Tragedia lírica en dos actos de Vincenzo Bellini. Teatro Reggio de Turín. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Dirección musical: Maurizio Benini. Dirección de escena: Albero Fassini. Reposición de la puesta en escena: Vittorio Borrelli. Director del coro: Íñigo Sampil. Escenografía y vestuario: William Orlandi. Iluminación: Juan Manuel Guerra. Intérpretes principales: Daniela Schillaci, Sonia Ganassi, Sergio Escobar, Rubén Amoretti, Mireia Pintó, Vicenç Esteve Madrid y los niños Aitana e Iván Díaz Martínez. Con la colaboración de la Orquesta Joven de Andalucía. Lugar: Teatro de la Maestranza de Sevilla. Fecha: 6 de febrero de 2015. Aforo: Lleno.

Hace quince años decíamos que había valido la pena esperar un siglo para volver a ver programada Norma en un teatro de Sevilla y la verdad es que aquélla fue una velada de altísimo nivel de canto con nombres como los de Guleghina, Urmana, Margison y Prestia. Pasa el tiempo y su paso es a veces cruel en el recuerdo, porque en estos tres lustros hemos visto decaer el nivel artístico de las óperas del Maestranza, incluso en detalles como las espantosas traducciones del italiano que últimamente se nos ofrecen, realmente incomprensibles en muchas ocasiones.

Valga lo anterior de introito para valorar los elementos fundamentales de esta nueva Norma, un título siempre bienvenido por sus melancólicas melodías y por la explosión de canto que ofrece. El indiscutible triunfador fue sin lugar a dudas el director musical Maurizio Benini. Director de la vieja guardia de la ópera italiana, que sabe de canto, de lo que los cantantes necesitan y de lo que se les puede o no pedir, domina a la perfección el fraseo belcantista y sus códigos expresivos y retóricos. Ya desde una obertura muy marcial y briosa, desarrolló un versión basada en los acentos y en la nítida clarificación de los tempi, en general vivos, marcados y rápidos en los momentos más dramáticos, pero siempre respetando las necesidades de respiración y fraseo de las voces. Igualmente expresivos fueron sus acompañamientos mimosos y detallistas en los pasajes líricos, sin dejar caer nunca la tensión y estableciendo el justo equilibrio entre foso y canto. Fue especialmente cuidadoso en ralentizar sin exageraciones los pasajes de una Ganassi no muy sobrada de agilidades ni de fiato, permitiéndole cubrir su parte sin excesivos desfallecimientos.

Nos quedamos por la enfermedad de Meade sin escuchar una Norma cercana a lo escrito por Bellini, que pensaba para la ya madura sacerdotisa en una voz de peso en el centro y con facilidad tanto para los graves como para las agilidades. A cambio, lo que Daniela Schillaci ofrece es una voz de soprano más bien ligera, de escasa consistencia en la zona central, sin graves reconocibles y con brillo en la zona superior. Eso sí, siempre que cantase de mezzo-forte para arriba, porque en varias ocasiones se hizo claro que le costaba mucho atacar en piano las frases. Comenzó con frialdad su famosa Casta diva, a la que le faltó mayor morbidez en el fraseo y le sobró cortar tanto las frases por problemas de fiato. En su haber queda un fraseo muy intenso y emotivo, con momentos conmovedores como la plegaria final al padre. Ha sido una grata sorpresa la voz de Sergio Escobar, lírica y de poderosos medios, con metal en punta, magnífica proyección y fraseo lleno de bravura, aunque tiene aún sin resolver del todo el paso al agudo. A Ganassi le viene grande el papel de Adalgisa: la voz carece de brillo, no hay agilidad y el agudo es chillón. Correcto Amoretti y espléndidos Esteve y Pintó, al igual que el coro (algo destemplados los tenores al principio del Acto II).

Eficaz y bien iluminada la propuesta escénica, esquemática pero sin perjudicar a los cantantes.

Con este cast vocal y con una Ganassi que en los ùltimos tiempos va vocal y progresivamente en sentido descendente , no me extraña que el gran triunfador de la velada fuese el buen director Benini.
Benini dirigió magistralmente la reciente STUARDA liceística de hace un mes / mes y medio

Por cierto y con las NORMAs liceistas a punto de empezar ( mañana domingo ), deseando que el frio climatológico no haga estragos en los casts previstos

Pobres tiempos estos para que lo que se resalte de una Norma sea la dirección orquestal. No me malinterpreten: la gran música de Bellini, alabada por propios y ajenos, debe por supuesto contar con una dirección de altura; pero el carácter melódico y el fuste de la obra se fundamentan en las voces (por algo se llama "belcanto"). Ya no es que la Divina dejara el listón imposible (excepción hecha de Sutherland y Caballé), sino es que no existen sopranos capaces de llegar a algo que no sea la medianía.

No estoy de acuerdo. Vale que las Normas de Callas y Caballé son imposibles de superar, pero hoy tenemos a Sondra Radvanovsky que hace una Norma que se acerca mucho a lo que tenemos como Norma ideal. Si lo quiere comprobar acercase al Liceo y la va a ver. Yo la he visto en el ensayo, y es Norma.

Y la Meade, prevista inicialmente, también habría sido una muy buena Norma.

También es una buena Norma. Pero lo de Radvanovsky inigualable actualmente. Qué Norma!

