Pues dicen que hoy ponían "Katiuska" en Les Arts. Hemos visto lo que han dejado de ella: Los dos actos sin interrupción, con una duración total de 1 hora y 15 minutos. Vamos, como "Cavalleria". Hay que agradecer que la música se ha dado casi completa, tal como la grabó Sorozábal con Lorengar-Cesari-Kraus. Al principio ha habido una escena hablada relativamente larga, supongo que para que nos pusiéramos en situación. En el resto, se han reducido los diálogos a lo imprescindible, lo cual no tendría gran importancia si no fuera porque han desaparecido escenas y personajes importantes, como el mandamás del pueblo y el que explica el origen de la protagonista, de la cual nos enteramos de que "es princesa de sangre imperial" porque lo dice el Príncipe. Y ya puestos, hablemos de la producción. Un escenario empequeñecido por un marco inclinado dentro del cual se desarrolla la acción, con algún leve paseo por una especie de escombros que ocupan la parte delantera de la escena. Época y vestuario indeterminados, no correspondientes a la revolución rusa pero tampoco a la actual. Puestos a contar batallitas, diré que, antiguamente, a las botas de lluvia, se les llamaba "katiuskas" por su parecido con los típicos "cerevicki" (perdón por la ortografía) del personaje, que aquí han brillado por su ausencia, así como la clásica indumentaria de Katiuska, que la caracteriza y da sabor y color a la obra. Pero ya se sabe que esto es lo primero que quieren cargarse los lumbreras que se encargan de las producciones actuales.
Han cantado Manuel Lanza (Pedro), que ha estado mucho mejor en el apacible "Calor de nido" que en la exigente "Mujer rusa", donde ha pasado apurillos. Maite Alberola ha sido Katiuska, dando unas muy estimables versiones tanto de "Vivía sola" como de "Noche hermosa", y Javier Agulló (Príncipe) me ha sorprendido, pues su voz, sin ser un trueno, ha corrido hoy muy bien. Hay que señalar que los cinco papeles que restan han sido interpretados por cantantes: Sandra Ferrández (Olga), Itxaro Mentxaca (Tatiana), José Enrique Requena (Boni), David Rubiera (Brunovich) y Boro Giner (Amadeo Pich), afortunadamente muy lejos de los "actores cantantes" que muchas veces (no siempre) han destrozado la música en la zarzuela.
Muy bien, como siempre, el Coro y la Orquesta. Dirección correcta de Cristóbal Soler.
Y para finalizar, decir que he tenido el placer de coincidir con Mandrika y El Gato Montés, que me han presentado a sus bellísimas esposas, hijas e hijos. Eso está bien. Hay que cuidar la cantera.
|