Abro hilo propio, no sólo porque Tucker así lo haya pedido, que también.

No sólo porque considere que todas las crónicas lo merecen y no entiendo lo de pequeñas crónicas (hay algunas extraordinarias que merecen más que esta su propio hilo), que también.

Sobre todo lo abro porque me interesan mucho los comentarios sobre la obra que puedan surgir y parece que en las pequeñas crónicas queda más oculto.

Wozzeck en la Lyric Opera of Chicago

Wozzeck es esas óperas que parece que gusta a todo el mundo menos a José Luis.

Wozzeck es de ese tipo de óperas que hay que decir que te apasionan si no quieres parecer un retrógrado, un carca, un fósil musical que sólo disfruta con el chunta-chunta.

Y a mí me tiene despistado.

Yo reconozco que no tengo suficiente formación musical (sólo 5 años de solfeo y cuatro de violín, de adolescente) para poder entrar en un análisis exhaustivo y de laboratorio de las seguras genialidades acometidas por Alban Berg y su uso de la atonalidad conjugada con la tonalidad y la música folklórica. Algo, seguro, de estudio científico.

Pero yo, que soy mucho más simple, confío, casi siempre en el gusto y la emoción. Es decir, me gusta o no me gusta, me emociona o no me emociona.

Y a mí Wozzeck me tiene despistado.

Las cuatro audiciones que llevaba no la habían convertido en ópera de cabecera, pero… cuanto ha ganado desde mi visionado en directo!

Y en directo me dejó despistado.

Comenzaré diciendo que el Wozzeck de Chicago debe de ser de los mejores Wozzecks posibles hoy en día y empezaré echando flores a los dos Sirs de la noche.

Primero Sir Andrew Davis, un director como la copa de un pino. Era su primer Wozzeck y le tenía ganas ya que debe de haber interpretado prácticamente todo Berg. Y el Sr. Andrés es muy bueno. A la excelente orquesta de Chicago le saca un brillo, una intención y unos matices que nos hacen respirar con ella. Y en Wozzeck hay que respirar con ella.

Segundo Sir David McVicar. Reconozco que no sabía que ya era Sir. El Sr. David compone una escenografía excelente. Está ubicada tras terminar la primera guerra mundial (que Berg conoció muy bien), presidiendo una estatua al soldado desconocido y con una inteligente y cuidada escenografía logra sobrecoger. También es el primer Wozzeck del escocés y es excepcional. Se aleja completamente del simbolismo, del histrionismo y de los componentes abstractos para trazar una escenografía romántica y realista en la que los dos desafortunados personajes principales nos llevan a la compasión, aunque no al perdón. Los cantantes como actores están magníficos y la última escena, francamente, te encoge el alma al imaginar el destino del hijo de Wozzeck y Marie. Está tratada la dureza, con elegancia y dureza. Con delicadeza y dureza. Con comprensión y dureza. No sé si se me entiende.

Y en cuanto a las voces que decir. Aquí no puedo fijarme en las dinámicas, ni en el legato, ni en los portamentos, ni siquiera en la afinación.

Aquí me fijé en el gusto y en la emoción. Y la música se movió con la acción. Y la acción respiró con la música. Y se entendía como un todo. No sé si se me entiende.

Y diré que Angela Denoke fue una extraordinaria Marie. La mejor de la noche.

Que Tomasz Konieczny fue un aceptable Wozzeck, un paso por detrás de sus colegas tanto en emoción como en canto.

Que Gerhard Siegel fue un excelente capitán. Que Stefan Vinke fue un gran Sargento Mayor y que Brindley Sherratt fue un brillante Doctor.

Usease, un gran elenco.

Y a mí Wozzeck me tiene despistado, porque aunque a José Luis no le guste (y me fio mucho de su gusto), y aunque a mí nunca me hubiera entrado antes, salí con la sensación de haber visto algo muy bueno.

Saludos

Pues efectivamente, a mí no me gusta Wozzeck.
Y a tí te tendrá despistado, pero tu crónica es de ¡Chapeau!

Excelente crónica Mandryka. Nos vende usted Chicago tan bien, que la temporada próxima buscaré una oportunidad para ir.

Wozzeck es una obra maestra aunque no para consumir a diario. Cuesta, pero al final compensa. En su caso además, Denoke, Siegel y Vinke eran garantías que semar a los dos Sirs.

Por cierto que es curioso que este Wozzeck de Chicago coincida con la excelente Lulu del MET. Alban Berg parece que ha llegado a los States. No he tenido tiempo de hacer una reseña como se merece pero Creo que el sábado la dan por los cines. La recomiendo sin reservas, sobre todo para los amantes del expresionismo alemán de los años 20. No recuerdo una ovación a un equipo escénico como la del día del estreno, máxime viniendo de una afición que va a oir voces y pasárselo bien.

Wozzeck es, en mi opinión uno de los más grandes títulos de la historia de la ópera. Una píldora de noventa mínutos en los que no hay sosiego, hay teatro de calidad y música... Yo soy un simple aficionado sin formación musical pero con los oídos trabajados que, desde la primera vez que escuche esta ópera, con apenas 20 años, se quedó obnubilado. Por cierto, ¡menudo reparto!.

Gracias y enhorabuena por su crónica. Aunque de gustos similares a don Joseluis (que no conocimientos, para mi infortunio) su crítica anima a darle "una pasadita" al Wozzeck que ha conseguido despistarle....con gusto.
A mi me tiene despistado usted, le situaba en la costa oeste ¿Ha hecho la ruta 66? Si la hace en moto (Milwaukee pigs) avíseme con tiempo.

