Me ha tocado la última función de "Luisa Fernanda". Aquí van mis impresiones sobre la representación que ha terminado hace un rato, pues no me gusta que un título de la programación de Les Arts se quede sin su hilo correspondiente, aunque sea testimonial.

Tercera zarzuela en la historia de la sala principal de Les Arts, tras "La bruja" y "El rey que rabió", ha contado con un competente reparto en los cuatro papeles principales y un cuidado montaje escénico procedente del Real. El público ha respondido llenando el teatro (hasta el punto de que, según me han dicho, se han agotado las localidades), y también mostrando su conocimiento de la obra acompañando con tarareos a los intérpretes.

Han cantado José Bros (Javier. La voz parece haber perdido anchura y el agudo final de "De este apacible rincón de Madrid" le ha quedado algo "bailarín". Por lo demás, ha actuado con su habitual corrección, gusto y mesura). Isabel Rey (Carolina. Soprano valenciana de carrera ya dilatada que nunca había actuado en Les Arts. Ha dado una versión válida del personaje, vocal y escénicamente). Davinia Rodríguez no ha pasado de discreta en el papel protagonista. En general se han visto perjudicados por un montaje escénico que los situaba muy atrás. Ya sé que los produccioneros no me harán caso (no nos llevamos demasiado bien), pero me atrevería a proponerles una máxima: "Si los cantantes que actúan no son "cañones", no los pongas a cantar a 10 metros de la boca del escenario". Y añadiría: "Y si son "cañones", tampoco". Por lo demás, la producción se deja ver, aunque con exceso de sillas.

Y Plácido. Ni el timbre ni la densidad son de barítono. La extensión, quizá sí. Su voz, que aún conserva cierta belleza, su forma de cantar cálida y comunicativa, su saber estar, y sobre todo, su carisma, lo llevan a salir adelante una vez más. ¿Cómo? ¿Que esto es lo mismo que dije a propósito de sus Oreste, Atanael, Francesco Foscari y Simon? Pues sí, pero es justamente lo que pienso. No tengo a mano un "aplausómetro", pero me parece que la ovación que se le ha tributado hoy al final ha sido la mayor de todas las que ha obtenido en este teatro en su nueva etapa.

Muy bien, como siempre, la Orquesta. Bien la dirección de Bernácer, que ha obtenido un momento muy bello en la repetición del "Soldadito" por el Coro.

Calificación: Aprobado.

Está claro que el público zarzuelero es cantarín en todos los rincones del solar hispano. Como ya se sabe que si no se puede con el enemigo, lo mejor es unirse a él, yo propongo a los teatros que cuando programen zarzuela se ahorren el coro, y así juntamos el hambre con las ganas de comer: reducimos gastos por un lado, y a la vez permitimos que el orfeón patrio se desgañite a gusto.

Y ahora en serio: gracias por la crónica .

Hombre, Rupert: En la Zarzuela antes era costumbre durante los intermedios entre cuadros, bajar un telón con la letra del número más popular para que lo cantara el público, con la complicidad de la orquesta. Yo lo recuerdo en mi primera juventud, o más bien adolescencia (años 50) en "La Montería" con el "Hay que ver" y en "La Calesera" con "Yo no quiero querer a un chispero".

Ya que se ha abierto hilo propio. Copio aquí lo que escribí en el Pequeño hilo de crónicas sobre la función de Luisa Fernanda del día 9.

El Viernes estuve viendo la inmortal "Luisa Fernanda" en una Valencia radiante y con clima primaveral. Todo un placer escuchar la maravillosa música de Moreno Torroba con semejante orquestaza. Con todos los vaivenes, recortes y demás, lo cierto es que el nivel de la agrupación que ocupa el foso de Les Arts sigue siendo muy alto, a años luz de cualquier orquesta de territorio nacional y perfectamente homologable con las de los grandes teatros. Los valses y operetas de Strauss, Léhar o Kalman se ven realzados, porque siempre los interpretan la Filarmónica de Viena y similares. Cuando se escucha nuestra zarzuela con semejante nivel orquestal no tiene nada, pero nada que envidiar. Al contrario.

Eso sí, Jordi Bernácer deberá asumir que una cosa es dirigir sinfónico y otra, teatro lírico, donde hay que balancear y apiadarse un poco de los que se suben al escenario. Cuando se tiene una orquesta que suena mucho y bien, hay que cuidar en no tapar las voces y acompañar al canto.

Plácido Domingo está sin fiato y cada vez le quedan menos sonidos bellos, pero, en primer lugar, parecía que tenía un micrófono en la boca comparado con el resto del elenco. En segundo lugar, cuando uno lleva 25 años viéndole en escena y sabe, además, toda la tralla que lleva este hombre, es de admirar la energía con la que se mueve por el escenario, el entusiasmo y afinidad con el que canta la zarzuela y ese carisma perenne y eterno. Es otro concepto, es otra personalidad, que le permite brillar aún en nuestra edad de hojalata del canto.

No hace falta remontarse al siglo XX, don José Luis. Yo mismo, en el presente siglo, he podido cantar a todo pulmón en Los sobrinos del capitán Grant y en La corte de Faraón, pero una cosa es que se le haga un guiño a los espectadores para hacerles partícipes del espectáculo, y otra cosa es que el "respetable" público decida tomarse la iniciativa por su cuenta.

No es el de Vidal el peor papel de barítono que ha cantado el tenor madrileño. En Madrid, cuando lo interpretó en el 2006, no estuvo nada mal. No en vano el rol del señorial hacendado extremeño fue creado para un barítono de medios bastante líricos, pero magnífico intérprete, como el gran Emilio Sagi Barba, que lo estrenó en marzo de 1932 (justo el día que cumplía los 56 años). Desde luego bastante más adecuado aquí que en roles como Simon Boccanegra, Nabucco o Rigoletto...

¿que tal Davinia Rodríguez? Recuerdo a esta chica cantando un rol secundario en La Italiana en Argel en el Real hace unos años; aun jovencita tenía un vozarrón de cuidado, aunque muy ruda cantando (lo siento, no lo puedo explicar mejor)

Estuvo discreta en general. El papel no tiene arias (perdón, romanzas) ni escenas de lucimiento y prácticamente se limita a dos dúos e intervenciones sueltas. Donde más me gustó fue en el comienzo del dúo con Javier "Cállate, corazón".

A mí no me gustó nada. Emisión empotrada en la gola, articulación borrosísima, centro falseado, agudos abiertos y diálogos cargantes. Insoportable en el réspice que le suelta a la Duquesa en el penúltimo cuadro.