Muy brevemente ,desde Paris y en un descansete volviendo de Fontainebleau y con el iPad a cuestas.
Ayer, primera de la serie de LE CID con un Garnier a tope. Antes que nada, decir que esa maravillosa e histórica Salle Garnier para el espectador que no es pequeñito dicho coloquialmente, en pleno SXXI es incómoda y falta de espacio suficiente en sus butacas y pasillos para la persona que asiste al espectáculo que se representa
La producción ya conocida procedente de la opera de Marsella firmada por Charles Roubaud, es irregular aunque respeta plenamente el libretto . Traslada más o menos la historia entre II Empire y 1ª Guerra Mundial ( menos las dos damas, casi todo el rato los caballeros de militar ) y con decorados algo grandilocuentes : en el primero y segundo actos, una especie de parlamento y un gran león de Castilla ( parecido al de la Carrera de San Jerónimo ) con el blasón de Castilla, preside la escena y acabar la función con un final victorioso, recibiéndose al Cid Rodrigue con banderines y grandes banderas de España
En cuanto a las dos damas, vestidas de épocas entre la atemporalidad y la actualidad
Movimiento actoral, digamos que escaso.
Tediosos los 3 parones de casi 5 minutillos en cada uno de los actos, con detenciones en 3 de los cuadros para cambio de decorados
Musicalmente y en su conjunto, no me parece el mejor Massenet ( 4 actos y 10 cuadros )mucho sinfonismo, emulación en parte de la grand opéra, continuos juegos de luchas por el honor, la pasión, la grandilocuencia en suma , alternando eso si con otros bellos y líricos ( hasta intimistas momentos ) como el gran duo Rogrigue / Ximène antes de que aquel parta para la batalla final, adí como la gran escena del tenor...o juge..oh père..., con el Señor y el Apóstol hablándole desde el cielo.
Pero ahí viene el grandísimo conocimiento del octogenario Plasson , matizando, enfatizándo, sacando colores de una muy notable Orquesta y haciendo que este Le Cid sonara no solo con fuerza dramática, sino hasta místico ( un director mediocre, hubiera hecho que este Massenet resultara más que tedioso )
Alagna en su salida no estaba del todo in voce y en su designación como Caballero por el Rey y en su invocación al apóstol Santiago, llegó a pegar una cierta rascada con un agudo algo estrangulado. Afortunadamente y de forma casi inmediata y con la voz ya caliente, hizo una demostración de lo bueno que es : brillante vocalmente, con un fraseo matizado y una dicción hoy en dia insuperable por los tenores que compiten con él en ese repertorio, unos registros sanísimos( salvo lo indicado con el citado agudo y un par más esforzados ), excelente su gran escena del ..o juge..oh pére..oh souverain y como es habitual en él, expresivo y carismático
la Ximéne de Sonia Ganassi, fue lo contrario: excedida en el rol, no es voz para este rol , volumen el justo y casi cada ascensión al agudo, un puro grito y estridencia sobre todo
Como ha empeorado vocalmente la Ganassi de hace unos años hasta ahora, simplemente por cantar roles que le exceden.
Noble, expresivo y más que convincente el D. Diegue del bajo/barítono Paul Gay, un bastante buen cantante.
Correcta y muy musical Annik Massis como la Infanta o el Infante ( rol que en sus apariciones en este Massenet, me parece que sobra o hasta estorba ), luciendo en su parte más fuerte que son los sobre agudos. Eso si, muy sosa como linea de canto
Nicolás Cavallier como el Rey, discreto apena con emisión casi siempre engolada.
Mal el tal Laurent Alvaro como Conde de Orgaz. Voz leñosa y canto muy atropellado
Al final de la función y como noche de la premiére, satisfacción generalizada pero las grandes ovaciones ( merecidas ) para el gran Plasson, seguido en méritos para Alagna y Gay
Dentro de unos minutos (. Y mucho más cómodo ), en Bastille para el Faust ( con Fabiano, en lugar de Beczala, lo cual ya me agrada ) y lo más importante , con de nuevo Plasson con la batuta!