Función del martes 27.
Respecto a las voces, ya se ha dicho. Totalmente insuficientes. Esperaba más de las voces de Coote, que ha interpretado el papel en multitud de ocasiones, y de Schwartz, que con sus limitaciones me pareció más suficiente en Las Bodas. Eso sí, de quitarse el sombrero como actrices. ¿Suple esto la falta de voz? En mi opinión no. Compensa en parte, pero no suple. Pero la gran decepción fue Zapata.Tanto vocalmente como escénicamente. Me dio mucha pena, la verdad. No cantó ni una nota, y estuvo histriónico y excesivo. Al final de su escena principal fue aplaudido y abucheado. Es una pena que la bruja sea un papel generalmente tan maltratado.
Skovhus y Montague suficientemente bien. Copons y Rosique las mejores voces con diferencia. Muy bien. Bien los niños. Se dice que no es una ópera de voces. Discrepo. Todas las óperas son de voces. Y Hansel y Gretel es una joyita que se lo merece. Con la apariencia de una musiquita popular y pegadiza hace algo que a mí me parece de gran dificultad: hace que lo difícil parezca fácil.
En cuanto a la puesta en escena, llegamos al primer triunfador de la noche, Pelly. Me gustó mucho. Creo que es brillante y original, muy bien adaptada a nuestro tiempo, con una perfecta dirección de actores. Es un cuento con mensaje y moraleja, como son todos los cuentos. Por poner un pero, la solución del sueño "gastronómico" no me convenció. Desde la aparición del hombre de arena la obra se va adentrando en un mundo mágico que desemboca en lo que me parece el momento más maravilloso, la oración y el interludio del sueño con los angelitos, el duende del rocío es el punto final de este micromundo dentro de la obra. Siempre me lo he imaginado de una forma totalmente opuesta al mundo real, que es justamente lo que se trae al primer plano las pantallas con la fast-food. Es un tema de apreciación puramente personal.
Y finalmente, la orquesta y Diego García Rodríguez fueron los otros grandes triunfadores. Los interludios brillaron y a falta de voces, fue una delicia escuchar a la orquesta. Se llevaron los mayores aplausos y muchos bravos. Diego García dirige con brío y alegría y llevó muy bien a la orquesta
Bastantes niños en la función. Todos muy sanos gracias a Dios, no como los adultos, que dieron uno de los mayores recitales de toses que recuerdo.