La Boheme a la que asistí ayer se encuadra dentro de lo que han llamado las mentes privilegiadas de la cultura valenciana “la pretemporada”.
Toma ya, tenemos pretemporada y todo. Tiembla Liceu. Tiembla Real (Madrid). Como en los equipos de fútbol, vamos. Vamos a ir poco a poco, jugando alguna pachanga, conjuntando al equipo y para que la afición no se nos ponga nerviosa, algún torneo veraniego.
Y eso es lo que tuvimos ayer, un amistoso con los jugadores del filial.
¿Qué por qué hay pretemporada? Y a mí que me pregunta. No lo sé. Yo al menos no necesito calentar. Así la temporada comienza cuando en los teatros normales el balón lleva rodando mucho tiempo, allá por el mes de diciembre. Mientras tanto, esta Boheme, una Zarzuela y dos conciertitos nos quitarán el mono de ópera.
Y empezó la función como en un partido de fútbol, con un minuto de silencio. Esta vez por las víctimas de la violencia de género.
La puesta en escena es la ya conocida de Davide Livermore con las proyecciones de los cuadros impresionistas que ya vimos en Les Arts y que ha circulado por otros teatros como el Kursaal, el Escorial e incluso en Philadelphia.
Que Davide es muy humilde y su ego le impide significarse, lo está demostrando. Por eso acabó la temporada con un Narciso de su cosecha, e inaugura la primera temporada de su titularidad con otra puesta en escena suya. Hay…cuidado con esos egos… que los carga el diablo. Además, artísticamente Helga nos llevó a jugar la Champions, y Davide tiene muy difícil acercarse a las cotas de calidad a las que nos llevó Doña Helga. Conste que le deseo la mejor suerte, por la cuenta que me trae. Esperemos que lo de yo, conmigo y yo mismo sea casualidad casual.
La orquesta debía de ser la misma pero con los fichajes de última hora de las audiciones del mes de julio pasado nos tienen a todos acongojados. Ayer sonó peor que nunca, vamos casi tan mal como la del Liceu….. Que noooo, que no tanto, que la del Liceu es mucho peooorr.
La orquesta sonó destemplada, desangelada y plana. En los momentos de movimiento el resultado era caótico (primer acto con los cuatro amigos, principio del segundo acto,etc..) aunque en cuanto afloraba el lirismo pucciniano y sobre todo algún solo, sonó mucho mejor. No voy a repetir lo del abuso del forte tapando las voces, porque la mayoría de las voces de ayer se tapaban solas. Algunos lloramos recordando lo que Chailly consiguió en la misma obra de la misma orquesta.
Miedo, mucho miedo en la orquesta, aunque quiero oírla con un director de más cuajo como Abbado, Biondi o Tebar. Estos sí que necesitan una pretemporada.
Mimí fue Angel Blue, la triunfadora de la noche. Este ángel azul es una cantante norteamericana que fue casi lo único audible de la noche y la que mejor cantó. Voz bien timbrada, algo oscura, con graves y medios correctos y con un agudo, sobre todo cuando es en forte, brillante, squillante y excelente. El ángel azul tiene más voz y más gracia que todos los demás juntos. Va a cantar en lo que queda de año ni más ni menos que en la Scala (Musetta) y en la Semperoper (Mimí) y lo hará bien. Además, copio y pego de su biografía oficial: “ Angel Blue is a former beauty queen. She has held titles such as Miss Hollywood 2005, Miss Southern California 2006, and 1st runner up to Miss California 2006”
Y como la expectativa generada es tremenda, copio un par de enlaces para que Uds. Mismos juzguen:
https://www.youtube.com/watch?v=a7FW1PjTtKUhttps://www.youtube.com/watch?v=g2HBTNftAyQRodolfo fue Giordano Luca. Voz lírico ligera, cálida, mediterránea y agradable, aunque muy escasa de volumen. El problema es que el hombre tiene tan poca gracia, tanto cantando, como actuando, que como que no llega, no emociona, aunque no canta mal.
Del resto no voy a decir nada porque no quiero ser cruel. Conjunto preocupante de mini voces que son o han sido alumnos del Centro de Perfeccionamiento y que mucho se tendrán que perfeccionar, aunque dudo que el resultado mejore. A la mayoría de ellos ya los habíamos visto con anterioridad con resultados idénticos.
Algunas de ellas son inaudibles con la orquesta en silencio. No me gusta hacer sangre con los alumnos del Centro de perfeccionamiento porque son eso, alumnos.
El coro excelente. Este si, como siempre. Y la Escolanía entre lo mejor de la noche. Qué bien se lo pasaron además los rapaces.
En fin, al menos la pachanga, en taquilla, salió a precio de amistoso. Y el público, que era de todo a cien por el precio de las entradas, aplaudió una barbaridad, largo y tendido, aunque la mayoría aplaudía a Puccini.
Y después de lo dicho, sólo añadiré que debo de ser un enfermo, ya que hoy mismo volvería a asistir…
y es que es tan grande Puccini…. ¡¡¡Viva Puccini!!!