Acudí ayer domingo al
Fidelio. Yo y mis hijos salimos satisfechos del teatro...
A grandes rasgos, coincido con las apreciaciones que hace
angelparsifal en su detallabda y excelente crónica que abre este hilo, si bien me parece que yo le otorgo una valoración ligeramente más alta a la función en su conjunto (probablemente porque esté todo más rodado).
La puesta en escena de
Pier'Alli es algo plúmbea, pero al fin y al cabo la ópera está ambientada en un cárcel... Me pareció muy logrado el decorado del primer cuadro del acto segundo (la celda de Florestan), y las proyecciones eran poco intrusivas. O las han cambiado, o no eran de un campo de concentración al inicio del segundo acto, como nos informó
Gruberoviano: eran prisioneros vestidos de la misma forma que los del coro en el acto anterior. En cualquier caso, sí pareció todo algo convencional y ¿vetusto?; el cuadro final me trajo a la memoria las fotografías de tantos y tantos montajes de esta ópera en los años 60 que hemos visto en libros...
La orquesta discreta, pero tampoco mal, con problemas sobre todo en los metales (las trompas). Pero
Haenchen le imprimió un buen
momentum a la obra, y a mí al menos se me pasó volando... El coro cumplió bien con su cometido (tan importante en esta obra).
La inserción de los dos movimientos de la
Quinta sinfonía me pareció convincente, y se crea un arco musical muy elocuente desde el
O namenlose Freude hasta el final. Un experimento interesante (y como creo ya se ha apuntado antes, en estos movimientos insertados la orquesta estuvo mejor).
Vocalmente, he de decir que todo estuvo a un nivel como mínimo correcto.
König cumplió con su cometido (creo que Florestan es un papel ingrato donde los haya para un tenor),
Pieczonka tuvo momentos muy logrados, y de alguna forma me recordó a una joven Gwyneth Jones; esto lo digo como un elogio y como una crítica. Muy entregada, muy musical, buena actriz, pero con voz temblante y a veces difícil de controlar (y, claro, con menos caudal que la galesa).
Alan Held algo unidimensional y plano como Pizarro, y
Ed Lyon como Jacquino abordó su papel con soltura. Sí me parecieron soberbios, de muy alto nivel, la Marzelline de
Anett Fritsch (voz pequeña pero expresiva y que corre muy bien--ideal para el papel--, además de pizpireta actriz) y el entrañable Rocco de
Selig, cantado a la perfección y muy musical.
Como dije al principio, salí satisfecho del teatro, y pasé una buena tarde de ópera. La sensación era que le resto del teatro también disfrutó, pues los aplausos fueron cálidos para todos los intérpretes. Y sí,
Fidelio está llena de joyas musicales (¡qué momento tan bello es el cuarteto del primer acto!), y en esta función se apreciaron...
Saludos,