar al de la casa, pero fue espontáneo, lo que ya dice bastante.

O soave fanciulla: el señor Hymel quizás no está en su noche, que tiene dificultades arriba y la señora Agresta lo envuelve.

Parece que el tenor está en dificultades y mejor acude a las "medias voces."

A pesar de los pesares hay ido logrando el carácter si se quiere sensual del momento, con el apoyo pausado del director.

Fuera de escena y quizás apretando todo lo que había que apretar, el tenor se fue arriba en el agudo con la señora Agresta y el resultado fue notable.

Pequeña pausa para el acto segundo.

A pesar del paso de las décadas, casi que como un rito, el respetable aplaude al abrirse el telón en el Café Momus.

Los que hemos tenido la oportunidad de ver la producción in situ, ciertamente reconocemos la magia de Zeffirelli.

En realidad hasta el ingreso de Musetta, este acto es una labor concertadora, para que se luzca la escena, el coro, algunos solistas, puntuales y al conocerse al dedillo esta producción y la ópera misma que no falta en todas las temporadas, el asunto funciona como un reloj.

El señor Hymel de puntillas en sus frases Questa e Mimi, gaia fioraia.

Siguiendo la línea de dirección excesivamente letárgica en momentos puntuales, así empieza la señora Susanna Phillips.

No creo que sea cuestión de ayudarla, pues discurre con suficiencia de medios, con uno que otro agudín sacado con apuros.

El hawaiiano Kelsey en su papel de Marcello lanza efusivas frases, con su atractivo color oscuro y cerramos el acto en medio de una auténtica apoteósis pucciniana.

Vamos a buscar la cena.

Dos primeros actos regularzones.

Iniciamos el hermoso acto tercero en el Barriere d´Enfer, donde aquí sí se realza la lectura puntillosa del maestro Ettinger, dada la textura limpia de la orquestación pucciniana.

La voz de la señora Agresta está calzando como anillo al dedo en el papel de Mimi, sin sobreactuar, sino comunicando con su canto, resultando conmovedora.

El hawaiiano sigue dando el complemento adecuado.

El descanso parece haber ayudado al señor Hymel, que muestra ahora una emisión más segura en el Mimi e una civetta.

Volvió una que otra nota sucia, pero se recompone con unas frases ligadas de gran factura. Podrán concluir que es mucha la irregularidad.

Punto alto de la función hasta este momento: Donde lieta usci al tuo grido.

Insisto que la señora Agresta refleja que conoce el papel y lo quiere. Nada de efectos gratuitos ni cosa similar.

Se limita a sentir el papel y a cantarlo y sus medios además son gratos al oído.

Merecido el aplauso del respetable.