Si logra dominar las agilidades y no lo canta todo en plan " verdiano ", estoy de acuerdo
Y supongo que Kunde, será un gran Pollione también

Las agilidades le salen, aunque no es Sutherland. Tiene mucho mérito que le salgan teniendo una voz con tan volumen. De lo que le he visto en el Liceo es lo mejor. Se nota que el director es Renato Palumbo, es una versión muy matizada tanto orquestralmente como vocalmente.

Kunde es un fenómeno. Las variaciones tanto en Meco all'altar di venere como en Me protegge no las había oído nunca. Fantástico.

Pues allí estaremos prox. miércoles; antes mañana lunes, con el 2º cast

Tampoco yo las había oído y lo acabo de hacer en el yutú. Me parece que no solamente las borda, sino que da todos los agudos posibles en los lugares precisos (los escritos y los que no). Me parece un tenor difícil de clasificar ya que, a lo que se ve, se atreve prácticamente con todo: papeles muy líricos, spintos y hasta dramáticos. Otra cosa a reseñar es un larga trayectoria profesional: va a cumplir sesenta y un años este febrero y lleva en los escenarios más de treinta y seis.

por una razón muy simple: son cosecha suya, como todas las variaciones que interpreta. él se las escribe. así difícilmente las ha podido oir antes...

Kunde no solo sabe cantar y francamente bien, sino que sabe y es también músico

Ya lo se que son cosecha suya... pero quiero decir que no había oído nunca un tenor haciendo variaciones en ese trozo (sean esas o otras). Kunde hace variaciones tambien en la repetición de la pira. Un fenómeno.

por norma, siempre que el director lo consiente, introduce variaciones propias en todas las cabalettas belcantistas. en Bellini hace una variante, y es que las introduce en la segunda estrofa del cantabile, interpretando la cabaletta sólo a una vuelta.
la sorpresa fue ese Trovador, donde se escribió unas levísimas variaciones en la Pira, seguramente entendiendo que la esencia del da capo es, con todo el sentido del mundo, el lucimiento de las agilidades y la coloratura, por muy Verdi que sea.

A pesar de haber ido al teatro con una nula receptividad como consecuencia de la cancelación de Angela Meade como protagonista y de haber estado a punto de revender mi entrada por el escaso interés que me suscitaba ver Norma sin una cantante capaz de defender este papel he de confesar que el resultado no ha sido tan nefasto como cabria esperar antes de haber entrado al teatro.

Daniela Schillaci no tiene voz para Norma, valga esta rotunda afirmación a modo de premisa inicial. A pesar de ello saca adelante el dificilisimo cometido con dignidad . Pero no es la voz que requiere el rol de la sacerdotisa con un centro ancho y unos graves holgados; una voz rotunda, con fuste y con empuje ademas de poseer suficiente desahogo en el registro agudo y capacitada para acometer las innumerables ornamentaciones escritas en toda la partitura. Por si no fuera suficiente con estas exigencias vocales la soprano que afronta el rol debe ser buena actriz para dar vida a la polifacética personalidad del personaje y a las contradicciones a las que se enfrenta en el desarrollo de la psique argumental. Atendiendo a la vertiente histrionica D. Schillaci no subraya todos los matices en la psicología de este complejo personaje mas que los que remarca la traición amorosa que le inflige el pichabrava de Pollione, dejando escapar otros como el de madre o el de sacerdotisa. La voz no posee un timbre particularmente grato ni una impostación muy ortodoxa, con una ligereza que a priori nos puede indicar que no es la mas indicada para este rol. Aun asi reitero mi mensaje de haber logrado sacar adelante el cometido habiendo aguantado la tarea hasta el final sin aparentar excesiva fatiga vocal.

Sergio Escobar era un tenor totalmente desconocido para mi hasta el comentario que Spinoza escribió en este mismo foro hace unos meses. Muy a tener en cuenta y a seguir este cantante al que le sobra voz a raudales, con un agudo squillante y campanudo, hermoso timbre, proyección y legato correcto pero fraseo desmañado y algo rudimentario en técnica vocal. En el aria de salida racaneo dos agudos y en la cabaletta escatimo la segunda parte desde el da capo.

Sonia Ganassi ha desmejorado vocalmente desde la ultima vez que le he visto, que diría que fue precisamente en este mismo papel, Adalgissa. La voz no luce mucho deterioro pero en los extremos luce agrietamientos. Aun así frasea con gusto y sigue teniendo clase obsequiándonos con una messa di voce en el arioso de entrada. En conjunto su Adalgissa sigue siendo estimable pero no tan notable como lo aprecie hace unos años.

La sustitución de Ulyanov por Amoretti ( burgalés a pesar del apellido y curiosamente un cantante que comenzó como tenor lírico) fue también otro motivo de enojo pero no fue tan insuficiente como cabria sospechar en un principio. Una voz noble y homogénea que lucio sin problema sobre el escenario.

Benini dirigió con brío y soltura la orquesta. Desde la obertura marco un ritmo enérgico y fogoso que mantuvo durante toda la representación, sin tapar lo mas mínimo a los cantantes, arropándolos en todo momento y manteniéndose con brillantez en un segundo plano en la ejecución de las largas melodías escritas en esta acertadisima partitura.

Una gran noche de ópera a pesar de la negativa predisposición con la asistí al teatro.