Ayer en el Real, una Caballé muy limitada físicamente y con grandes problemas de movilidad, recogió (y agradeció) el homenaje, así como las ovaciones del público madrileño en una velada en la que se proyectaron unos vídeos muy bien escogidos con señeras interpretaciones de la diva española, que dejaron muy claro porque ha sido una de las más grandes de la historia. Asimismo, se proyectaron salutaciones de Domingo, Carreras y Fleming.
Lo mejor que se escuchó ayer sobre las tablas de Teatro Real, aparte de las inalcanzables interpretaciones de Caballé, lo ofreció, lógicamente,
Mariella Devia en una escena de Bolena (con recitativo, pero sin cabaletta) un tanto reservona y ausente, pero impecablemente delineada y, sobre todo, en la grandiosa escena Final de Imogene de "Il Pirata" (precedida por el maravilloso preludio, que deberían escuchar atentamente los que afirman que Bellini no era un diestro orquestador). Ciertamente, faltó algo de intensidad dramática y entidad en centro y grave que pide el papel,además de algunas notas que acusan ya claro desgaste, pero la Devia mostró su altísimo nivel técnico, su dominio de la coloratura, de la colocación, del legato de suprema factura y unos ascensos, que han perdido algo de punta y squillo, pero aún brillantes y perfectamente resueltos. Además y fue un bellísimo detalle, siendo la cantante de mayor enjundia y trayectoria de las intervinientes, fue la única que saludó
genuflexa a la diva.
Esa incandescencia dramática que siempre le falta a la gran Mariella, la puso
Angeles Blancas en su escena final de Salomé. Muchas notas hirientes, abiertas, cercanas al grito, indudablemente, pero la sensualidad, la fuerza teatral, la personaldiad, fueron indiscutibles. Flojísima
Jessica Nuccio que sustituyó a última hora a Maria Agresta. La Nuccio cuenta con una vocecita de tiple de revista, minúscula, blanca y pobretona, además de cantar como si leyera la lista de la compra. Un tostón, y encima nos endiñó la segunda estrofa de "Addio del passato"...
Estimable
Ann Petersen en su liebestod, con un centro algo mate, pero agudos que ganan mucho brillo y bien proyectados. Buena voz la de Chirulova, pero le falta remate técnico y control sobre su instrumento. Eficaz la batuta de Pérez Sierra en bel canto y Verdi y más interesante la de Albiach en Strauss, Wagner y Puccini.