Hombre, Ángelparsifal. Yo creo que quienes defendemos una posición, digamos, más tradicional en esto de la ópera no estamos en contra, en absoluto, de que se compongan nuevas obras. Y además nos interesamos por ellas. Otra cosa es que estén entre nuestras prioridades, o que nos gusten una vez que las vemos (o medio vemos, como es mi caso con este El público).

Claro, pero que no nos digan que la ópera no seguiría viva, por que sólo hay que mirar lo que sigue siendo la base de todos los teatros y lo que mantiene este tinglado. Cómo va a depender su futuro de unas obras que interesan a tan poco porcentaje de aficionados.

Entraría en crisis cuando las perfomance, los numeritos con amplificación, los mamotretos con flamenco, hip hop, la orquesta del tío Bruno de diez filas de a uno y demás, invadan la ópera. Eso es el fin del género y del canto, claro.

Gruberoviano y yo decimos lo mismo de manera diferente, uy.

Ópera rara y difícil pero, partiendo de la base literaria de la que parte, no es para menos.

Vaya por delante que la parte musical me pareció interesante, iba como creando distintos planos estilísticos que se solapaban sin chirriar. Creo que, a diferencia de otros "estrenos mundiales" que hemos sufrido, el autor no ha caído en la autocomplacencia y ha intentando sumergirse en el texto para crear su música. Diría que es una música dura pero que está a un pasito de ser asequible para el gran público. No lo es, ¡que si no no sería ópera contemporánea! Pero fragmentos puramente orquestales, la parte flamenquita (lo más exportable) y momentos como la escena de Julieta o el final finalísimo, tienen su aquél.

En este sentido, creo que la orquesta hizo muy buen trabajo.

En el debe, la parte vocal y esa manía de los compositores de hacer a los cantantes ir dando saltos interválicos que quedan ridículos y, sobre todo, se cargan la poesía del texto. Los dos dúos (el de las drags y el del mago al final) acabaron resultando un peñazo de mucho cuidado.

No obstante, la parte de los cantaores está muy cuidada, y la escena de Julieta me resultó fascinante (aunque alargada en exceso).

Buenas prestaciones del equipo de cantantes, entre los que destacaría a José Antonio López, Thomas Tatzl, Antonio Lozano e Isabella Gaudí. Muy bien los cantaores.

La amplificación tuvo sus más y sus menos, y la fueron modificando según cantaban las voces líricas o las flamencas, con algún desajuste. No me molestó, no me pareció escandalosa.

Por otra parte está el asunto del libreto.

Directamente, se necesita un libro de instrucciones o un master en surrealismo e iconografía lorquiana para entenderlo.
Echo de menos un libreto estilo "Ediciones Cátedra", que eran libros que tenían más notas explicativas al margen que texto en sí.

Llegué con el programa de mano leído y creo que con los conceptos básicos de lo que me iban a contar entendidos. Pues bien, el libretista y el director de escena parece que quieren que no entendamos nada de nada. Porque salí con la misma idea. Sí, sigo con mi idea del teatro al aire libre versus bajo la arena, las máscaras, los espectadores, la mujer... pero todo lo demás requiere de un estudio de simbología de agárrate y no te menees.

¿La producción? Pues bueno, con los clásicos decorados que lo mismo valen para Rigoletto que para Wagner: unas luces, unos espejos, unos biombos. Graciosa la tumba de Julieta con ese laberinto modelo PacMan. Los figurines, muy "ya vistos", pero al menos identificativos: los caballos eran caballos, el pastor pastor, el emperador emperador y el cristo cristo. Me los cambian y ya me da el peperleque.

Notable la coreografía de los caballos. La otra, muy convencional (lo de los movimientos espasmódicos ya está muy manido).

Ópera pues, difícil, que requiere predisposición, atención y cierta apertura de mente. En el descanso hubo deserciones, pero no escandalosas, al menos arriba.

Mi impresión global: aceptable, sin más. Dudo que esta ópera tenga recorrido más allá de esta producción.

Pese a que argumentalmente no tienen nada que ver, no puedo evitar hacer una comparación, por fusión de música popular/contemporánea y temática lorquiana, con la Ainadamar de Golijov que vimos en 2012. Ainadamar es la ópera al aire libre, El Público es la ópera bajo la arena.

Y no se hagan de cruces con las críticas de los periódicos: tratándose de una ópera nueva, es lógico y esperable que en su mayor parte se remitan a su proceso de creación y sus características.

Función de día 4. Por no perder el puntito surrealista, podría resumirlo en: No me gustó, aunque más de lo que esperaba.

Esta tarde, en Arte: http://concert.arte.tv/fr/el-publico-dapres-une-piece-de-federico-garcia-lorca-au-teatro-real-de-madrid

Compañeros, alguien ha ido a verla y nos puede dar su opinión? Es que tengo verdadera curiosidad...

Perdonar!! No había leído todas las reseñas.

