A falta de otros foreros que nos cuenten sus impresiones, abrimos hilo con esta serie de funciones de Fidelio; que estará en el Real hasta mediados de junio.
Estamos en la tercera producción de esta ópera en los últimos 15 años. En esta ocasión, de nuevo una producción alquilada; la famosa producción valenciana de Les Arts, editada en DVD y bien conocida.
Y siempre es bienvenida. Debo admitir que estoy descubriendo esta obra: una obra maestra donde las haya, con una segunda parte inspirada y dramáticamente intensa; y una influencia apreciable en lo que sucedería después.
La producción de Pier'Alli es una producción de tipo clásico, pero interesante. Siguiendo el argumento de la obra toda la puesta en escena recrea la prisión. Para ello se basa en colores oscuros con un marcado tono verde, en el primer acto un decorado que busca transmitir una atmósfera de opresión. No transcurre la escena en un patio sino dentro de un taller donde vemos instrumentos de tortura. O en la segunda escena podemos ver la interesante salida a escena de los presos, donde se abren las enormes rejas y reciben entre espasmos la luz del sol.
Mejor conseguida la segunda mitad de la obra: donde el azul oscuro ilumina una siniestra celda estrecha, con ayuda de unas proyecciones que nos inducen a pensar en una gran profundidad, inalcanzable para cualquiera. Las proyecciones son uno de los puntos fuertes de la producción. El acto segundo se inicia con una secuencia animada que está en continuo descenso; jugando con nuestra mente a través de esa proyección.
Si bien quizá pudiera faltar algo, en general es una puesta en escena que está al servicio del texto; y superior a la de Traviata hace unas semanas.
Hartmut Haenchen vuelve al Real después de un año. Y después de dejarnos una lírica y apasionante versión de Lohengrin donde la orquesta del Real alcanzó sus niveles más altos. Comparándolo con él mismo, esta dirección orquestal no ha sido muy apasionada. La obertura empezó algo fría, y donde tenía que haber vivacidad (porque no hay que olvidar que estamos a caballo entre clasicismo y romanticismo, y uno encuentra más del primero) sólo hubo una dirección en la linea del piano, demasiado suave el volumen de la orquesta. Sin embargo en la segunda parte la función fue a más. Y tuvo la oportunidad de redimirse en el interludio entre las dos escenas del segundo acto.
Interludio en el que Haenchen eligió los dos últimos movimientos de la quinta sinfonía de Beethoven en lugar de la obertura "Leonore 3º". Y fue en este momento donde la orquesta del Real brilló con luz propia: dirección espectacular donde todos los instrumentos parecían brillar uno por uno logrando una memorable y electrizante ejecución. Pudo pues el maestro redimirse de su dirección plana del principio. El final también estuvo bien dirigido.
Adrianne Pieczonka es una de las más importantes cantantes de ópera alemana, de hecho su presencia ya era uno de los principales reclamos de esta temporada ya que además debutaba en nuestra ciudad. Memorable su Strauss, donde un servidor vivió uno de los mejores momentos de su vida operística escuchándola cantar "Es gibt ein Reich" de Ariadne auf Naxos. En esta función ha cantado bien su Leonore, muy competente en el primer acto y maravillosa en el segundo. En su gran escena del primer acto "Abscheulicher ... Komm Hoffnung" logró salir airosa, aunque me pareció que el agudo no le salió en la medida de lo deseable pero aun así una gran intérprete como ella consigue salir adelante. Maravillosa en el segundo acto, consiguiendo sacar el drama tanto en lo vocal como lo actoral, ya habiendo entrado en calor. En la escena final estuvo sublime, y no fue la única que intentó hacer destacar su voz por encima del resto.
Tenía ganas de ver en vivo a Annett Frisch , que había obtenido un gran éxito en el Così de 2013 (que tuve la desgracia de no ver) donde además de tener una gran belleza parecía saber cantar. Cierto es que su Marzellina empezó para mi gusto con un poco de falta de volumen aunque no afectó a su aria del acto primero en demasía. Luego estuvo suelta en el resto de los números. Pero más me sorprendió en el final de la obra, donde su voz parecía echar el pulso con la de Pieczonka a ver quién se comía antes a la orquesta.
Franz Josef Selig volvió a impresionar al público con su gran voz, pero o quizá Rocco no sea Marke, pero no le vi con el mismo nivel que alcanzó en el Tristan del año pasado, donde impactó a todos los que le vimos.
Ed Lyon fue un buen Jacquino pero Alan Held no me terminó de convencer como el malvado Pizarro: la voz por momentos parecía estar falta de volumen o ser demasiado aguda (y sí, ¿Quién soy yo para juzgarlo si venero al gran Leo Nucci, no precisamente conocido por su oscura voz?), pero tampoco fue un desastre.
Me dejo para el final a Michael König como el Florestan. Durante estos cinco años hemos asistido a la transformación de la voz de este tenor alemán. Cuando en 2010 le vi cantar el Jim Mahoney me disgustó de tal modo que me preocupaba que pudiera abordar papeles como el de Lohengrin. Ya en 2012 como el falso Grigori descubrí que estábamos ante un tenor en ciernes (aun cuando no sé si realmente es la tesitura deseable del falso zarevich) que aunque pudiera tener fallos no amargaría la velada. Y así pasó el año pasado con Lohengrin, papel que abordaría con cierta dignidad.
En la función de esta noche realmente tuve durante no pocos momentos que esta es la mejor prestación de König en el Teatro Real. Si hubiera debutado en 2010 cantando como esta noche ¿habría levantado tanto recelo? Tal vez sí o tal vez no. Me pareció que la entrada de Florestan la abordó más que dignamente, y con una voz bastante generosa. No salía de mi asombro ¿Realmente le había cogido el punto? Luego incurrió ciertamente en fallos habituales como los agudos y demás notas altas, donde sufre bastante. Pero en líneas generales su actuación fue muy aceptable, confirmando su evolución favorable como tenor. No sabemos si volverá al Real, dado el cambio de dirección artística. Pero en cualquier caso, no puedo evitar reconocer que ha sido un placer seguir su carrera en esta ciudad a pesar de todo.
Por último, el coro ha cantado con la competencia habitual. Mención para los solistas del coro de prisioneros. Y excelente el final.
No está mal para uno de los primeros contactos que tengo con la obra. Quizá vaya a otra función, ya más rodada. Al final fue una función muy aplaudida. En mi opinión personal es el segundo mejor título de esta temporada, salvando las distancias con el brillante Hansel de enero/febrero, que sigue pareciéndome la primera. Fidelio siempre es bienvenida.
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