Estuve en la función del Domingo.
No se me hizo nada pesada y es una opera con una música y arias maravillosas. Lástima que el elenco no me transmitiera emoción ninguna. En el lado positivo el Ruggiero de Rice y el Oberto de Escribá. Mal Clayton como Oronte ( tres cuartas partes de la obra haciendo de Maguila gorila tiene que tocarle los plátanos a uno) y el Bradamante de Prina. El resto ni chicha ni limoná. Esperaba mucho de Gauvin y con las ganas me quedé.
Mucho mérito tuvo Moulds con la orquesta pues no me imaginaba que consiguiera un sonido y ligereza como el que derrocharon, acostumbrado a lo último que les he escuchado me parecieron gloria bendita. Moulds contento y a los músicos también.
La puesta en escena, pues que quieren que les diga a la media hora la ignoré completamente y me centré en lo que escuchaba. Ya se cansa uno de ver bailecitos y espasmos varios. Eso sí, un poco cutre si parecía.
El público no aplaudió nada en el primer acto y después del primer descanso se pusieron aplaudir todas las arias. No se si algún conjuro de Alcina, su hermana ó es que con el estómago menos vacío y un poco de líquido espumoso produce el milagro. Muchos aplausos y bravos al final. Todos muy happies.
Me alegro de acercarme al Real a disfrutar de esta joyita barroca. A ver si en el futuro hay más.
De momento mi próxima visita será para el Rigoletto con los insignes Peretyatko y Costello. Me muero de ganas. .....