Yo a Chicago solo iría, si me mandaran por trabajo ( que el invierno y el viento gélido del Lago Michigan, imponen mucho)
Dicho esto, muy buen teatro de ópera con una batuta titular más que notable como la de Andrew Davies

Me traslado yo también.
Bueno, para ser justo tiene como minuto y medio instrumental, hacia la mitad de la obra, realmente bellísimo.
Lo que viene a ser un troll melódico.



Eso es debido a la cita anterior: la formación musical.

Mandryka fantástica crónica, no me ves pero te estoy haciendo la ola. No la he escuchado nunca pero después de leerte prometo hacerlo. y comentarte mis impresiones.

Ahora bien, este sábado voy al cine a ver la Lulú del Met, y reconozco que estoy acongojado por lo que pueda pasar. Ya sabéis los que me conocéis que soy un amante de la melodía y que la atonalidad, como mínimo, me descoloca, pero me he propuesto abrir mis oídos a cosas nuevas, y ya más de una vez me he llevado agradables sorpresas.

Wozzeck o Lulú? Qué pensáis?

Da gusto leer esa crónica a alguien situado casi en las antípodas musicales de Berg. Demuestra que lo que algunos llaman filosnobismo es con frecuencia curiosidad, inquietud, apertura, como quieran ustedes llamarlo. La mayoría de los que disfrutamos con esta obra maestra tuvimos que hacer un cierto esfuerzo para conocerla y poder juzgar con cierto conocimiento de causa. Un esfuerzo que no es obligatorio, claro está, pero que resulta razonable con obras admiradas por tantos buenos melómanos.

Wozzeck o Lulu... Complicado. Dos piezas magistrales. Para mí la primera es prácticamente perfecta. Lulu es una obra inacabada, no lo olvidemos, y yo nunca me he terminado de creer eso de que solo se le añadieron cuatro detallitos.

Amigo Mandryka,se te entiende perfectamente,describes el espectáculo operístico con tal nitidez y sentido que en 48 horas si mi sufrido iPad me lo permite,voy a empaparme de Wozzeck,no soy muy amigo de las disonancias,pero creo que en este caso vale la pena,y esto se lo debo a tu crónica.Cuando me encuentre con José Luis,será interesante hablar sobre esta obra y lo que sea ¡qué caramba ¡nuestro amigo es un libro abierto y hay que aprovecharse de ello.

Efectivamente la crónica la escribí desde un aeropuerto de la costa oeste esperando y esperando para volver a mi querida España.

La ópera la vi el lunes 16 recién aterrizado en Chicago, que es una ciudad estupenda donde si, en invierno hace un frio del carajo.

Chicago cuenta con una corta pero interesante temporada y como paso con cierta frecuencia si puedo, zas, aprovecho.

Lo mejor en lo que queda de temporada no es en la Lyric, sino en la extraordinaria Chicago Symphony Orchestra. Un Falstaff con su director titular en frente, Riccardo Muti y un cast muy completo.

A mi Wozzeck me ha despistado que significa sorprendido gratamente, cosa que puede no suceder a quien acuda a ella en una grabación ya que yo oírla, la había oído y aunque no me repugnaba, tampoco me apasionaba.

De hecho hubiera preferido, a priori, caer el martes o el viernes por la ópera de Chicago para ver la versión holllywoodiense de la madre de todas las operetas que es la Merry Widow (que no Die Lustige Witwe ya que la cantan en inglés) de Renée Fleming y Thomas Hampson, a pesar del riesgo evidente de hiperglucemia y coma diabético.

Y en cambio agradezco haber caído en Wozzeck.

Creo que es una obra para ver y oír, no para sólo oír, ya que tiene una fuerza teatral tremenda y gana mucho entendiendo lo que pasa y porque suena lo que suena. Pondré como ejemplo los manidos chirríos de Psicosis de Hithcock, que fuera de contexto no se entienden, pero viendo lo que pasa, sobrecogen.

Además la música, que a veces no es fácil de oír, se integra en la acción y te atrapa y te conduce con intensidad una hora y media y cuando acaba, te sientes casi sin aliento, como si te hubieran dado un puñetazo y dejado aturdido.

Algo parecido me pasa en una Elektra o un Salomé en directo, aunque en Wozzeck, a pesar de contar también con una orquesta enorme en su tamaño, la fuerza no viene de su espectacularidad decibélica (algo que si ocurre en Strauss), sino de un intimismo integrado en el sufrimiento de los personajes.

Si, me sorprendió Wozzeck, aunque para ser sincero sigue sin estar en mis obras maestras de referencia, lugar en el que si que están Elektra y Salomé.

Pero me dejó con la necesidad de saber más de ella y entenderla mejor, precisamente por la perplejidad con la que me quedé. Y voy buscando y leyendo cosas y aprecio especialmente lo que sobre ella escribís.

Gracias por la aclaración,de todos modos voy a intentar ir conociéndola;la primera audición no siempre es muy aceptada,mi primer Parsifal por ejemplo,pero por intentarlo que no quede.Buen viaje amigo Mandryka

Efectivamente, Chicago es un peso importante en los USA, sinfónica y operísticamente, donde han pasado grandes voces y directores
Por citar solo uno de estos grandes acontecimienos, fue el debut en 1.954 y en los USA, de Maria Meneghini Callas , con Lucia . Al año siguiente, cantó creo alli en directo su única Butterfly

Y en lo que respecta al Wozzek, opino como el amigo Mandryka que es una obra maestra de ese genio llamado Alban Berg