Pregunté en su día por "El público" de Lorca a un gran amigo devoto tanto del teatro como de la ópera. Me respondió que las grandes obras del granadino eran "La casa de Bernarda Alba", "Bodas de sangre", "Yerma", "Doña Rosita la soltera"...(justamente las que a mí me gustan), pero que los snobs encumbran El público, sencillamente, porque nadie la entiende y es la "difícil" para las audiencias. Terreno fértil, sin duda, para dichos sectores y cómo no, para que Mortier encargara una ópera.

Ayer estuve en el Real. Tengo que decir que me aburrí mucho más con "EL Público" que con "The perfect American" y "Brokeback Mountain". En ellas, al menos, había una historia que seguir sobre el escenario. En esta ocasión, a los 10 minutos ya no me interesa nada lo que sucede? sobre el escenario y lo que dicen sobre el mismo. Puede haber expresiones más antioperísticas que "¿Y si me convirtiera en pez Luna? o "Amor de caracol saca tus cuernos al Sol" Lo "de matar al director de escena" me despertó un poco

La primera parte mal que bien la aguanté, la música tiene algún momento y el flamenco está bien introducido, pero acaba cansando (me recordó mucho al "De amore" del mismo Sotelo que había visto en La Zarzuela hace años). Además, el batiburrillo con la amplificación hace daño al oído y el sopranino gatuno-chillón te lo termina de horadar. La segunda parte fui un mero ente ausente que esperaba al final con ahínco y desesperación.

Y para los que ensalzan el "gran espectáculo teatral", a mí lado tenía un grupo de estudiantes de artes escénicas. Después del descanso, quedaron apenas dos.

Si al empezar mi afición a la lírica hubiera visto algo como esto, ahora tendría algo de dinero en el banco y más espacio en mi casa, sin duda.

Bueno, ese argumento contra "El Público" también podría aplicarse a "Poeta en Nueva York", que hay que descifrar verso a verso y es casi imposible de entender sin guía.

Cicuta, ¿no va al "Doctor Atomic" de Sevilla?

Hubo varios momentos en los que me dio la risa y pasé realmente un mal rato aguantándola. Uno fue éste. Otro fue cuando se pusieron a gritar ¡El biombo! ¡El biombo! y entraban y salían o cuando llamaban a Guillermina. Me puse a buscar en el programa de mano pero no aparecía, así que todavía no sé quién es.

La primera parte se me hizo interminable, la segunda la aguanté mejor porque duró la mitad. Pero en esta ocasión no salí con un cabreo monumental. La obra de la que parte es la que es y a unos les maravilla y a otros no. Pero al menos parece que todos se lo toman en serio y se ve que detrás hay trabajo. Así que al final, aunque no me gustó, no salí tan mal como de los Don Giovanni, Alceste o Cuentos. Ya se podían haber tomado igual de en serio transmitir la idea del autor y resaltar la obra en estos casos.

Aquí sí que hubiese sido la mar de innovador hacer una dramaturgia paralela.

El Público tiene poesía muy hermosa, como de Lorca, ahí es nada, pero escenificarla quizás sea un poco como si a alguien se le ocurre plantar sobre un escenario Prometheus Unbound o alguna de esas obras que son mucho más poesía que drama. Supongo que no es imposible, pero, en todo caso, seguro que se necesita un enorme talento y, de propina, también muchísima suerte. Humildemente, recomiendo no tomarse la poesía más o menos hermética como un crucigrama que hay que resolver. Muchas veces ni el mismo poeta sabe bien de qué fontana interior le salió tal o cual verso.

Es así.
Sólo que sí lo sabe, en el caso de Lorca.

Estuve en la función del viernes y llegué a la conclusión de que Sotelo debería revisar el segundo y casi todo el tercer cuadro (incluida el aria de Julieta, que la cantante lo abordó desde el chillido).

La obra comenzó bien, con garra, inspirada y con el flamenco bien encajado; pero fue llegar al cuadro del jardín y la chispa desapareció durante demasiados minutos (50 minutos muy duros). Después del descanso, los cuadros 4 y 5 volvieron a tener la fuerza del comienzo. Con una nueva versión, podría salirle algo más redondo, pero NUNCA sería la mejor ópera española, que ahí Falla o Bretón tienen mucho que decir.

El montaje, excepto el memorable cuadro cuarto, es entre anodino y socarrón... porque a mí, esos caballos me recordaban a Psicosis González, una famosa drag madrileña de finales de los noventa... y así, a ver quien es el guapo que no agunta la carcajada.

Las voces... un poco desastre. Bien los cantaores, con un "quejió" muy grato por parte de Arcángel.

Por último, no estoy de acuerdo con eso de que Lorca no es un dramaturgo sin importancia a nivel mundial. No voy a entrar en representaciones escénicas, sino en adaptaciones cinematográficas. He buscado en IMDB tanto a Lorca como a Lope y a Calderón: los resultados son de 73 a 31 - 31 (tanto L como C). Es cierto que es más difícil adaptar a los dos últimos, pero miren los resultados que arroja Shakespeare.